Por el equipo internacional de KRADIARIO
La conservadora Primera Ministra del Reino Unido Theresa May ya no sabe qué hacer y este jueves, dominada por su terquedad, regresó a Bruselas a casi suplicar ante la cumbre del Consejo Europeo (iniciada hoy por dos días) por un mejoramiento para el acuerdo de salida de su país de la Europa comunitaria, a pesar que la Canciller de Alemania Angela Merkel ya le anticipó anteayer que no habrá una nueva negociación sobre el denominado brexit.
En Bruselas su misión será buscar «garantías legales y políticas» sobre el mecanismo de seguridad para evitar una frontera en Irlanda del Norte, el principal escollo para aprobar en el Parlamento el acuerdo de divorcio con la EU.
«Los políticos de todos los bandos deben unirse y actuar en el interés nacional», dijo la mandataria conservadora en Downing Street (sede del Gobierno). May, que se vio obligada a aplazar la votación definitiva el último martes sobre el brexit, al constatar que la derrota era segura, tiene ahora que conseguir algún cambio, aunque sea «cosmético» en su acuerdo para sacarlo adelante como sea.
El martes último May aplazó la votación del acuerdo al que llegó con la Union Europea (UE) en Bruselas, pero como éste no parece bueno en muchos aspectos para Gran Bretaña, hay varios sectores internos, entre ellos también una parte de su partido Conservador que no está dispuesto a apoyarla. Esto fue lo que ocurrió el martes y por eso ella gestionó la suspensión de este trámite en la Cámara de los Comunes en Londres, lo que le significó un severo intento de censura a su papel de primera ministra de parte de su propio partido Conservador, aunque en la votación final de la llamada «moción de confianza» resultó nuevamente victoriosa y salvando “su pellejo” en el último minuto. El resultado dio que 200 diputados siguen confiando en Theresa May como líder del partido contra 117 que no la apoyan.
Tras reconocer el voto negativo de un tercio de su grupo parlamentario, May reiteró su compromiso de pedir este jueves a los líderes europeos «garantías adicionales» sobre el mecanismo de seguridad diseñado para evitar una frontera física en Irlanda del Norte, el punto más conflictivo del tratado.
Así viajó nuevamente a Bruselas a pesar que la UE ya ha advertido que el texto aprobado el pasado 25 de noviembre por los Veintisiete «no es renegociable», y lo único disponible son «aclaraciones» de su contenido.
Los críticos del plan de May, entre ellos el Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte -socios parlamentarios de los conservadores-, han señalado que quieren cambios sustanciales y no meros «retoques».
Así las cosas, aunque May ha logrado sobrevivir hasta el momento y prorrogar su mandato, la líder afronta aún serios obstáculos para que su acuerdo final de brexit sea aprobado en la Cámara de los Comunes, cuando lo presente antes del 21 de enero.
Si el plan es rechazado, el opositor Partido Laborista de Jeremy Corbyn ya ha indicado que planea presentar una moción de censura contra May, con vistas a forzar elecciones generales.
Corbyn confía en que, si el pacto es derrotado, esa moción de la oposición podría ser aprobada con el apoyo también del DUP y algunos conservadores.
El diputado Jacob Rees-Mogg, uno de los líderes de la facción euroescéptica de los «tories» (conservadores), estimó que el resultado de la moción de no confianza (117) es «terrible» para May, debido a que ahora le queda el trabajo de convencer a ese grupo de parlamentarios para que respalden el acuerdo en una votación que espera convocar antes del 21 de enero.
La UE se preapara para un brexit sin acuerdo

El punto más crítico del Brexit la frontera abierta entre la República de Irlanda y la región británica Irlanda del Norte.
«Una cosa está clara: que hay un problema con la ratificación del Acuerdo de Retirada en la Cámara de los Comunes y que el tiempo se acaba. Eso significa por supuesto que la probabilidad de un escenario de un brexit que termine sin acuerdo aumente de día en día. Si esto ocurre significaría que May ha fracasado y un final así será muy malo para las relaciones futuras y la confianza entre Europa y el Reino Unido.
En su carta de invitación para la cumbre que empieza este jueves en Bruselas, la última del año, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, comunicó sobre «la gravedad de la situación en el Reino Unido» y por eso incluyó en la agenda del encuentro un debate sobre «el estado de los preparativos para un escenario de no acuerdo». El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, explicará a los líderes las medidas de contingencia que se pondrán en marcha si al final se produce una ruptura brutal y Londres abandona la UE sin acuerdo de divorcio el 29 de marzo de 2019. Apenas quedan 107 días para que acabe la cuenta regresiva.
De momento, los líderes europeos respiran aliviados por la «victoria» de Theresa May frente a la moción de no confianza que le ha planteado el ala euroescéptica radical de su propio partido. «La Comisión no comenta la política interna británica», se dijo en Bruselas.
Pero los dirigentes de la UE tampoco se hacen ilusiones de que May -aunque haya sobrevivido al golpe de Estado de los suyos y tenga ahora más capital político- sea capaz de lograr que la Cámara de los Comunes ratifique a tiempo los papeles del divorcio, las 585 páginas del Tratado de Retirada. «Por parte británica hay una crisis política importante que pone en cuestión el liderazgo del Gobierno británico y del propio partido conservador», lamenta un diplomático europeo. El problema es que en el Parlamento británico «no hay mayoría para ningún modelo» de brexit ni tampoco hay un modelo alternativo, lo que dificulta encontrar soluciones.