Kradiario-Psicología

Por Jessika Krohne

www.psicologiaglobal.cl

El amor es una construcción cultural y cada período histórico ha desarrollado una concepción diferente de éste como también de los vínculos que deben o no existir entre el matrimonio, el amor y el sexo.

Podríamos definir al amor romántico como una manifestación de atracción física y personal entre dos personas, como la afinidad compartida por dos individuos, también podríamos decir que el amor es un sentimiento que comparten dos personas aleatorias que se encuentran y se conocen. Ese amor como lo definimos y conocemos hoy, no siempre ha tenido cabida en los matrimonios anteriores.

La forma de vida predominante hasta el siglo XVIII no era la familia en el sentido que tiene hoy día, sino la convivencia de la familia extensa como comunidad económica. Su deber supremo era asegurar la existencia y mantener la sucesión de las generaciones. Bajo estas condiciones, poco espacio quedaba para preferencias, sentimientos o motivos personales. La elección de la pareja y el matrimonio se decidían más bien por razones económicas. Poco interesaba la compatibilidad individual de los futuros esposos, la unión se realizaba por otros motivos. El amor no era relevante en esa época. Los matrimonios se formaban por otros intereses.

En la transición hacia la sociedad moderna, empezó, como demuestra la investigación socio-histórica, un cambio profundo referente a la familia y matrimonio, donde los sentimientos y el amor empezaron a tener protagonismo en una unión. Seguía siendo relevante la familia extensa, asegurar las generaciones para adelante y la procreación, pero también se le daba importancia al amor.

En la postmodernidad, las parejas se eligen por voluntad propia. La familia extensa ya no es tan relevante. Dos individuos se enamoran teniendo cada uno su propia historia y aspiraciones personales. Se juntan y forman su familia nuclear estando convencidos de querer estar con la persona que eligieron. Cada uno viene con ideas, valores y objetivos preestablecidos y eso puede facilitar o dificultar la unión.

Hoy la elección es más libre, pero sigue siendo muy compleja, debido a todas las posibilidades que se le presenta a una pareja. Ya no se trata de una relación tradicional, donde él trabaja y ella se queda en la casa cuidando a los niños que pueden llegar. En la actualidad, ambos tienen aspiraciones profesionales y personales y la decisión de tener hijos queda en segundo plano. Esa gran cantidad de posibilidades ha traído dificultades en los matrimonios de la postmodernidad lo que muchas veces termina en separación o divorcio.

Una consejería matrimonial o terapia de pareja es una muy buena opción para guiar a las parejas cuando sienten estar pasando por una crisis, ya que puede ayudar a centrarlos nuevamente en un objetivo de vida común.