Por Enrique Fernández

Cuando el joven Sebastián Piñera estudiaba en el colegio Verbo Divino, ¿en sus clases de Historia no descubrió el valor de la bandera? ¿No conoció el Combate Naval de Iquique con aquella arenga del capitán Arturo Prat, para que la bandera permaneciera en lo alto de la corbeta “Esmeralda?

“Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero no sea ésta la ocasión de hacerlo –dijo Prat a sus hombres-. Por mi parte, yo os aseguro que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar… y si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber”.

La “Esmeralda” se hundió frente a Iquique, sin arriar su bandera, el 21 de mayo de 1879. Tres años después, los 77 jóvenes soldados que libraron la Batalla de la Concepción, en territorio peruano, prefirieron morir antes que rendirse, los días 9 y 10 de julio de 1882. Por eso el 10 de julio de cada año los nuevos soldados prestan su juramento a la bandera, donde aceptan “rendir la vida” antes que arriar el pabellón.

El profesor de Castellano ¿le habrá pedido al joven Sebastián que leyera y recitara ese poema de Víctor Domingo Silva, que es una verdadera declaración de amor y que el poeta tituló “Al pie de la bandera”? En una de sus estrofas dice:

¡Ciudadanos!
Que no sea la bandera en nuestras manos
ni un ridículo juguete, ni una estúpida amenaza,
ni un hipócrita fetiche, ni una insignia baladí.

Convertido ahora en la máxima autoridad de la República, ¿en qué pensaba el ex alumno del Verbo Divino cuando llegó a la Casa Blanca, en Washington? ¿Fue un impulso o una acción planificada con sus asesores ese insólito gesto que tuvo ante el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump? Porque fue insólito que le llevara como regalo el dibujo de una minúscula bandera chilena incrustada en medio de una enorme bandera norteamericana.

Era un “meme” o caricatura que horas antes había circulado en las redes sociales, como una sátira sobre el encuentro de Piñera y Tramp. Pero el Presidente de los chilenos no captó la sátira o quiso apropiarse de ella, porque encontró que el tema era gracioso. Gracioso que Chile apareciera con la estrella de su bandera como un nuevo estado agregado a las 50 estrellas de los estados que forman la Unión estadounidense. Trump miró el dibujo entre serio y divertido y se limitó a decir que Chile es un lindo país.

Piñera, en cambio, se sintió obligado a explicar el significado de su gesto:

“Como la bandera americana tiene estrellas y tiene franjas rojas y azul, uno puede hacer -con una pequeña dosis de ingenio- afirmar que Chile está en el corazón de Estados Unidos”, afirmó el mandatario.

Pero sucede con frecuencia que “el que explica se complica”. En este caso el Presidente se complicó y cometió dos errores: El primero de ellos es que las franjas de la bandera de Estados Unidos no son rojas y azules sino rojas y blancas. El segundo error es de carácter histórico, cuando afirmó que “Chile está en el corazón de Estados Unidos”.

Por cierto, el Presidente olvidó las imágenes de la bandera chilena hecha jirones en medio de las llamas, cuando la Fuerza Aérea bombardeó el Palacio de La Moneda la mañana del martes 11 de septiembre de 1973. Fue la culminación de un golpe militar que se concretó en medio de un clima de agitación contra el Gobierno del Presidente Salvador Allende.

Hoy, 45 años después, hasta las generaciones más jóvenes saben que Chile no estaba entonces “en el corazón de Estados Unidos”. Chile estaba en los planes del Presidente Richard Nixon para hacer “crujir la economía” chilena y en los millones de dólares que el país del norte entregó para financiar la subversión. Así lo estableció la Comisión Church del Senado norteamericano y lo ratificó años después la CIA (Agencia Central de Inteligencia) cuando desclasificó los documentos secretos de su intervención en Chile.

La escritora chilena Elizabeth Subercaseaux vive hace 30 años en Estados Unidos y siente  que el Presidente Piñera cometió un grave error, porque la Casa Blanca “jamás ha tenido en su corazón a ningún país latinoamericano”.

“La Casa Blanca ha actuado siempre defendiendo los intereses de Estados Unidos por sobre el interés y la dignidad de cualquiera de nuestros pueblos. Y si ha sido necesario pisotear a cualquier país que ponga en peligro esos intereses, no han dudado en hacerlo”, dijo la escritora y periodista en una declaración por las redes sociales.

“Ver al presidente de Chile rindiéndole semejante homenaje a Donald Trump me dio escalofrío, lo digo sinceramente y con todo respeto por la institución de la presidencia en Chile. Poner la bandera de un estado dentro de la bandera de otro estado humilla al país entero”, agregó la autora de “La Patria de Cristal” y otros relatos.

El escritor y compositor musical, Patricio Manns, escribió hace algún tiempo una canción sobre la influencia del imperio norteamericano en el resto del continente. La letra habla de un cuervo que llegó volando, para robar las riquezas de los países del sur. Y en sus versos denuncia cómo ese pájaro de rapiña limpió la sangre de sus manos:

“Se limpió las dos manos con mi bandera

y no faltó en mi patria quien aplaudiera,

porque hay desventurados que por migajas

besan la bota sucia que los ultraja”.