Por Walter Krohne
La canciller alemana, Angela Merkel, intentó en un maratónico encuentro de la Unión Europea (UE) en Bruselas salir un poco del «embrollo» político en el que se ha metido en Alemania con el tema de los refugiados, encontrándose con Italia que ha sido un hueso muy
difícil de roer.
Varias horas de negociaciones muy intensas lograron finalmente un punto de encuentro, el que también fue aceptado en forma reacia por Italia. Los Estados acordaron «tener centros controlados en suelo europeo para organizar mejor la acogida» de inmigrantes, como lo definió el Presidente de Francia Emanuel Macron.
España y Grecia se portaron como “unos dioses” al expresar su apoyo a Merkel para que pueda llegar a resolver su hoy ya grave crisis política interna en Alemania, especialmente con el ala más derechista de su partido CDU/CSU. Especialmente Grecia que ha sufrido ya varios encontrones con la dama alemana, especialmente en la cuestión del endeudamiento griego con la UE. Como siempre, la vía de solución fue otra vez el dinero, vital para llegar a acuerdos en una Europa cada vez más capitalista.
Así el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, celebró al terminar las conversaciones que la UE se hubiese comprometido a destinar más recursos económicos a España para afrontar los flujos migratorios en el Mediterráneo.
Esta es una de las varias oportunidades en que el complicado tema de la inmigración se zanja con un acuerdo de este tipo. Un «acuerdo de mínimos», como se definió, basado en gran parte en la buena voluntad de los Estados miembros para gestionar los flujos migratorios. Esto significó hablar y hablar durante unas catorce horas en las cuales se revisaron varios borradores de acuerdo que condujeron a una solución, aparte de las nueve horas más que duró la etapa concreta de negociaciones.
El acuerdo se resume en que la UE promoverá la creación de «centros controlados» en su territorio para el desembarque de inmigrantes, donde se seleccionará quienes de ellos deben recibir asilo. Los seleccionados serán «reubicados» en los estados miembros que «voluntariamente» quieran acogerlos, liberando teóricamente a Italia de este problema. Se consideró el hecho de la ubicación geográfica de Italia que es como la puerta de llegada a Europa de las embarcaciones que cruzan el Mediterráneo desde África.
En cuanto a los inmigrantes económicos que llegan a Europa para buscar un trabajo y quedarse y que no son perseguidos políticos, serán devueltos a sus territorios de origen.
España no es candidata a acoger estos nuevos centros, según fuentes de la delegación española, que insisten en que la acogida de los 629 africanos que arribaron a Europa en el buque Aquarius hace dos semanas fue «una medida excepcional».
Apoyos financieros
En el acuerdo se establece que «a la luz del reciente incremento de flujos de inmigración en el Mediterráneo Occidental, la UE apoyará financieramente y por otras fórmulas, todos los esfuerzos de los Estados Miembros, especialmente España, y los de los países de origen y tránsito, en particular Marruecos para impedir la inmigración ilegal».
Igualmente se acordó «explorar» la creación de plataformas de desembarco de inmigrantes en la orilla sur del Mediterráneo. Se trata de un intento de subcontratación de la gestión del problema y extender el polémico acuerdo con Turquía, también de gestión y freno, a otros países del Norte de Africa para lograr que los emigrantes no lleguen a cruzar el Mediterráneo y sean retenidos y devueltos antes de tocar puerto europeo. Se desbloquea una nueva transferencia en euros a Turquía y se habilitan 500 millones para otros países que colaboren con la UE. Este dinero, que antes ya recibió Turquía en medio de gran escándalo, le ha servido muchísimo al Presidente Recep Tayyip Erdogan para mantenerse en el poder
«De este Consejo Europeo nace una Europa más responsable y más solidaria, afirmó el primer ministro italiano Giuseppe Conte a la salida de la cumbre. Conte vuelve a Roma con un acuerdo bajo el brazo que recoge gran parte de las exigencias de Italia, un acuerdo al que ha llegado después que amenazó con vetar las conclusiones del Consejo. Estuvo a punto de que la cumbre de los 27 en Bruselas se cerrara simplemente sin conclusiones, lo que hubiese sido grave y hubiese transmitido al resto del mundo y especialmente al Estados Unidos de Donald Trump, un clima de inestabilidad en la Europa integrada. Todo esto ocurrió, en parte, porque los italianos llegaron al encuentro con una serie de peticiones que los analistas definieron de “chantajistas”.
Una cena salvó la situación
Pero como la necesidad apremiaba un acuerdo, cada vez que se rompían las conversaciones volvían a reanudarse más tarde. En un momento parecía que ya no había vuelta atrás, pero los participantes decidieron sentarse a la mesa para una cena que se alargó hasta bien entrada la madrugada y que sirvió finalmente para lograr un acuerdo este viernes.
«No es el mejor de los acuerdos, pero es un acuerdo importante para continuar dando una perspectiva europea, a un desafío como es el de la migración», afirmó Sánchez a la salida de su primer y agotador Consejo Europeo en Bruselas.
Sánchez se ha mostrado complacido porque las conclusiones incluyen una referencia específica al aumento del flujo migratorio hacia España y la necesidad de apoyar a los países en primera línea de llegada.
«Nos podemos dar por satisfechos, creo que hemos conseguido cosas muy importantes para el país y a nivel de Europa, seguimos caminando hacia una respuesta común», subrayó Sánchez, quien hace pocas semanas asumió la presidencia del Gobierno español
La cooperación europea, dijo el presidente francés Emmanuel Macron, ha vencido a las posibilidades de un no acuerdo o de soluciones nacionales. Soluciones que no habrían sido «ni eficaces ni duraderas». Europa, subrayó seguirá expuesta a la presión migratoria pero «debemos hacer frente a ese reto siendo fieles a nuestros valores, protegiendo nuestro pueblo y la cohesión nacional»y este acuerdo lo logra con creces.
Angela Merkel abandonó el ruedo triste y preocupada porque no pudo llegar a un acuerdo más claro y específico con el italiano Conte. El gran protagonista fue otra vez Macrón que le dio un espaldarazo a Merkel.
A pesar de la dura negociación, el acuerdo del Consejo Europeo apenas trae novedades respecto a lo que ya se conocía. No era solo una cuestión de contenido, sino de palabras, de detalles, de puntos y comas. Italia buscaba referencias explícitas a la necesidad de solidaridad de los Estados miembros. Y las ha logrado.»Este no es un reto para un solo Estado miembro, sino para toda Europa», reza el texto en una frase que resalta también Merkel.
Control fronterizo profundo
Europa se compromete también a incrementar el control de las fronteras aumentando los recursos europeos dedicados a este item. Subrayan también los 27 la necesidad de luchar contra la inmigración irregular, mejorando la cooperación con terceros países y en particular fortaleciendo el rol de los guardacostas libios, por ejemplo. «El Consejo Europeo está decidido a continuar y reforzar esta política para evitar un retorno a los flujos incontrolados de 2015 y para contener la migración ilegal en todas las rutas existentes y emergentes», subrayan la conclusiones.
El Gobierno italiano llegó a la cumbre con una declaración que hizo temblar a todos los presentes, especialmente a Merkel. El primer ministro, Conte, comunicó imitando el estilo Trump, que vetaría todos los acuerdos del Consejo Europeo, incluidos los que atañen a la seguridad y defensa y promoción del empleo y la agenda digital, si no se atendían sus exigencias sobre control de la migración. Allí mismo comenzó a ganar valor la propuesta que fue finalmente aprobada de los centros voluntarios para inmigrantes.
Conte, el más feliz de todos los jefes de gobierno presentes, declaró finalmente este viernes: “Italia ya no está sola”.