Por Walter Krohne

Editor de Kradiario

Hasta cuando el Presidente Sebastián Piñera va a salir a defender lo indefendible como es el rechazo del Pacto de Migraciones o Pacto Marrakech que regula, ordena y hace “más limpia” las tareas de las mgiraciones en el mundo y que no es vinculante, es decir no obliga a ningún país a seguirlo al pie de la letra.

Toda la semana Piñera ha estado preocupado por un tema que quizá nunca le ha importado verdaderamente, tampoco lo ha tomado en serio o lo ha seguido de cerca como mandatario, pero esta semana ha hablado ya cuatro veces. Su decisión de rechazar este Pacto Internacional es uno de los grandes errores cometidos por su Gobierno que no lleva todavía un año de vida, junto con  «la metida de pata» de la  Araucanía, que, al parecer, «no se la pudo» con este estado de crisis que vive esta región tras no escoger a la mejores de su gente para entenderse con los mapuches. Fue otro fracaso de su gestión que también le va a costar muy caro.

Solamente se podría salvar su actual gestión con un potente desarrollo económico, que tampoco se ve con mucha claridad  a pesar de que jura y rejura que el crecimiento este año será de un 4 por ciento. Algunas cifras son positivas, pero otras no tanto. La devaluación de la moneda chilena sigue adelante frente al dólar y el euro, lo que significa que  la gente de la gran masa, la clase media y trabajadora, va a tener que pagar más para adquirir productos alimenticios importados. Y esto es lo importante en el sector económico, lograr un desarrollo pero que le llegue directamente a la gente más necesitada, a los jubilados por ejemplo. ¿Cree alguien a esta altura que va a ocurrir algo bueno, nuevo o novedoso en el tema de los ingresos de los chilenos?  ¿cree alguien que va a cambiar el sistema de jubilaciones a niveles aceptables para poder vivir decentemente y sin angustias? Con los entre 50.000 ($73) y 200.000 pesos (US$293) o menos que recibe mensualmente un sector importante de los jubilados no llegaremos muy lejos y no es mucho lo que el Gobierno estaría dispuesto a subir las pensiones en un sector que vive miserablemente y que disfraza una pobreza real en Chile.

Las esperanzas que levantó Piñera en la clase media se hacen agua tras el mal Gobierno de Michelle Bachelet, en el que no se hizo prácticamente nada de lo que se prometió (reforma tributaria, un fracaso; con la reforma de la Constitución paso poco o nada; Salud, cada vez peor; Jubilaciones a morir; o educación ahí, ahí nomás). El actual Gobierno cae siempre en lo mismo: las contradicciones van y vienen, aparte que no tiene un equipo significativo y de buen peso para asesorarlo en  cuestiones comunicacionales, técnicas o de derechos humanos. Desde ya el subsecretario del Interior Rodrigo Ubilla, al informar sobre el rechazo del Pacto de las Migraciones del Gobierno hace una semana, afirmó que «nuestra posición es clara: Nosotros decimos que la migración no es un derecho humano», lo que ha sido criticado no sólo en Chile sino también en el extranjero, en Europa en Alemania e igualmente por la mayoría de los ex ministros chilenos de relaciones exteriores. Decir algo así resulta una barbaridad verbal de proporciones.

No es posible que el Presidente hable en julio en las Naciones Unidas en Nueva York afirmando que apoya el nuevo Pacto Migratorio de Marrakech y cinco meses después declare todo lo contrario y lo rechaza. Y lo peor de todo, seguramente lo hace influenciado por algo o alguien que no se sabe o no se conoce, porque en ninguna de sus intervenciones de esta semana ha explicado con claridad  las razones para rechazar un trabajo que se ha venido haciendo durante meses y también años. «El Pacto de Migración de Marrakech contradice algunos de los principios y objetivos de nuestra política de migración, ordenada, segura y regular, que ya estamos aplicando».  ¿Pero qué política de migración señor mío, si el proyecto está aún en el Congreso?

Menos su canciller Roberto Ampuero, que al parecer le escriben lo que  debe decir,  afirmó:  “Chile no firmará nada que pueda llevar a nuestro país a una Corte Internacional de Justicia en el futuro”. Repitámoslo una vez más: El Pacto no es vinculante.

¿Hay fuerzas neofachistas que están influenciando la mente del Presidente?  y cuidado que no es el camino para Chile, que quede bien claro. Es una pregunta, no una afirmación porque todo lo que está pasando es muy raro. Hasta hace algunas semanas Chile era firmante partidario de este nuevo Pacto, tanto es así que una delegación parlamentaria viajó a Rabat para apoyar el macizo documento  y tuvo que regresar con “la cola entre las piernas” porque desde Chile las noticias eran contradictorias.

Sin embargo, si había antes una decisión de aprobar el Pacto, todo cambió súbitamente después que Pieñara viajó a Washington y fue recibido por el Presidente Donald Trump, ocasión en que le llevó de regalo una bandera estadounidense que tenía inserta en el centro una bandera chilena ¿estaría pensando en que Chile podría llegar a ser una nueva colonia de Estados Unidos o qué? (ver foto de portada).

Hace algunas semanas, muy poco antes del acuerdo de Marrakech, viajó también a Estados Unidos el canciller Ampuero y posteriormente se conoció la verdad total: Chile no entra en este Pacto internacional.

Juan Antonio Kast, de la extrema derecha chilena, quien parece estar ya  trabajando con el Presidente electo brasileño  Jair Bolsonaro (asume el 1 de enero) en torno al denominado movimiento Acción Republicana,  le envió a Piñera sus más calurosas felicitaciones por el paso que dio La Moneda en este “espinudo” tema mundial. Muy mal para Piñera porque, el saludo se hizo público en las redes sociales y todo el mundo se preguntó: ¿por qué Kast lo saluda tan efusivamente? ¿Qué está pasando?

Kast, que visitó a Bolsonaro en Brasil durante su campaña,  tiene todo el derecho de apoyar a Piñera, pero por qué difundir  en esa forma este apoyo tan efusivo. ¿Por qué la presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, quien igualmente viajó a Brasil a saludar a Bolsonaro (foto arriba), apoya férreamente también la decisión de Piñera? Kast recibió esta semana en Chile a Eduardo Bolsonaro, hijo del Presidente electo, a quien invitó a un encuentro del movimiento Acción Republicana.

Piñera hablando una vez  más este viernes para informar oficialmente  su decisión dijo que no apoyaba el ingreso de Chile a ese Pacto de Marrakech, pero que a cambio le tenía a los chilenos una buena noticia  como es haber  conseguido que la cumbre de la COP 25 (cambio climático y medio ambiente) se realice el próximo año en Santiago, en un año en que también este país será sede de la Cumbre de la Apec (en noviembre). Y lo dijo como si fuera un regalo de consuelo para  los chilenos para intentar así apaciguar las protestas y desilusiones  por el rechazo del pacto de las migraciones (es como si un papá le dice a su hijo: Te prohibo ir a la fiesta de fin de año pero te traje de regalo unos bombones). El poderoso Brasil renunció a ser sede de esta cumbre  por  una cuestión de los altos costos que Piñera está dispuesto a gastar. «Vamos a tener la responsabilidad de liderar y avanzar hacia un mejor control del cambio climático y calentamiento global, siguiendo los avances que se lograron en la COP 21 de Paris y COP 24 de Katowice (Polonia)», dijo el presidente. Para eso habría que cambiarle la mentalidad a su al parecer «ahora amigo» Donald Trump.

La vocería de Piñera es la cuarta de la semana, ya que el lunes  tuvo que salir en la tarde a precisar la posición del Gobierno tras los dichos matinales de su canciller Roberto Ampuero realizados por la mañana.

El Presidente Sebastián Piñera agradeció también esta semana el apoyo del ex-presidente Eduardo Frei a la decisión del Gobierno de restarse del Pacto Migratorio de la ONU, lo que desató el rechazo de parlamentarios de la Democracia Cristiana y otros sectores de la oposición.

Piñera dijo apreciar el apoyo de Frei, quien “entiende muy bien las responsabilidades de un Presidente, y en esto no hay que equivocarse. El Pacto de Marrakech incentiva la inmigración ilegal y reduce la soberanía del país” recalcó el Presidente.

Desde el partido de Frei, la Democracia Cristiana, el jefe de bancada, Matías Walker, el diputado Raúl Soto, y el senador Francisco Huenchumilla criticaron la postura del ex-mandatario.

Según lo citó el diaro “La Tercera”, Walker aseguró que Frei “tiene su opinión”, la que contrasta con la postura institucional del partido expresada en el proyecto de resolución en la Cámara. Además, dijo que “la declaración de nuestros ex cancilleres es de llamar al Gobierno a reconsiderar su decisión y, en definitiva, sumarse al pacto mundial para la migración, ordenada y regular”.

Por  otra parte, el  diputado Raúl Soto, separó las posturas de la DC y de Frei argumentando que el partido “hoy es oposición y él es gobierno”, dado que el ex presidente sigue siendo embajador en misión especial para el Asia-Pacífico. Creo que debe elegir, no podemos seguir tolerando este tipo de ambigüedades. Le hace un daño tremendo al partido. Asimismo  el senador Francisco Huenchumilla fue igualmente severo, asegurando que “yo hubiera esperado de un ex presidente de la República un poco más de prudencia”. Hasta ahora nadie ha justificado la declaración de Frei considerando que el ex Presidente debe mantener buenas relaciones con Piñera y el Gobierno para así  poder conservar el cargo millonario de embajador plenipotenciario de Chile en Asia para el cual fue nombrado por la Presidenta Michelle Bachelet en 2014 y que hoy cuenta con la confirmación del actual mandatario. Además recibe la jubilación como ex Presidente. Así son las cosas en Chile.

El Presidente Sebastián Piñera agradeció el apoyo del ex-presidente Eduardo Frei a la decisión del Gobierno de restarse del Pacto Migratorio de la ONU, lo que desató el rechazo de parlamentarios de la Democracia Cristiana y otros sectores de la oposición.

Piñera dijo apreciar el apoyo de Frei, quien “entiende muy bien las responsabilidades de un Presidente, y en esto no hay que equivocarse. El Pacto de Marrakech incentiva la inmigración ilegal y reduce la soberanía del país” recalcó el Presidente.

Desde el partido de Frei, la Democracia Cristiana, el jefe de bancada, Matías Walker, el diputado Raúl Soto, y el senador Francisco Huenchumilla criticaron la postura del ex-mandatario.

Según lo citó el diaro “La Tercera”, Walker aseguró que Frei “tiene su opinión”, la que contrasta con la postura institucional del partido expresada en el proyecto de resolución en la Cámara. Además, dijo que “la declaración de nuestros ex cancilleres es de llamar al Gobierno a reconsiderar su decisión y, en definitiva, sumarse al pacto mundial para la migración, ordenada y regular”.

El diputado Raúl Soto, por su parte, dijo que “uno esperaría una visión mucho más de estado de una persona como Frei y no que se deje llevar por las tentaciones de los populismos de ultra derecha”.

Asimismo, separó las posturas de la DC y de Frei argumentando que el partido “hoy es oposición y él es gobierno”, dado que el ex presidente es actualmente embajador en misión especial para el Asia-Pacífico.

“Creo que debe elegir, no podemos seguir tolerando este tipo de ambigüedades. Le hace un daño tremendo al partido”, agregó Soto.

En tanto, el senador Huenchumilla fue igualmente severo, asegurando que “yo hubiera esperado de un ex presidente de la República un poco más de prudencia”.

Eduardo Frei Ruiz-Tagle fue designado en abril de 2014 embajador plenipotenciario de Chile en Asia, por la presidenta Michelle Bachelet. Su misión: representar comercialmente al país en ese continente y Oceanía, mercados que abarcan a más de la mitad de la población mundial.

“Es una labor de Estado, no tiene por qué irse”, afirmó el presidente de la DC, Fuad Chahín.

En el entorno de Frei Ruiz-Tagle aseguran que él se siente muy cómodo con su rol como representante de Chile en la región Asia Pacífico. “Asia es por lejos el tema que hoy más lo apasiona”, dijo un cercano a Ciper (Centro de Investigación e Información Periodística) que pidió por Ley de Transparencia al Ministerio de Relaciones Exteriores el detalle de las actividades realizadas por el embajador Frei desde su nombramiento. Pero de ello no hay registro, al menos escrito: “El ex mandatario reportaba únicamente a la Presidencia, por cuanto dependía directamente de la Presidenta Michelle Bachelet”, se lee en la respuesta.

Sí hay registro, en cambio, de los montos involucrados en su labor diplomática «ad honorem». Entre enero de 2015 y diciembre de 2017, la gestión del ex mandatario en Asia implicó un gasto de $291 millones ($8.083.333 mensuales). Otros $357 millones fueron puestos a disposición del ex mandatario y corresponden al “Fondo de Profundización para la Inserción Económica en Asia”. Además Frei sigue recibiendo la jubilación como ex Presidente.