Una obra de Pablo Neruda se menciona por estos días en Chile más que sus poemas de amor, sus odas y su «Canto General». Desde inicios de noviembre, uno de los textos del poeta del que más se habla del otro lado de los Andes es su libro de memorias. O, más bien, un par de párrafos de «Confieso que he vivido» (1974).

Un suceso relatado en esta obra ha cobrado nuevamente relevancia por estos días, luego de que la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de Chile propusiera cambiar el nombre del aeropuerto de Santiago por el del tercer latinoamericano en ganar un premio Nobel de Literatura.

«Queremos que cuando los extranjeros y turistas pisen suelo chileno, lo primero que vean sea el nombre del poeta Pablo Neruda», anunció la diputada Carolina Marzán (foto izquierda).

La iniciativa, sin embargo, generó protestas entre grupo feministas, quienes recordaron ciertos pasajes oscuros del pasado del poeta que, aunque se conocieron hace un par de años, ahora volvieron a generar titulares tanto dentro como fuera de Chile.

«A raíz de la propuesta del aeropuerto, han salido dos temas fundamentales: por una parte, la violación que él mismo cuenta en sus memorias y, lo otro, es la relación con su única hija, Malva Marina», explica a BBC Mundo Fernando Sáez, secretario ejecutivo de la Fundación Pablo Neruda.

De acuerdo con el dirigente, la propuesta de algunos diputados por renombrar la terminal aérea dio paso a «enemistades» contra el poeta que, opina, realmente ocultan un «recelo» por su militancia en el Partido Comunista.

«Es la derecha más dura la que ejerce un poder para tratar de demeritar su imagen», considera.