Una empresa de Wisconsin decidió que el viejo pascuero o Papa Noel (más bien parece satanás…ver foto izquierda) trajera de regalo este año un revólver a cada uno de sus 16 empleados, destacaron medios de comunicación locales. Sin duda esto ha tenido un fuerte impacto en una comunidad que ha recibido con extrañeza la noticia, especialmente en un país que se ve afectado por un debate nacional por la tenencia de armas de fuego que provoca miles de muertes todos los años.
Al ser consultado el propietario de la empresa Benshot, Ben Wolfgram, declaró que «el regalo es una forma de promover la seguridad personal».
«Creo que será muy bueno tener a todo nuestro personal armado», declaró el propietario de la firma fundada junto a su padre en 2015 en en la villa de Hortonville, ubicada a 160 kilómetros al noroeste de Milwaukee, principal ciudad de Wisconsin.
No en vano, el fuerte de BenShot es la producción de artículos de vidrio como jarras y vasos que tienen incrustada una bala y su principal eslogan es «Bebe como un luchador».
«Nuestro equipo es pequeño y todos se conocen bien», dijo Wolfgram para argumentar que entre ellos no habrá violencia, aunque trabajan allí varios veteranos militares. Wisconsin tiene ya antecedentes recientes de episodios de violencia con armas de fuego, cuando un empleado de una empresa de programas informáticos de la ciudad de Middleton hirió de bala hace dos meses a cuatro compañeros de trabajo y fue abatido por agentes de la policía.
Como condición para recibir el revólver, todos los empleados de estos vasos «a prueba de bala» tienen que superar un examen de seguridad en el manejo de armas de fuego, inclusive los veteranos.
Descontrol en la tenencia de armas en EE UU
El número anual de asesinatos en Estados Unidos equivale a un promedio de 93 por día y 222 personas sobreviven después de quedar heridas por un disparo. El número de armas en poder de los civiles suman 310 millones, lo que representa que de cada diez ciudadanos nueve están armados.
La abundancia de armas en poder de los ciudadanos genera niveles de violencia en Estados Unidos muy superiores a las de otros países desarrollados. Entre 2009 y 2016 se produjeron 156 tiroteos masivos, que se reconocen como tal cuando en un evento mueren más de cuatro personas.
En esos ataques fueron asesinadas 848 personas. Eso significa que cada año hay 22 tiroteos masivos en los que son asesinados 121 ciudadanos. Del total de los asesinatos el 54 % está relacionado con la violencia intrafamiliar.
El 63 % de estos asesinatos se da en la vivienda particular y en el 42 % de los casos el atacante tenía antecedentes de persona peligrosa. El 34 % de quienes dispararon no podían portar armas. Es evidente que los controles no funcionan (fuentes oficiales).
Los altos niveles de violencia y las matanzas en Estados Unidos no provocan reacción alguna en los políticos, sobre todo de los republicanos, y tampoco del presidente Trump. Cuando pronuncia su discurso se encamina a minimizar el problema.
En el Congreso de Estados Unidos, los lobbies armamentistas que defienden la industria de las armas tienen un gran poder. Pregonan como un principio sagrado de la libertad individual, el poseer las armas que se quiera.
Las batallas de las organizaciones ciudadanas y de los políticos que luchan por prohibir la compra indiscriminada de rifles de asalto siempre fracasan. La industria de las armas hace valer su poder.
Nada hay en el horizonte que permita pensar que esta situación va a cambiar. La sociedad estadounidense se acostumbró ya a esos niveles de asesinatos y matanzas que forman parte de su realidad cotidiana.