Por Walter Krohne

Parece que todo lo que se haga en Chile en torno a tratar de mejorar la operatibilidad de Carabineros resulta completamente inútil porque al parecer el “bicho de la mentira” y de la violencia en el actuar, por ejemplo nuevamente en la Araucanía, sigue igual o peor que antes.

Carabineros se ha convertido en el principal escollo en el tratamiento o enfrentamiento de las acciones violentas o delictuales en una de las regiones de Chile más vulnerables, peligrosas y difíciles.

La policía uniformada chilena origina violencia adicional a la violencia que ya existe en la región afectada y se expone a que su nivel de aprobación baje completamente al suelo si, además de la utilización de las armas y vehículos capaces de arrasar con todo lo que está en pie en la superficie de la tierra, miente, miente y desorienta con sus mentiras a toda la comunidad. Hasta hoy no sabemos si el disparo que mató al comunero salió de un arma de la policía uniformada o fue una “bala loca” disparada por un poblador en actitud de protesta o un violentista.

No sabemos y es necesario que los chilenos sepamos la verdad. Se nos ha dicho por ejemplo que la filmación de los incidente del jueves y viernes fue  eliminada o botada a la basura. Sin embargo, la versión policial se contradice al señalar después que estos hechos simplemente jamás se filmaron.  ¿Cómo puede ocurrir esto cuando Carabineros en este tipo de casos registra absolutamente todo para luego hallar a los verdaderos culpables o responsables al menos? Esto hace pensar que el disparo mortal habría salido del arma de un carabinero y no lo quieren reconocer y por eso se destruyeron o escondieron las supuestas filmaciones.

Hoy hablamos de un nuevo Comando Jungla de Carabineros que habría sido entrenado en Colombia para el combate de fuerzas guerrilleras como lo hicieron en ese país con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que era casi un verdadero Ejército (y en una mínima parte sigue activo como fuerza rebelde) o contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN), otro monstruo histórico del militarismo fuera de la Ley. ¿No será todo esto una tremenda exageración como es utilizar metódos antiguerrilleros en la Araucanía  frente a grupo rebeldes que se dedican mayormente a llamar la atención, a delinquir y a hacer destrozos para expresar toda su ira. Estamos hablando de la región más pobre de Chile, con menos nivel de educación, con problemas económicos y sociales gravisimos, con fuerte desempleo,  como lo ha señalado el ministro de Planificación Social Alfredo Moreno al asumir su cargo.

Quiza no se haya puesto en un mismo nivel la existencia de una violencia que no necesariamente debería combatirse con más violencia  porque necesariamente la una, la policíal, incrementará a la segunda, la de los agitadores o delincuentes (la violencia trae siempre más violencia)

 Y asi en este círculo nos damos vuelta desde hace años. Con Piñera había esperanzas en este sentido, pero ahora vemos que la falla o los errores que se cometieron en la Araucanía en otros Gobiernos se repiten también en este.

Quizá uno de los pocos en Chile que sepa o entienda al pueblo mapuche es el senador de origen mapuche Francisco Huenchumilla, quien el viernes también preguntó : “¿por qué yo debería creerle a Carabineros?, eso no es una pregunta mía, es de la ciudadanía, de la gente de La Araucanía. Después de la Operación Huracán, que fue un montaje, la credibilidad de la policía quedó en cero, entonces hoy día, ¿por qué debería creerse la versión de Carabineros?”.

Tantos años  luchando y siempre las autoridades tropiezan con la misma piedra. Ahora es el Comando Jungla y antes fue el fiasco de la Operación Huracán. Las consecuencias están a al vista, el enfrentamiento de la última semana fue casi bélico, sin necesidad de enfrentar una situación de violencia con más violencia. En este sentido la policía uniformada ha aprendido poco y no se ha sacado nada en limpio cambiando el alto mando de esta institución, porque lo que hay que cambiar es la mentalidad de la policía y también la de los asesores del Gobierno en esta materia.  Nuevamente el diáologo parece ser el mejor camino.