Por Walter Krohne

La última crisis en la Araucanía está aún al rojo vivo con la  muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanco, que se recordó hoy en gran parte de Chile justamente al  conmemorarse el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU.  Es un hecho triste y muy lamentable que está allí en la mente de muchos que han sufrido la discriminación y la violencia física por ataques, que  en el fondo, han sido  promovidos directa o indirectamente  por el mismo Estado.

Sin embargo a pesar de haber transcurrido solo días o semanas de ese  nuevo  enfrentamiento con los mapuches, al margen de las mentiras de parte de la policía uniformada chilena,  el Gobierno de Sebastián Piñera se ha enredado este lunes en un nuevo tema polémico como es el asunto de las migraciones a nivel mundial.

En la cumbre de Marrakech (Marruecos) 150 países firmaron este lunes el Pacto Mundial de la ONU para la Migración que busca mitigar sus efectos y proteger a las personas.

Chile no estuvo entre los firmantes y  tanto  el Presidente como el subsecretario del Interior y el ministro de Relaciones Exteriores entregaron  razones confusas o poco claras para explicar la decisión que se había tomado en La Moneda.

Algunos sectores se sorprendieron y comentaron que al parecer  al Gobierno chileno se le habría quizá “traspapelado”  el importante encuentro ya sea desde la misma Cancillería o de La Moneda porque ciertamente  nadie dijo nada, ni siquiera el embajador chileno en Marruecos, Alex Geiger, y en ningún momento hubo preocupación seria o interés por analizar a fondo el acuerdo.

Sólo se dijo desde La Moneda este lunes (cuando la reunión en Marruecos ya había comenzado)  que el Gobierno no había podido llegar a un acuerdo en la reunión del Gabinete de los lunes sobre el apoyo al pacto migratorio de la ONU.  ¿Un trabajo hecho muy a última hora? O ¿consejos políticos errados recibidos por el Presidente? o ¿una estrategia política para buscar acercamiento  a sectores de más extrema derecha en Chile como la UDI  o con países como Estados Unidos, Polonia, Hungría, Australia, Hungría, Israel,  Estonia, Lituania y otros que tampoco firmaron el nuevo Pacto?

Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurrió en las altas esferas del Gobierno.

El Presidente de Evopoli, Hernán  Larraín Matte (oficialista) explicó que «hubiera sido importante en esta materia tener mayor anticipación para conocer cuál iba a ser en definitiva la posición del Gobierno, de la Cancillería y en definitiva una articulación con nuestros parlamentarios, creemos que debe ser más bien un aprendizaje para que esto no vuelva a repetirse». No obstante, indicó que «entendemos que detrás de la decisión del Gobierno hay una complejidad importante en términos de derecho internacional y de los compromisos y efectos jurídicos que generaban para Chile la decisión de firmar este convenio». «Mi impresión es que en lo fundamental faltó anticipación y creo que eso hubiera permitido no enfrentarse a una decisión de esta naturaleza tan sobre la marcha», precisó Larraín Matte. UDI y RN apoyan la decisión del Gobierno

Estados Unidos fue el primero en decir “NO” y el comunicado de la Casa Blanca  dejó bien en claro la ya conocida opinión antimultilaterialista de Donald Trump: . «El Pacto es un esfuerzo de las Naciones Unidas para promover la gobernanza global a expensas del derecho soberano de los Estados de administrar sus sistemas de inmigración», afirmó la Casa Blanca en un comunicado.

Curioso, muy curioso, porque algo  similar dijo el Presidente Sebastián Piñera  desde Santiago de Chile: El Pacto de la ONU «contradice algunos de los principios y objetivos» de la política de migración del Gobierno, porque  aunque el Pacto de Marrakech, «no es legalmente vinculante, sus objetivos y su contenido incentivan la migración irregular, establece nuevos deberes para el Estado de Chile, restringen nuestra soberanía y puede perjudicar a nuestro país en eventuales juicios internacionales».

Y es curioso también porque hace algunos meses Piñera había manifestado abiertamente su apoyo al Pacto Migratorio Mundial.

Se vislumbra ya en el escenario político que esta  decisión oficialista dará todavía mucho que hablar en Chile hasta el 19 de diciembre cuando el documento final de Marruecos sea sometido a votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La única delegación chilena que estuvo presente en Marruecos es la enviada por el Congreso Nacional, compuesta por los  senadores Manuel José Ossandón (RN), Ximena Órdenes (IND Pro PPD) y la diputada Andrea Parra (PPD). El Parlamento chileno se comprometió a respaldar las acciones propuestas por el organismo multilateral.

El desorden es aún mucho mayor porque la senadora Órdenes confirmó que ellos se enteraron al aterrizar en Santiago de regreso desde el país africano sobre la determinación del Gobierno de no firmar el Pacto, y aseguró que ellos sí lo suscribieron. «Me parece que es muy poco serio que el Gobierno no haya señalado una postura clara. Nosotros estuvimos los días 6 y 7 (de este mes) en Rabat, esto es reciente, y efectivamente no había ningún tipo de información gubernamental que señalara algún reparo al Pacto o alguna observación, cosa que también se puede hacer», sostuvo la senadora.  El senador Ossandón aseguró  que «había una tremenda discusión sobre el tema dentro del Gobierno».

La senadora Ordenes agregó que el embajador de Chile en Marruecos, Alex Geiger,»no hizo ningún reparo» al documento  y tampoco nadie del Gobierno les señaló «alguna observación» ni les comunicó la decisión de La Moneda de no firmarlo.

Sin embargo, el Presidente Piñera reiteró este lunes el compromiso de su gobierno con el «respeto y la protección de los Derechos Humanos de todos, incluyendo los migrantes, en todo tiempo, lugar y circunstancia

En la oposición se lamentó el camino decidido por el Gobierno en este asunto. “Es una decisión lamentable e inentendible. Pone a nuestro país en dudosa compañía», aseguró el presidente del PPD y ex canciller Heraldo Muñoz, quien agregó que  «el Gobierno contribuye así a erosionar el multilateralismo que ha sido tan importante para Chile».

El  ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero,  respondió a Muñoz diciendo que “nadie puede decir que Chile está en contra del multilateralismo y la defensa de los DD.HH. Esta es una defensa permanente del Estado, el Gobierno y esta cancillería. Cualquier persona es libre de salir de su país, tienen el derecho a hacerlo, pero cada país tiene el derecho y es soberano de fijar sus propias reglas de migración»

Otra de los rostros opositores también salió con una posición fuertemente beligerante. Es la del ex ministro de Relaciones Exteriores y actual senador, José Miguel Insulza, quien expresó: «La pregunta que nos hacemos es por qué el Gobierno no consultó esto con nadie». «¿Qué pasó con la política exterior de Estado? Estamos muy molestos, estamos en desacuerdo con lo que se ha hecho», añadió el ex canciller, quien aseguró que se encuentra «absolutamente perplejo» por una medida que consideró «completamente arbitraria y populista».

Como ellos, el también ex ministro de RR.EE. Ignacio Walker calificó la decisión como «desconcertante y profundamente equivocada». «¿Hasta qué punto fue una decisión sustantiva, basada en el estudio de este pacto sobre migración, o hasta qué punto pudo haber tenido un fin político comunicacional para ganar algún terreno en el campo de la opinión pública sobre un tema que es altamente sensible?», planteó a Emol. com. «Llevamos años discutiendo este pacto, hace seis meses que está disponible y en forma sorpresiva, antes de la firma, el Gobierno de Chile decide no concurrir, sumándose a un conjunto de países que están comprometidos con una actitud xenófoba, fuertemente ideológica y beligerante contra las migraciones».

Esto parece que recién está comenzando. Hasta ahora conocemos el inicio pero aún no el final, final.

La incesante migración de millones de personas se ha convertido en uno de los problemas mundiales más graves y más difíciles de resolver. Mientras más se investigan, se estudian y se exponen las causas de las migraciones, más parecen alejarse las soluciones de fondo que pueden coadyuvar a su solución. Pobreza, desigualdad, corrupción y mitos religiosos son el caldo de cultivo para que los ciudadanos de la mitad del mundo emprendan el camino a otras naciones, escribió este lunes el diario La Jornada de México.