Sobre las 21 estatuas que fueron incautadas en la hacienda La Punta del empresario agrícola  Raúl Schüler Gatica (San Francisco de Mostazal)  en la Región de O’Higgins, que son obras de  arte o similares de diversa procedencia, como parques, plazas y cementerios públicos, el imputado reconoció en sus declaraciones ante los fiscales de Alta Complejidad de la Sexta Región, Fernanda Orpis y Jorge Escobar, que las había comprado habiendo gastado  una “brutalidad de dinero”.

Según el diario La Tercera, Schüler explicó ante los fiscales que “tenía  un proyecto de vida y una de mis maneras de sentirme realizado era dejar todo esto como herencia, encuentro que en este país destruyen todo, no hay memoria de nada. Yo quería conservar este patrimonio arquitectónico rural para el país”.

La declaración tiene 13 carillas y se prolngó por varias horas.

Señaló que en 1982 o 1983 le compró a los 36 herederos de la sucesión Pereira Lyon el terreno de La Punta: “Había allí una casa y parque de siete hectáreas «muy mal tenidos», con 450 hectáreas aproximadamente de ladera de cerro ”.

El empresario indicó, además, que las primeras compras de antigüedades para el parque las habría hecho en 1984 o 1985. “Las realicé en remates, pero comencé a conocer anticuarios que me vendían algunas cosas”, declaró. Uno de estos primeros comerciantes que conoció -en total nombra a 15 vendedores- fue el ‘Chico Mario’, en Valparaíso. Señaló que al parecer era de apellido Vidal y falleció hace cuatro meses. “Recuerdo que él me vendió la escultura que era conocida como ‘La señora sentada’ (‘La República’). Esta compra fue cerca de 2004 o 2005 (…) No tengo los cheques, pero fueron varios de $ 500 mil”, declaró ante los fiscales como consigna La Tercera.

Otro de sus proveedores fue “Valericio, un comerciante a quien le compré (…) una salcera. No sé cómo se llama (…) Él está vivo, su local está uno por medio con el local del ‘Chico Mario’, en la calle que da la calle O’Higgins en Valparaíso”.

En el barrio Franklin habría conocido a un anticuario quien hoy está fallecido y le habría comprado la escultura “La Quimera”, “que está en La Punta aproximadamente desde 1985”. Agregó que “hoy sigue su hijo, no recuerdo su nombre, está en el primer local del Parque Los Reyes”.

También en Los Reyes, señaló, conoció a Rubén Vergara. “Él es el gallo con el mejor gusto y talento que conozco, tiene las cosas más lindas que he visto (…) Le compré una escultura hace 10 o 12 años del Arcángel Gabriel matando al diablo (…) Cuando compraba no preguntaba por el origen de las especies”, indicó.

Al “señor Koni, de apellido Leau, o algo así”, que aseguró conoció en Los Reyes, le habría comprado un rewe o tótem que se llevó la policía: “Se lo compré hace un par de años y me dijo que no era antiguo (…) que lo había comprado en la IX Región en un remate”. Añadió que “también me vendió un adorno indígena que consiste en una especie de cuello con plumas que se llevó la policía (…) Me dijo que era antiguo y que cualquier museo lo podría querer (…) Nunca ha existido boleta en el mundo de las antigüedades”.

Schüler señaló que otro de sus presuntos vendedores era Alberto “Tito” Codecido, quien “me vendió la estatua de un niño que le faltaban los dedos, y me vendió la estatua que dicen que se la robaron en el  cerro Santa Lucía de Santiago. Diría que él me la ofreció. La compré hace cuatro o cinco años”. Señaló que por la confianza que le tiene a Tito, “nunca le pregunté por su procedencia y no supuse que tuviera una procedencia ilícita”. Detalló que, además, compró estatuas por 2 o 3 millones de pesos, que pagaba con cheques a los hermanos Pedro y Raúl Rojas.

El empresario explicó que “casi todas las cosas que se venden por anticuarios tuvieron dueños anteriores y eso no significa que tengan procedencia ilícita (…) A veces pregunto la procedencia, a veces lo considero innecesario. No hacía encargo de obras”. Schüler también dijo que “es un mercado establecido y no tenía por qué sospechar nada malo”.

En total, el empresario indicó que “tengo cerca de 100 estatuas. Es importante recalcar que las estatuas y el parque nunca los he mantenido oculto. De hecho, he permitido que se filmen películas, se hagan reportajes fotográficos y especializados en decoración en los cuales se han fotografiado muchas de mis estatuas, incluso algunas de las que han sido incautadas, lo que a mi juicio permite demostrar que nunca sospeché siquiera que tuviera una procedencia ilícita. Me imagino que si alguien supiera que tiene cosas robadas no las mostraría o no permitiría que se exhibieran públicamente como yo lo permití”, destaca el informe de La Tercera.

La hacienda de Schüler

La Hacienda «La Punta» forma parte de la historia de lo que se conoce como las «casas patronales de Chile». Está ubicado al norte de Rancagua en la comuna de San Francisco de Mostazal en la Región de O’Higgins, toma su nombre del cercano pueblo de La Punta, bautizado de esa forma en honor a una de las primeras haciendas de la Compañía de Jesús en Chile, cuyo origen se remonta a comienzos del Siglo XVII. Los jesuitas verdaderos terratenientes de la zona central, llegaron a poseer a finales del Siglo XVIII, las mayores extensiones de tierras del país. En 1750 la orden religiosa era dueña, entre otras propiedades, de la gran Hacienda de Graneros, con 14.000 hectáreas planas y 120.000 hectáreas de serranías, como publicó el diario Independencia de internet (Gentileza de Juan Iñiguez).

Con la expulsión de los jesuitas de Chile en 1767, las tierras se fueron reasignando y en general las grandes haciendas fueron particionadas en haciendas más pequeñas. Estas haciendas se convirtieron en el núcleo social más grande, dando paulatinamente a las grandes casas patronales, de las cuales La Punta es un hermoso testimonio.

Desde 1767 La Punta tuvo varias transformaciones y propietarios. A fines del Siglo XIX estaba en manos de Don Roberto Lyon y su esposa Doña Amelia Lynch.

Hacia 1890 deciden construir una casa a Alberto Cruz Montt a su socio Ricardo Larraín Bravo el diseño y construcción de la casa para el fundo. Cruz Montt era un famoso arquitecto de la época y diseñador de edificios tales como el Banco central y el Club de la Unión entre otros. Era reconocido por ser el mayor exponente de la arquitectura de estilo francés en nuestro país, a principios del Siglo XX.

Paralelamente decidieron la construcción de un parque de más de 10 hectáreas , por lo que contrataron al francés Jorge Dubois para su diseño y construcción. Dubois famoso paisajista había sido contratado en Francia por iniciativa del embajador chileno de aquellos tiempos, Luís Alberto Gana, para diseñar en nuestro país las 17 hectáreas del Parque Forestal de Santiago, los jardines del ex Congreso Nacional, y sólo los jardines de un par de fundos.

El resultado fue más que satisfactorio y todas las obras fueron con el parque y la casa entera levantada en adobe de 3.000 metros cuadrados, fueron entregadas hacia 1905.

A partir de la década de 1950 la propiedad que incluía la casa, el parque y 500 hectáreas quedó en manos de una sucesión de herederos y fue cayendo en el deterioro y abandono.

Esta propiedad fue adquirida por el empresario agrícola Raúl Schüler, el que en un trabajo de años se ha dedicado a restaurar la casona, la capilla, la casa de invierno y la pesebrera. Del mismo modo ha restaurado el parque, incluso aumentándolo en extensión, el que hoy día llega a las 40 hectáreas y es uno de los más hermosos de Chile.