Con 18.164 habitantes menos, la  población de Cuba experimentó un decrecimiento marcado en 2017, año en que la isla registró 11.221.060 millones de habitantes.

«Esta es una tendencia que puede haberse iniciado en la isla caribeña», lo que podría atribuirse a la existencia hoy de una mayor emigración, dicen analistas.

Tras varios años en ascenso, en 2016 el país caribeño registró la cifra de residentes más alta de su historia, con 11.239.224 personas censadas, según recoge un artículo publicado en el periódico cubano Juventud Rebelde.

Pero el año pasado se reportaron en la isla menos nacimientos, más fallecimientos y aumentó la migración de cubanos a otros países, señalaron especialistas del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (Cepde) en el informe «Estudios y datos de la población cubana, 2017».

En 2017 nacieron en Cuba 114.971 personas (1.901 menos que en 2016) y murieron 106.941 (7.540 más que el año anterior), lo que supone la primera vez que en el país caribeño los decesos superan los 100.000 en un año.

El saldo migratorio en 2017 se situó en algo más de 26.100 personas (8.943 por encima de la cifra de 2016) y unas 35.908 personas establecieron su residencia permanente en otros países (4.986 más que en el calendario precedente), mientras que disminuyó en 3.957 la cifra de los que se afincaron en la isla, para un total de 13.671.

Los expertos que han elaborado el informe creen necesario revertir la magnitud del decrecimiento poblacional en Cuba, donde la población disminuyó en el 74 % de los 168 municipios del país.

Por provincias, La Habana mantiene la mayor densidad demográfica del país con 292,4 habitantes por kilómetro cuadrado y concentra el 19 % del total de la población cubana.

En densidad le siguen Santiago de Cuba, Artemisa y Holguín, con valores superiores a la media nacional de 102,3 habitantes por kilómetro cuadrado.

Al cierre de 2017 la población femenina superaba a la masculina con un 50,2 % de mujeres frente a un 49,8 % de hombres.

El envejecimiento poblacional y la baja natalidad, que no logra alcanzar niveles de reemplazo, son según los expertos los grandes retos demográficos de la isla, donde el 20,1 % de la población tiene o supera los sesenta años.

En los últimos años el Gobierno aprobó leyes para estimular la natalidad que extienden los beneficios de la maternidad, incluyen la remuneración de otros familiares al cuidado de los hijos y recortan impuestos mensuales a las trabajadoras del sector privado.

Sin embargo, estas medidas son cosméticas, y muchas cubanas siguen sin querer parir o intentan hacerlo fuera de Cuba.

En julio de 2017, el Gobierno anunció que preveía duplicar para 2030 el presupuesto de la seguridad social dotado en ese momento de 6.000 millones de pesos (CUP), una medida que responde al creciente envejecimiento de la población.

El Instituto Nacional de Seguridad Social dijo que buscaba estimular la fecundidad y lograr el acercamiento al reemplazo poblacional en una perspectiva mediata, atender las necesidades de la creciente población de 60 años y más, así como fomentar su participación en la vida económica, política y social del país.

También que pretendía estimular el empleo mayoritario de todas las personas aptas para trabajar.

Los jubilados cubanos afrontan una dura situación con pensiones de unos diez dólares mensuales, y muchos no tienen familiares en el extranjero dispuestos a ayudarlos. El deterioro de la infraestructura existente, la probada incapacidad del sistema para solucionar la escasez de vivienda y para amparar a todos los que lo necesitan, empeorarán las condiciones de vida de ese sector de la población.