Por Roberto Pizarro
Resulta inaceptable el homenaje, realizado en la Escuela Militar, al ex agente de la DINA, Miguel Krassnoff, y a otros oficiales violadores de derechos humanos. En presencia del Comandante en Jefe del Ejército, Ricardo Martínez, el mismo hijo de Krassnoff ofreció el discurso principal, destacando “la lealtad” y “hombría” del director y subdirector de la Escuela al permitir homenajear al brigadier que “cumplió con lo que la patria le ordenó”.
El acto de homenaje a Krassnoff (A la derecha en la cárcel) confirma que los militares no han experimentado cambio alguno durante “la transición” y pone de manifiesto que conservan intacta su ideología pinochetista.
El acto no resulta tan sorprendente. Porque los civiles han sido complacientes con el poder militar. Los gobiernos de la Concertación no se atrevieron a modificar el absurdo financiamiento de las Fuerzas Armadas mediante la ley reservada del cobre; no prohibieron la utilización de las fotografías de Pinochet y el almirante Merino en los recintos militares; no intervinieron la enseñanza de los jóvenes cadetes, para educarlos en la protección de los derechos humanos.
Las autoridades civiles en general, y los gobiernos de la Concertación en particular, han sido de un vergonzante servilismo frente al poder militar. Los ministros de defensa, en vez de ejercer su autoridad sobre los mandos militares, se han comportado como sus subordinados. La misma presidenta Bachelet daba una mala señal a la sociedad al marchar orgullosa, a paso militar, frente a las formaciones armadas.
Así las cosas, no es posible hacer conciencia en la ciudadanía que los militares se deben a los civiles. Y tampoco se logra hacer claridad en las Fuerzas Armadas que le deben lealtad y subordinación al poder civil.: a las instituciones del Estado, al gobierno, al poder judicial y al parlamento.
¿Por qué el ejército muestra precisamente ahora, de forma semi-pública, su reconocimiento a los violadores de derechos humanos? Y ¿por qué lo hacen trascender a la sociedad?
Esta es una consecuencia directa del apabullante éxito electoral de Jair Bolsonaro en Brasil. Su triunfo los ha entusiasmado. Les ha abierto el apetito.
El candidato derechista Bolsonaro, cuyo triunfo presidencial es inminente, es parte de un nuevo proyecto militar en el Brasil. Según el editor del Ámbito Financiero, Marcelo Falak, el discurso de Bolsonaro se inscribe en ese proyecto: la defensa de la dictadura militar de 1964-1985, su apología a la tortura, el conservadurismo valórico y su propuesta de condecorar a los policías que maten delincuentes. Y, también, es parte de ello el neoliberalismo
Según información entregada a Ámbito Financiero por una alta autoridad de las Fuerzas Armadas brasileñas, desde hace ya cuatro años los militares vienen elaborando un programa para instalar a Bolsonaro como candidato presidencial. Se trata de una estrategia de los altos mandos para tener un presidente propio, encargado de imponer lo que denominan una las Fuerzas Armadas “nueva democracia”. Esta consiste en un programa político ultraconservador y uno económico ultraliberal, con una participación activa de los militares en la vida política y con la misión de erradicar todo vestigio de izquierda en el país.
También resulta preocupante que, después del triunfo de Bolsonaro, se informa desde Uruguay, en el diario El País, que el presidente del Círculo Militar, Carlos Silva Valiente, cuestiona la democracia en ese país. Señala que la “búsqueda de desaparecidos es un gastadero de plata y un curro” y que el gobierno “hostiga a los militares”. Destaca Silva que no hubo dictadura en Uruguay, y que el gobierno militar obedeció a un “un vacío de poder, culpa de los políticos que no supieron manejar la situación”.
Estas coincidentes iniciativas en Chile y Uruguay, después de los resultados electorales de Brasil son en extremo preocupantes. Sobre todo, porque hace algunas décadas atrás se inauguró en Sudamérica un ciclo político de derecha, encabezado por militares.
En efecto, a partir del golpe del general Humberto Castelo Branco, que derrocó al presidente Goulart en 1964, se generalizaron atroces regímenes militares represivos en Sudamérica: Onganía en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia, Pinochet en Chile, Bordaberry en Uruguay y, por cierto, se consolidó la opresión de Strossner en Paraguay. Y, la operación cóndor destinada a aniquilar a la militancia de izquierda y sindical en la región, fue su expresión más dramática.
Un vuelco antidemocrático se repetirá en nuestro país si no se pone en su lugar a los militares. Ello exige, por supuesto, su subordinación efectiva al poder civil, lo que requiere firmeza de las instituciones republicanas. Pero sobre todo se precisa desplazar la actividad política desde las cúpulas hacia la organización y participación ciudadana. Sólo una sociedad civil empoderada puede poner freno a eventuales aventuras militares y desafiar los peligros que se avecinan.
*Economista, con estudios de posgrado en la Universidad de Sussex (Reino Unido). Other News
Medidas adoptadas
El general de División Miguel Alfonso Bellet informó este lunes que el Ejército tomó la decisión de dar de baja al director de la Escuela Militar, el coronel Germán Villarroel, tras el eventual homenaje al ex agente de la DINA Miguel Krassnoff Martchenko (que está en prisión tras ser condenado por múltiples delitos de lesa humanidad).
«El Ejército ha resuelto las siguientes acciones a adoptar respecto a los oficiales superiores involucrados directamente en tal hecho, teniendo en consideración las responsabilidades de mando e individuales en cuanto a faltas a la disciplina que derivaron en un gravísimo daño provocado a nuestra institución», dijo Bellet. «Respecto del coronel Germán Villarroel Opazo, director de la Escuela Militar, debe hacer entrega de inmediato del mando del instituto (la Escuela Militar) y dar curso a su renuncia al empleo.
A su vez, el solicitó al Ejército antecedentes del homenaje a Miguel Krassnoff realizado en la Escuela Militar.
Sin embargo el Ejército desmintió que se haya realizado un homaneje a Krassnoff y asegura que el hijo del brigadier (r) le dedicó palabras «fuera del espíritu» en una actividad deportiva en la Escuela Militar.
Junto con ello, el mando militar decidió apartar de la institución al hijo del condenado y encarcelado Krassnoff y supuesto organizador del «acto», coronel Miguel Krassnoff Bassa, de la institución, luego de emitir un discurso en el que hablaba a favor de su padre durante el último sábado. «Para nosotros es tremendamente importante que nuestros padres que dieron la cara y dieron la vida por Chile y su familia estén siempre en el corazón de todos ustedes, así como están en el de nosotros», dijo el hijo de Krassnoff en un discurso.
Tras conocerse el hecho el ministro de Defensa, Alberto Espina (izquierda), ordenó una investigación y manifestó que los hechos ocurridos en la Escuela Militar son inaceptables. Asimismo puntualizó, «Los recintos militares como ningún espacio administrado por el Estado, puede ser utilizado para realizar actos a condenados por la justicia por crímenes». Durante esta jornada desde el Ejército reiteraron que si bien la actividad se desarrolló con el fin de promover una iniciativa deportiva, de camaradería y de reencuentro entre ex alumnos, el director de la Escuela Militar descuidó ese día su responsabilidad de mando al no discernir y prever el riesgo y repercusiones que podrían resultar como efecto de esta actividad.
«Las conductas sancionadas anteriormente descritas, por una parte, responden a la no aplicación correcta del principio de control de las actividades del instituto en organización de esta actividad en particular con lo que afectó gravemente a la institución, y por otra, a la misión pública de opiniones y juicios de valor personales en una actividad realizada en la Escuela Militar, lo que es absolutamente contrario, a la doctrina del Ejército conocida ampliamente por la totalidad del personal especialmente por los oficiales de la más alta graduación», complementó el general Bellet.
El ex uniformado permanece en el penal de Punta Peuco condenado por diversos delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar, entre los años 1974 y 1976 principalmente.
Por Mario López M.
Cambio 21
Un impropio e inaceptable ceremonia se realizó en la Escuela Militar de nuestro país, en la cual se homenajeó a ex oficiales condenados por delitos de violaciones a los derechos humanos en dictadura.
Ello violenta a las víctimas, al ordenamiento jurídico nacional y a los principios más elementales de la democracia.
En el homenaje participó Miguel Krassnoff Bassa, hijo del ex militar chileno y agente de la DINA, calificando el homenaje como un “gesto de valentía y hombría que tanto falta en el país“.
“Quiero agradecerles profundamente el cariño, la lealtad y la hombría que han tenido el señor director de la escuela (…) y con la aprobación de todos ustedes, de poder acordarse de los soldados que no todos se acuerdan”, comenzó en su discurso Miguel Krassnoff Basas.
“Para nosotros es tremendamente importante que nuestros padres que dieron la cara y dieron la vida por Chile y su familia estén siempre en el corazón de todos ustedes, así como están en el de nosotros.
“Por eso para nosotros es tremendamente importante que se hayan acordado de ellos. Y son gotas de vida, que hoy día esos mismos soldados que les tocó combatir, y que dieron el aire que respiramos hoy día en nuestra querida patria, ustedes no los han olvidado».
“Así que eternamente agradecido y comprometido con cada uno de ustedes por este gesto de valentía y de hombría que hoy día tanto falta en nuestro país, así que muchas gracias”, concluyó Krassnoff hijo.
Krassnoff Martchenko se encuentra recluido en el penal Punta Peuco y condenado a más de 600 años de cárcel por múltiples crímenes de lesa humanidad, con más de 91 casos de detenidos desaparecidos o ejecutados de su autoría.
La última pena que recibió fue la dictada en agosto de este año por la Corte Suprema, luego que condenara a 24 ex agentes de la DINA por el secuestro y desaparición de Jorge Arturo Grez Aburto, detenido desaparecido desde el 23 de mayo de 1974, en el marco de la “Operación Colombo”.
El Comandante en Jefe de la Institución, el ministro de Defensa y el propio Sebastián Piñera, le deben una explicación al país y la adopción de las medidas que correspondan a esta verdadera apología a criminales de lesa humanidad por el Ejército de Chile.