Por el Equipo de Kradiario

No se trató de un cambio normal  o simple que cada año se hace en el alto mando del  Ejército de Chile. Esta vez la decisión, que fue  conocida el viernes,  fue mucho más profunda porque en la práctica se trató de una “limpieza” en el cuadro de generales tras los distintos escándalos conocidos en esta rama de las Fuerzas Armadas como fue el “milicogate” y recientemente el caso de la “agencia de viajes” o el denominado fraude del Fondo de Ayuda Mutua del Ejército con 600 militares supuestamente implicados. Casi el 46% del alto mando -21 generales-  fue pasado a retiro (el año pasado 2017 fueron 11 y en 2016 sólo seis ).

Tras los últimos años ya daba la impresión que dentro de las filas del Ejército, en el Alto Mando como también en Carabineros, se había desarrollado una especie de costumbre o tendencia aceptada o vicios por parte de algunos altos oficiales para beneficiarse económicamente en el marco de las actividades que les correspondían realizar, como en las misiones que cumplían algunos de ellos en el extranjero.

Todo esto estaba al margen del pasado que tuvieron las Fuerzas Armadas, y principalmente el Ejército tras inmiscuirse en la política nacional con el golpe y la dictadura militar de Pinochet, durante la cual no sólo hubo aprovechamientos económicos sino graves atentados muy graves contra los derechos humanos que llevó a prisión a muchos oficiales y suboficiales, creándose con este propósito el penal de Punta Peuco que sigue activo. Uno de los puntos más graves que hoy se discute es el financiamiento de las FF AA con el 10 por ciento de las ganancias anuales que le proporciona el cobre a Chile. Tampoco, nunca se logró explicar el enriquecimiento ilícito de Pinochet y su familia (caso Banco Riggs y propiedades de Cema Chile)

El mismo comandante en Jefe del Ejército, General de División Ricardo Martínez Menanteau (izquierda), lo reconoció  ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados: «A nadie le cabe duda que a partir del Tacnazo de 1969, pasando por el asesinato del General Schneider, la participación de los militares en el gobierno de Salvador Allende, el 11 de septiembre, el asesinato del General Prats,  la participación de los militares en su función normal y en la de orden público, lo que significó el «nunca más», el fraude o «milicogate»,  y todo lo que ha significado el devenir de los últimos 50 años, obviamente que ha afectado al Ejército.  Dicha reflexión permitirá sacar las conclusiones y experiencias que nos faculten afrontar el futuro de manera mucho más concreta y mucho más confiable.»

Este análisis permitió entrar en una nueva etapa,  lográndose así con voluntad y decisión política el impulso de parte de La Moneda  a lo que nunca se había logrado en un gobierno anterior tras la recuperación de la democracia, lo que significa un nuevo comienzo en la complicada relación histórica político-militar, y no sólo frente al  Ejército sino también con el resto de las Fuerzas Armadas. Ojalá que esto alcance también a Carabineros involucrado en un fraude de proporciones que ya alcanza a los 30.000 millones de pesos, al menos allí también se reestructuró el alto mando.

El Presidente Sebastián Piñera demostró así que en Chile había  un solo comandante en jefe que era el Presidente de la República y es él quien tiene el mando de la nación y de las Fuerzas Armadas. En esta movida jugó también un papel decisivo como gestor civil el ministro de defensa,  Alberto Espina.

Sin embargo, el  anunció oficial coincidió el viernes con la condena a tres años de prisión  del  ex-Comandante en Jefe del Ejército, admirado y querido por muchos políticos especialmente en el tiempo de los gobiernos concertacionistas. Fue un fallo en primera instancia que el afectado apelará ante la instancia superior. El argumento de la condena se sustenta en un  grado menor de encubrimiento en torno a ejecuciones sumarias, perpetradas por la llamada «caravana de la muerte» al mando del hoy ya fallecido General Sergio Arellano  en el recinto del Regimiento Arica del cual Cheyre era teniente en los años inmediatamente después del golpe militar y ayudante de Órdenes, del Comandante Coronel Alejandro Lapostol.

Los mandos

Después del comandante en jefe del Ejército, cargo que actualmente desempeña el general Ricardo Martínez, sigue  el cuerpo de generales, de división y de brigada, que lo secundan y dirigen los diferentes departamentos y reparticiones de la institución. Todos ellos conforman el Alto Mando. Su número varía. Tras el descabezamiento del último fin de semana la propuesta de Martínez que fue aceptada reduce el número de generales, de 46 a 43 (incluido el obispo castrense).

El del viernes ha sido descrito como  un verdadero sismo en el Ejército en el marco de una decisión no solo drástica, sino también inédita y se le considera el mayor reordenamiento del Alto Mando del Ejército desde el retorno de la Democracia, en 1990.

Esta vez, la determinación se tomó luego que el gobierno le exigiera a Martínez un “análisis exhaustivo” de la oficialidad, para evitar que los nuevos generales pudieran estar involucrados en posibles irregularidades.

El pasado 16 de octubre, de hecho, el general (R) John Griffiths (izquierda), en ese entonces segunda autoridad del Ejército, renunció a la institución militar tras ser procesado por eventual fraude al Fisco por la ministra Romy Rutherford, quien indaga diferentes aristas producto de la mala utilización de recursos públicos, ya sea en equipamiento, comisiones de servicio y viajes, entre otras.

Antes el escenario fue empañado con  sucesos registrados en la Escuela Militar ligados a un nuevo homenaje al condenado Brigadier Miguel Krassnoff (ex agente de la DINA de Pinochet), actualmente preso en Punta Peuco por graves violaciones a los derechos humanos, protagonizado por su hijo el coronel Miguel Krassnoff Bassa, hoy en retiro. En esta ocasión el Ejército tomó la decisión de dar de baja también al  director de la Escuela Militar, el coronel Germán Villarroel.

Ahora, el nuevo segundo al mando, como jefe del Estado Mayor, es el general de división Schafik Nazal, secundado por el general de brigada Pablo Müller. Griffiths se encuentra actualmente en libertad condicioonal.

Análisis de Kradiario

Una vez conocida la nueva planilla de generales, el ministro de Defensa, Alberto Espina, señaló que “los principios que el comandante en jefe ha seguido (para la designación) son los correctos. Disciplina, lealtad y cariño por Chile (…) Frente a cualquier hecho que en el futuro ponga en duda lo anterior, se harán los análisis correspondientes y se tomarán las medidas que sean pertinentes”.

El analista de Kradiario, Martín Poblete, comentó que con “la legitimidad y autoridad”  el Presidente Sebastián Piñera pasó a retiro a veintiuno de los cuarenta y seis generales del anterior Alto Mando del Ejército; al nombrar solo dieciocho nuevos cargos en la nueva estructura, Piñera dejó al Ejército con cuarenta y tres generales, de los cuales veintitrés tienen mando directo de fuerzas, una excelente relación respecto a la totalidad del generalato, que  “se compara favorablemente con cualesquiera de los ejércitos de la OTAN”.

Entre otros asuntos notables del nuevo Alto Mando, está el reemplazo del Comando de Institutos Militares, por un Comando de Educación y Doctrina; se trata de modernizar aspectos claves de la formación de oficiales y suboficiales?  o de un mero cambio en la nomenclatura?  Sería conveniente tener claridad también en este asunto, destacó Poblete.

El objetivo actual es la necesidad urgente de modernizar el Ejército y tener los más altos estándares de eficiencia, de profesionalismo y de rectitud.

Los generales confirmados y los nuevos, según aseguran las máximas autoridades del país, no estarían, hasta donde se sabe ni implicado en irregularidades financieras o administratiovas en la institución,  ni son requeridos por la justicia ni tienen vinculación con casos de violaciones de derechos humanos.

600 militares imputados por la justicia

Entretanto se ha dicho que casi 600 militares pueden ser imputados por el denominado fraude del Fondo de Ayuda Mutua del Ejército que investiga la Fiscalía Regional de Aysén.

El fiscal Carlos Palma investiga un eventual fraude al Fisco en el mencionado fondo que operó hasta el 2006 en la institución militar a través de pago por contrataciones a honorarios, viáticos adulterados y comisiones de servicios no efectuados.

“En calidad de imputados efectivamente eran 109 personas inicialmente, pero tenemos un marco de 584 personas que son los beneficiarios del fondo de ayuda mutua que podrían tener la calidad de imputados, además de oficiales y ex oficiales del Ejército que podrían haber participado de la toma de decisión y de la implementación de estas medidas para desviar fondos fiscales”, detalló el fiscal Palma, como informó “La Tercera”.

“Hoy día, con los antecedentes que tenemos, esto supera los 3.000 millones de pesos pero es un monto que va a variar, sin duda, a propósito del término de la investigación y de ir afinando las aristas en cuanto al fraude al Fisco propiamente tal”, agregó.

El monto es superior al detectado inicialmente por la Contraloría que lo había cifrado en solo 660 millones de pesos.

Las reacciones

Desde alessandristas, derechistas en general, hasta freístas, laguistas y bacheletistas aplaudieron el cambio del alto mando del Ejército, pero no los comunistas. El diputado PC Hugo Gutiérrez declaró: «Es difícil creerle a un Ejército que se transformó en una organización sediciosa».

La Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticosa (AFEP), se apartó esta vez de la extrema izquierda y su presidenta Alicia Lira dijo «valoro el hecho por toda la corrupción y por la responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos, pero por experiencia propia no me da confianza cuando un comandante en jefe o un ministro de defensa dice que no hay involucrados en el tema».