El ex arzobispo de La Serena, Francisco José Cox, quien pertenece al Movimiento de Schönstatt fue expulsado por el Papa Francisco de la Iglesia Católica por los numerosos abusos sexuales que pesan en su contra en Chile y en Alemania. La decisión papal fue conocida este sábado en Roma durante la visita que realizara el Presidente chileno Sebastián Piñera al Santo Padre en el Vaticano (Leer en Kradiario esta semana sobre los delitos de Cox). Igualmente fue expulsado el ex obispo emérito de Iquique, Marco Antonio Órdenes Fernández.
A través de un comunicado -firmado por el padre Juan Pablo Catoggio y el padre Fernando Baeza- la institución de Schönstatt dijo recibir esta noticia «con mucha vergüenza por el daño ocasionado a las víctimas» y expresaron su solidaridad con ellas como publicó emol.com.
«Apoyamos irrestrictamente esta decisión en justicia y verdad, por el bien de toda la Iglesia», añadieron en el texto y aseguraron que colaborarán con la justicia «en todo lo que sea pertinente». En ese sentido, indicaron que solicitarán «una evaluación médica para determinar si es posible el retorno de Francisco José Cox a Chile».
Actualmente el cuestionado presbítero se encuentra en una casa en Alemania, específicamente en la localidad de Vallendar, a la que -según informaron desde la institución- fue derivado en 2002 con el fin de que se dedicara a una «vida de silencio, oración y penitencia» tras ser acusado de conductas «inapropiadas» en la arquidiócesis de La Serena.
El padre Roberto Navarro, también perteneciente a Schoenstatt, se sumó a las palabras emitidas por la institución y explicó que para él el tema era especialmente sensible debido a su cercanía con Cox. «Yo lo conozco personalmente (…) él me ordenó sacerdote a mí hace 20 años, entonces para mí esto no es indiferente», declaró el religioso a Radio María.
Además dijo que, más allá del dolor y la vergüenza que sentía por lo ocurrido, esto debía servirle a la Iglesia Católica para avanzar: «Esto que el Santo Padre ha hecho es una medida fuerte, una medida que quizás muchos la estábamos esperando, sin embargo, tiene que mostrarnos un camino que nos invite a mirar hacia adelante, de cómo las cosas tienen que ser hechas y me refiero en el sentido de poder vivir realmente un sacerdocio profundo»