Por Enrique Fernández

El “Trauco”, siniestro personaje acusado de robar la virginidad a cuanta joven encuentra a su paso en los bosques de Chiloé, halló por fin un abogado defensor: el músico, compositor y poeta Dante Olivares.

Los cargos que enfrenta el imputado no son menores, porque cada vez que en Chiloé una niña soltera tiene un hijo de padre desconocido, el responsable es… el “Trauco”. Así ha sido desde tiempos inmemoriales, pero ahora las cosas pueden cambiar.

“Yo estaba recogiendo avellanas cerca de Dalcahue cuando apareció. Traía un hacha en la mano derecha y pensé que me iba a atacar. Pero en lugar de eso se me acercó y me entregó una tabla de alerce. Ahí estaba escrito el poema… y yo le puse música”, relata el artista, con la sencillez propia de quien asume una causa justa.

La escena, por cierto, existe sólo en la imaginación de Olivares, antiguo profesor de música, guitarrista, pintor, escultor y sobre todo enamorado de Chiloé con sus mitos y leyendas. Pero aunque la anécdota sea imaginaria, el autor quiso proyectarla en una de las 10 canciones chilotas de un disco compacto presentado en el auditorio de la Universidad Mayor, en Santiago.

“Defensa del Trauco” es el título de este alegato musical expresado entre cadenciosos acordes de guitarra, notas de acordeón y la voz melodiosa del cantante Patricio Quintanilla, profesor de Pedagogía en Artes Musicales de la Universidad Mayor. Los arreglos pertenecen al maestro y director de orquesta Germán Concha, antiguo integrante del Bafona (Ballet Folklórico Nacional).

Con el “Trauco”, según el autor de esta inédita defensa, se ha cometido una injusticia cultural. Y en voz baja, para que no lo escuche su esposa, la profesora Sonia Hevia, afirma que su defendido es completamente inocente.

“Que no me escuche ella… Lo que creo es que el “Trauco” está culturalmente mal evaluado… Muy mal evaluado”, asegura, sin poder ocultar una sonrisa elocuente. Pero al margen de tan grave injusticia cultural, el profesor Olivares tiene como inspiración principal de sus canciones al romanticismo que observa en el archipiélago de Chiloé, hasta donde llega cada vez que puede desde que lo descubrió, hace más de 30 años.

“Veo en Chiloé el romanticismo del siglo XIX –dice-. Lo veo en sus leyendas, en su cultura, en sus tradiciones, en su gente”,

Por eso en su disco hay canciones que hablan del canto de los bosques, del brujo de Quicaví, del pescador que se mandó a hacer una lancha, del niño de los copihues que “no anda bien allá en la escuela”, porque debe trabajar “aunque le duela”.

Para el profesor Olivares y su amigo Patricio Quintanilla, además de otros músicos que colaboraron, la edición de este disco compacto es un sueño que se cumple después de un largo y riguroso trabajo. Cada verso, cada acorde, cada nota de estas composiciones tiene una fuerza que enaltece la creación musical de raíz folklórica. Al referirse al disco y al autor, el maestro Concha señala:

“Es una selección de diez de sus obras, en las que hace gala de profunda sensibilidad y talento creativo, con acabados textos, ricas y desafiantes melodías, sorprendentes armonías y sugerentes colores instrumentales que nos revelan su original mirada”.

Y si usted quiere conocer una muestra de este disco compacto, puede abrir esta ventana en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=dKbEQ44o2ZQ