Por Martín Poblete

(con aportes de la Redacción Central)
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Las encuestas pronosticaban caídas de la votación de los principales partidos pero sin precipitar cambios sustanciales en la Región española de Andalucía donde tras las elecciones llena de sorpresas celebradas él último domingo,  llega ahora también al Parlamento regional,  y por primera vez,  la extrema derecha, con VOX, cuadro político que se está repitiendo  «peligrosamente» desde hace algún tiempo  en el resto de la Unión Europea (UE). Una vez más, las encuestas se equivocaron, la caída en la votación del Partido Socialista Español PSOE y del Partido Popular  PP que fue drástica como  igualmente con el surgimiento de una opción de ultraderecha.
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Con una participación del 58,6% del padrón y el 99,92% de los votos escrutados,  la líder regional Susana Díaz, la «Susanísima» para sus partidarios y «Susanilla» para sus detractores, no contemplaba el cierre de un ciclo  en gran medida precipitado por la corrupción en las administraciones de sus antecesores, los caciques políticos Chávez y Griñán , a esta fecha imputados ante tribunales.  Susana Díaz Pacheco ​ es una política española,  secretaria general de la federación andaluza del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)  y actual presidenta de la Junta de Andalucía.
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Los resultados electorales en Andalucía han sido la peor de las pesadillas para Susana Díaz, la principal perdedora de los comicios. Es el mejor ejemplo de un o una política , que roza la gloria con los dedos, pero que año y medio después, su historia acaba en gran tragedia.

 

Los 33 escaños conseguidos por el PSOE ni siquiera se los planteaban los más pesimistas de Ferraz: todo lo que estuviera por debajo de los 40 asientos constituía una catástrofe sin paliativos. El resultado es una hecatombe y Susana Díaz, por ello, debería haber presentado su dimisión. Máxime cuando, por situaciones similares, fue lo que exigió a Pedro Sánchez, hoy presidente del Gobierno español. Por su parte,  el Partido Popular tampoco pudo aprovechar la caída de su eterno rival, pues sufrió considerable merma en la votación con pérdida de diputados; de todas maneras, se mantiene como segunda fuerza en Andalucía, su líder Juan Manuel «Juanma» Moreno deberá negociar una coalición de gobierno con Ciudadanos y … VOX.

De los partidos grandes, solo Ciudadanos puede cantar victoria, al aumentar su votación pasando de nueve a veintidós diputados, ello explica las anchas sonrisas de Albert Rivera y la jerezana Inés Arrimadas.

VOX, fundado por el político de extrema derecha Santiago Abascal, durante el segundo gobierno de José María Aznar,  ha pasado de un grupo estrictamente marginal notorio por su peregrinación al Valle de los Caídos a conmemorar el natalicio del dictador Francisco Franco, a la gran novedad de estas elecciones autonómicas, con implicaciones inmediatas para los andaluces, y proyecciones de futuro próximo para todos los españoles.   De arañar 18.422 votos el 2015, pasó a 400.000 el 2018; de grupúsculo sin representación en el Parlamento autonómico, irrumpió en la escena con doce diputados que podrían ser decisivos a la hora de gobernar.

Abascal es acompañado por Javier Ortega en la secretaría general; Víctor Sánchez del Real como jefe electoral, protagonizó un incidente en Gibraltar dónde, perseguido por la policía inglesa, debió escapar a nado para alcanzar aguas territoriales españolas, describió la campaña andaluza en pintoresco lenguaje: «Cargábamos micrófonos en la trasera de una furgoneta»; y  Rocío Monasterio, encargada de ideología, notoria por algunas expresiones repetidas en su discurso de victoria: «Gracias a las Fuerzas Armadas, son garantía de España»,  «PODEMOS es un partido avejentado prematuramente, mutación de jóvenes bárbaros en pequeño burgueses».

La cúpula dirigente de VOX está compuesta por católicos.  Todos los mitines de VOX empiezan con un sonoro «Viva España !», coreado por los asistentes;  los expertos políticos españoles lo describen  como una organización nacionalpopulista, en todo caso y para que cada uno pueda formarse su propia opinión, aquí van algunas de las principales definiciones programáticas : Eliminar las comunidades autonómicas, consideran a España un estado unitario; Deportación de inmigrantes ilegales, los «sin papeles»; Freno al Islam, deportación de los fundamentalistas; Eximir de impuesto a la renta a quienes ganan menos de doce mil euros anuales, tasa fija de 20% hasta los sesenta mil  euros,  bajar el impuesto a las utilidades de las empresas al 20%, eliminar la tributación de los pensionados;  Derogar la Ley de Memoria Histórica; Proteger la tauromaquia definida como «patrimonio cultural e histórico de España»; Derogar la ley de aborto; Derogar la ley de violencia de género; Derogar el matrimonio de homosexuales;  Terminar con la discriminación al hombre; Reforma del Tratado con la Unión Europea;  Revisar convenios con el Banco Central Europeo; Rechazo al ingreso de Turquía a la UE.

Sin duda, VOX está en la corriente de grupos de extrema derecha que han irrumpido en toda Europa. Sin embargo, también tiene connotaciones indudablemente españolas extremas vinculando sus ideas con las del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera; además de aspectos del integrismo español del fundador del Opus Dei, Monseñor José María Escrivá de Balaguer.   Queda por verse si este grupo, por años en las lejanas márgenes del sistema, consigue reunir suficiente apoyo para constituirse en protagonista del devenir mas cercano.

Después de tanto tiempo creyéndonos inmunes a la amenaza de la extrema derecha, Andalucía —la comunidad socialista por antonomasia—, nos ha propinado una bofetada en la cara. No somos invulnerables: ya estamos contagiados. Con un agravante: el virus se ha propagado con una rapidez inusual.

Se acabó mirar por encima del hombro a Francia, Polonia, Hungría, EEUU, Alemania o Reino Unido. España ya forma parte de los países europeos en los que la derecha más extrema, con su discurso xenófobo, clasista y populista tiene capacidad para decidir sobre un Gobierno. Ha empezado por Andalucía, pero que nadie dude que la ponzoñosa mancha de aceite se extenderá en las elecciones municipales y autonómicas del próximo mayo. Y llegará al Congreso de los Diputados, como comentó el diario Huffpost.

La izquierda ha quedado tocada y hundida en Andalucía. Y ni siquiera la buena campaña de Teresa Rodríguez ha impedido la debacle. Lo peor para Adelante Andalucía es que la pérdida de casi 400.000 votos y tres escaños les deja en una situación de intrascendencia.

Todo lo contrario que VOX. Pese a ser el partido que menos escaños consigue es, sin duda, el gran vencedor de la elección. Su victoria intensifica las alarmas que ya empezaron a sonar. En realidad, la extrema derecha llevaba 36 años votando en Andalucía, pero lo hacía escogiendo la papeleta del PP. Lo que cambia ahora es que la extrema derecha se ha independizado y su discurso xenófobo, populista y reaccionario camina solo, orgulloso y con la cabeza alta. Como los Trump, Bolsonaro o Le Pen. Por primera vez, VOX obtiene representación parlamentaria, con hasta 12 escaños en la cámara autonómica. Tras el vuelco electoral de la izquierda a la derecha, es la principal novedad. El partido, en boca de todos desde hace semanas, logra por primera vez representación parlamentaria y la coyuntura podría ser favorable en los próximos meses, cuando se celebran elecciones municipales, autonómicas en 13 comunidades y europeas agrega Huffpost.

«Hemos llegado para quedarnos», dijo por su parte Francisco Serrano, exjuez y cabeza de cartel por VOX.

«Algunos se reían de nosotros, pero nunca tiramos la toalla. Porque ninguno de vosotros tirasteis la toalla, hoy estamos aquí todos», dijo por su parte Santiago Abascal, líder nacional de VOX  en referencia a los «400.000 votantes».

El PSOE ha tenido un agujero de votos y, visto el volumen y los datos de participación, es razonable asumir que una parte importante de su fuerza electoral se ha quedado en casa, aunque otros probablemente se han ido a Ciudadanos, que duplica con creces su resultado previo.

Moreno, ¿nuevo presidente?

Si Susana Díaz es la principal perdedora, Moreno del PP es desde el último domingo un candidato viable a la Junta de Andalucía. A pesar de haber obtenido un resultado muy bajo, de 26 diputados. La  todavía presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha comparecido ante los suyos con cara de circunstancias reconociendo el mal resultado, pero rápidamente ha hecho un «llamamiento» a las «fuerzas constitucionalistas» para que digan si quieren sumar sus votos a los de VOX.

«Que cada uno diga qué es lo que quiere» y si es «vincular sus votos a la extrema derecha o impedir que la extrema derecha entre con contundencia a ser la llave del Gobierno de Andalucía».

Díaz no aclaró si ese frente antiVOX se traducirá en pedir la investidura para ella misma, como líder del partido más votado, o incluiría una abstención del PSOE ante un pacto PP-Cs sin VOX. «En nombre de Unidos Podemos, alerta antifascista», dijo por su parte Pablo Iglesias, para quién es necesario crear un cordón sanitario contra VOX.

PSOE ha cosechado 33 diputados, 14 menos que en 2015, los peores resultados de toda su historia. Le siguen el PP con 26,  Ciudadanos, con 21, creciendo 12 respecto a 2015. Vox obtiene 12. El candidato del PP, Juanma Moreno, ha calificado de «histórica» la jornada electoral. «Andalucía quiere cambios y, por tanto, va a tener cambios», ha dicho antes de anunciar su candidatura a la presidencia de la Junta.

Díaz no tiene opciones. No suma mayoría absoluta ni con Adelante Andalucía, la coalición de Podemos e IU, y tampoco con Ciudadanos, con quien llegó a un acuerdo en 2015 roto sólo al final de esta legislatura.