Por Jessika Krohne
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La etapa del nido vacío se define como una sensación general de soledad que los padres u otros tutores pueden sentir cuando uno o más de sus hijos abandonan el hogar. Esta etapa debería ser considerada una etapa mucho más positiva para la pareja, sin embargo los medios de prensa y las redes sociales la describen como una etapa de amargura, llenos de tristeza, soledad y desamparo, ya que se van del hogar personas que han sido centrales en la vida de sus padres.
Por otro lado, estos progenitores ahora pueden sentirse más libre y con mucho más tiempo para estar con la pareja. Pueden dedicarle más espacio a los quehaceres que les gusta y no estar pendientes de los hijos. Pero cuando se habla de nido vacío no se menciona el mayor tiempo que existe ahora, e incluso el dinero que podría sobrar para hacer cosas recreativas que antes no se podía hacer por destinar la mayor cantidad a los hijos.
Está claro que esta etapa que normalmente transita entre los 52 y los 65 años de edad es de muchos cambios en el ámbito familiar y conlleva diversos duelos, pero también es necesario ver el lado positivo y las oportunidades que se generan en esta etapa. Es cierto que hay que despedirse del hogar compuesto por padres e hijos, pero eso no significa que los hijos van a desaparecer de las vidas de estas personas, claramente la relación va a ser diferente e incluso puede mejorar.
Uno se despide de una vida, donde los niños han cumplido un rol totalmente protagónico en la familia y en la vida de la pareja, donde la mayor cantidad de tiempo la vida y el tiempo ha girado en torno a estos hijos, quedando la pareja en segundo plano, pero esta nueva etapa genera una nueva oportunidad para redescubrirse en otros aspectos y redefinir la vida de la pareja.
Es sabido que el nido vacío puede conllevar una importante crisis de pareja, ya que ahora la pareja se encuentra sola en un espacio y de alguna manera está obligada a interactuar y si la vida de pareja se ha centrado en los niños, puede surgir un problema importante, ya que las personas que se encuentran con el nido vacío no son los mismos que conocieron hace veinte años. Eso puede conllevar una importante conflicto dentro del matrimonio. Es por eso que muchas veces ocurre que los niños se van, la pareja se mira y se desconoce, ya que a lo largo de los años le dieron importancia a muchísimos temas menos a la vida en pareja. Por eso es tan esencial cultivar la relación y dejarse espacios en pareja. Es importante mantener una rutina con la pareja y dedicar por lo menos dos días al mes a ellos, ya sea dentro o fuera del hogar para hacer cosas en pareja.
El nido vacío no deja ser un concepto angustiante, pero es importante darle otra connotación a esto. Si bien éste coincide con los últimos años de vida laboral o incluso se está delante de una jubilación, se puede ver este momento de una forma mucho más positiva: una jubilación puede significar otras muchas oportunidades para realizar diferentes actividades en la vida.
En resumen se puede decir que la etapa del nido vacío puede contener múltiples posibilidades para reencontrarse como persona, reinventarse en distintas actividades y descubrirse sentimentalmente con la persona que se ha compartido hogar por mucho tiempo. Si una persona se bloquea en esa etapa, una terapia psicológica puede ayudar a descubrir las fortalezas de uno, trabajar el autoconcepto y a crear objetivos de vida. Como pareja también es importante adquirir herramientas para mejorar la comunicación, la vida afectiva e íntima y los espacios recreativos.