Foto de portada: Cárceles de Donald Trump para los niños que cruzaron la frontera con sus padres

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Por Walter Krohne, editor

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El “demócrata presidente” de EE UU, Donald Trump, está abandonando todas las instituciones o pactos mundiales que no le gustan o no le convienen a sus intereses personales y ayer incremento la lista de “retiradas» al concretar la salida de su país de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Así, ante la vista, paciencia  y pasividad de todo el  mundo, Donald Trumpo está cumpliendo con la aplicación de su máxima doctrina que él resume en dos palabras ”América primero”.

Antes lo hizo con el Acuerdo Climático de Paris;  entorpeció enormemente las relaciones de Washington con la Unión Europea  tras declararle  la “guerra comercial” a Bruselas;  abandona técnica y financieramente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que ha venido criticando desde su campaña;  retiró a EE UU  del Pacto Mundial de la ONU sobre Migraciones y Refugiados;  también se salió del Acuerdo Transpacífico (TPP) y del Tratado de Libre Comercio de Norteamerica (TLCN) y en mayo pasado abandonó el Acuerdo Nuclear con Irán.

¿El mundo ante un nuevo líder «descarriado» o enloquecido al estilo hitleriano en Alemania en los años treinta? ¿un Mussolini italiano? o ¿un ejemplo al estilo de las dictaduras militares latinoamericanas?

Varios analistas internacionales se hacen la pregunta ¿se convertirá Donald Trump en un dictador? Trump es una persona autoritaria de eso no hay duda alguna, sin embargo la gran pregunta es si es capaz de quebrar al sistema democrático estadounidense y alterarlo.

Para retirar a EE UU del Consejo de Derechos Humanos de la ONU argumentó, por ejemplo,  con las críticas a su política de separar a los niños de sus padres que están detenidos en territorio estadounidense por  cometer “el delito” de haber cruzado de manera ilegal la frontera.

«Cuando procesas a los padres por entrar en el país ilegalmente, tienes que quitarles a los niños», dijo el presidente Donald Trump en medio de la oleada de condenas a la separación de las familias dentro como fuera de Estados Unidos.

Más de 2.000 niños -según cifras oficiales- han sido separados de sus padres desde abril, en el marco de lo que la administración Trump califica de política de «tolerancia cero» y que utiliza como medida para desincentivar la llegada de inmigración ilegal al país.

Guatemala y México han condenado esta política desde todos los puntos de vista calificada de infame, inhumana y atroz. Guatemala,  uno de los países más afectados, condenó esa política «por considerar que viola los derechos humanos y destruye la unidad familiar», mientras que el ministro del Exterior de México, Luis Videgaray, la calificó de «cruel e inhumana».

La mayoría de los inmigrantes indocumentados que cruza desde México procede de los países centroamericanos del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) y llega a Estados Unidos huyendo de la violencia.

El uno por ciento de los niños afectados por la separación de sus padres son mexicanos, pero Videgaray dijo que México «no puede permanecer indiferente» y que el viernes hará una reunión con los tres países centroamericanos en Ciudad de México para abordar el problema.

Las imágenes de niños metidos en grandes jaulas en instalaciones, así como una grabación de audio publicada por ProPública en la que se escucha llorar desconsoladamente a niños de entre cuatro y diez años separados de sus padres, han causado gran impacto en Estados Unidos.

Trump se defiende diciendo que hay países que abusan de Estados Unidos y nos envían “gente de mala clase”. Simplemente “no vamos a seguir dándole ayuda a esos países», amenazó Trump.

La crisis se originó después de que el fiscal general del Estado, el ultraconservador Jeff Sessions, ordenó que todos los «sin papeles» detenidos tras entrar en el país sean procesados con cargos criminales.

Eso es lo que lleva a que sean llevados a centros penitenciarios y les quiten a los niños. Hasta ahora, a los indocumentados detenidos se les imputaban por lo general cargos civiles.

Trump volvió a responsabilizar a los demócratas de la separación de familias por las leyes aprobadas por el Congreso bajo sus administraciones, pese a que no son las leyes, sino ese cambio de política en su aplicación, es el que genera la situación.

En una serie de tuits  el presidente acusó a los demócratas de querer «infestar» (el término se utiliza generalmente para animales depredadores o plantas dañinas) el país con inmigrantes indocumentados. «No les importa el crimen y quieren que inmigrantes ilegales, no importa cómo de malos sean, entren e infesten nuestro país», escribió.

Los republicanos en el Senado dijeron que están a favor de una ley que permita que las mujeres que ingresan ilegalmente a Estados Unidos sean detenidas junto a sus hijos, sin ser separados.

El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, dijo que apoyará una propuesta en este sentido, al igual que el resto de los senadores de su partido.

Las defensorías del pueblo de cinco países de América Latina pidieron hoy medidas especiales a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ante la situación y la «bruta respuesta” de Trump.

En una carta dirigida al secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão, los representantes de México, Colombia, Ecuador, Guatemala y Honduras solicitaron acciones para «prevenir que niñas, niños y adolescentes migrantes sean separados de sus familias».

Ayer en la ONU, EE UU además dio como motivo de su retirada  la «parcialidad crónica contra Israel» como una de las causas principales de su retirada. No hay que olvidar que Trump rompió este año el acuerdo tácito que existía frente a Medio Oriente al trasladar, como primer país, la Embajada de EE UU desde Tel Aviv a Jerusalén, reconociendo así la condición “indiscutible” de esta ciudad histórica dividida con los palestinos  como la capital del Estado de Israel. Influenciado por su yerno judío Jared Kushner, el treintañero  millonario y más poderoso del mundo,  Trump ha distorsionado toda la política exterior estadounidense, especialmente en lo que respecta al Medio Oriente y a Israel. Esto mismo influyó en su decisión de romper el Acuerdo Nuclear con Irán suscrito por las cinco grandes potencias en 2015, lo que ocurrió el 8 de mayo de este año.

La embajadora de Trump en las Naciones Unidas, Nikke Haley,  declaró este martes ante el Consejo de Derechos Humanos que este organismo “ha sido protector de los violadores de derechos humanos y un sumidero de parcialidad política».

«Continuaremos liderando en materia de derechos humanos fuera del mal llamado Consejo de Derechos Humanos», afirmó Haley.

«La arquitectura del Consejo de Derechos Humanos de la ONU desempeña un papel muy importante en la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo», apuntó el portavoz, Stéphane Dujarric, en un breve comunicado tras el anuncio de Estados Unidos.

La Administración de Donald Trump ya había advertido el pasado año de que iba a tratar de impulsar reformas en el funcionamiento del Consejo y que, si no se aceptaban, no dudaría en retirarse.

Entre otras cosas, EE UU critica que ese organismo con sede en Ginebra sirva de plataforma a países como China, Venezuela y Cuba y denuncia que tiene un «sesgo» contra Israel.

El Gobierno israelí  no tardó este martes en aplaudir la decisión de Washington, defendiendo que el Consejo es un «enemigo de quienes realmente se preocupan por los derechos humanos».

«Estados Unidos ha demostrado, una vez más, su compromiso con la verdad y la justicia y su negativa a permitir que el odio ciego contra Israel en instituciones internacionales continúe sin contestación», se dice en un comunicado oficial de Israel.

Ojo, mucho ojo: No hay que perder de vista las movidas antidemocráticas de Trump. En esto todos podemos estar o estamos ya en peligro.