Nicaragua vivió hoy una jornada violenta, principalmente en la simbólica ciudad de Masaya, donde una operación policial dejó al menos tres muertos y 30 heridos, mientras Estados Unidos y la Unión Europea (UE) intercedieron en la crisis con el fin de contribuir a la pacificación de este país.
La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) denunció que un ataque perpetrado en la ciudad de Masaya por fuerzas “combinadas” compuestas por policías, antimotines, “parapolicías”, “paramilitares” y fuerzas de choque oficialistas, causó al menos tres muertos y 30 heridos.
“Fue un ataque desmedido de fuerzas armadas contra gente desarmada”, dijo el secretario ejecutivo de la ANPDH, Álvaro Leiva, a periodistas.
El ataque ocurrió un día después de que habitantes de esa ciudad declararan Masaya “territorio libre del dictador”, en referencia al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. La Policía Nacional, que no confirmó los muertos, dijo después de esa operación que “utilizará los medios necesarios” para mantener el orden en Nicaragua.
En tanto, el Gobierno expresó su compromiso de frenar “esa ola terrorista” en Nicaragua en medio de la crisis sociopolítica que vive el país y que ha dejado 200 muertos, dijo la vicepresidenta del Gobierno, Rosario Murillo (esposa de Ortega).
“Nuestro Gobierno, nuestro comandante Daniel, está comprometido con frenar esa ola terrorista”, sostuvo la también primera dama a través de medios oficiales.
Masaya, que está a 28 kilómetros al sureste de Managua y una de las ciudades más golpeadas durante las protestas, sufrió este martes uno de los ataques más feroces ejecutados por el Gobierno, con sus fuerzas del orden, que le permitió desmontar barricadas, renovar sus fuerzas policiales y abastecerse de alimentos.
Las autoridades califican las protestas contra el Gobierno de Ortega como “actos terroristas” y acusan al “crimen organizado” que opera en Nicaragua “con armas de fuego artesanales, morteros y bombas molotov” de alterar el orden público, la paz y tranquilidad de los nicaragüenses.
En tanto, el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo, afirmó hoy en Managua que Washington busca la pacificación de Nicaragua. “Queremos pacificar el país y que haya paz en Nicaragua”, señaló el diplomático tras reunirse con representantes de la Alianza por la Justicia y la Democracia, que aglutina a los universitarios, empresarios, sociedad civil y campesinos, y que mantienen un diálogo con el Gobierno nicaragüense.
La embajada de Estados Unidos afirmó que continúa “apoyando el progreso del diálogo liderado por la Conferencia Episcopal” e instó “al Gobierno de Nicaragua a que emita invitaciones formales tanto a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos como a la Unión Europea, tal como se acordó en el diálogo”.
En la reanudación del diálogo el pasado viernes, tras una suspensión desde el 23 de mayo, el Ejecutivo aceptó invitar de manera “inmediata” a la CIDH, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la UE y la Secretaría General de la OEA. Asimismo, la UE anunció su interés en contribuir a una solución negociada al conflicto.
Nicaragua cumplió el lunes dos meses desde que se inició la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años de 1980, con Ortega también como presidente, y que ha acabado con la vida de 200 personas desde el pasado 18 de abril.
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
Daniel Ortega no quiere escuchar la voz de su pueblo, lleva a su país y a sus habitantes a un destino fatal, escribibió Ana Merino en El País de España
Mi generación se formó con los versos de Rubén Darío. A los españoles, el poeta nicaragüense nos dio las claves para entender la poesía de otra forma.
Lo veíamos como el príncipe del modernismo hispánico, creador de una voz lírica novedosa y espectacular donde se combinaban las influencias de la poesía francesa con la esencia de la tradición hispánica. Su poética representó la fuerza vital de una realidad literaria que marcaría el arranque del siglo XX. El esplendor de sus palabras transformó la literatura en un tiempo en el que la efervescencia creativa copaba los espacios mediáticos.
Aprendí a leer en los setenta, y en el abecedario de los versos que memoricé estaba el poema Lo fatal, donde el dolor de estar vivo se mezclaba con el miedo a morir. Para una niña de siete años, todas aquellas imágenes resultaban inquietantes. El poema arrancaba con un árbol dichoso que era apenas sensitivo y una piedra dura que no sentía, y se transformaba en la reflexión del poeta sobre la vida consciente y lo que significaba ese tiempo presente de estar vivo. Había un fogonazo existencial que nos llevaba al futuro incierto, al dolor de intuir el espanto del mañana. El poema marcó mi propia mirada y siempre me hace recordar lo efímeros y vulnerables que somos. Pero de esa angustia sale mi compromiso con la sociedad y el futuro. No sé dónde iré, pero la emoción que transmite ese poema da sentido a la vida, como una suma de todas las vidas.
Desgarradas noticias nos llegan ahora desde Nicaragua, el corazón de su presidente Daniel Ortega es piedra dura que ya no siente. Piedra que reprime con dureza criminal y deja un reguero de muertos. Piedra que no entiende el lenguaje vivo y esperanzado de su gente, que le pide a gritos un cambio y transformaciones necesarias para construir una sociedad más justa, humanitaria y democrática en este presente.
Daniel Ortega no quiere escuchar la voz de su pueblo, se ha convertido en una piedra fría que lleva a su país y a sus habitantes a un destino fatal. La gran piedra que entorpece la historia de su patria, una gigantesca lápida que asfixia la democracia, la libertad y el futuro. El régimen de Daniel Ortega debe recuperar el sentimiento, asumir responsabilidades y respetar los derechos humanos. El diálogo, la vida, la democracia plena y la esperanza deben volver a sus calles. Nicaragua se lo pide en un inmenso canto vestido de protestas lícitas. El régimen debe escuchar, o pasará a la historia como una losa que secuestró la ilusión de los jóvenes del futuro del siglo XXI.
Muerte y diálogo en Nicaragua, publica Página 12 en Argentina
El dueño de la vivienda incendiada en la que murieron seis personas, un predicador evangélico, se había negado a prestar la parte alta del edificio para ubicar francotiradores. También dos hombres fueron asesinados a tiros y luego prendidos fuego.
La retomada mesa de diálogo entre el gobierno de Nicaragua y la oposición se ha visto manchada por nuevos hechos de violencia en el país, entre ellos la muerte de al menos seis miembros de una familia en un ataque en el que se incendió su vivienda en la capital.
El incendio, donde fallecieron al menos cuatro adultos y dos niños, ocurrió en un establecimiento de tres pisos, que funcionaba como vivienda y fábrica de colchonetas de espuma, cuyo material es altamente inflamable, localizado en el barrio Carlos Marx, en Managua. Según la versión de vecinos del sector, recopiladas por los bomberos, delincuentes encapuchados lanzaron al interior de la vivienda bombas molotov, lo que provocó el incendio que se propagó de manera rápida, y amenazaron a la familia con disparar si salían de la casa mientras ardía en llamas. Los familiares de las víctimas explicaron a los medios locales que la causa del ataque fue que el dueño de la vivienda, un predicador evangélico, se negó a prestar la parte alta del edificio para ubicar francotiradores. Cerca del incendio, dos hombres también fueron asesinados a tiros y luego prendidos fuego en plena calle.
El canciller y jefe de la delegación gubernamental, Denis Moncada, leyó un informe policial y tomó distancia de lo ocurrido, al atribuir el incendio a grupos de encapuchados que, según dijo, habían estado acechando la zona y lamentó que se continúe privando de la vida a ciudadanos.
Sin embargo, el productor Michael Healy, miembro de la Alianza Cívica, acusó a la policía y a grupos paramilitares de ser responsables de los hechos y dijo que las pruebas eran suficientes y que estaban en todas las redes sociales. “Le pido al Gobierno que se pare la represión de una vez por todas, eso es lo que está pidiendo el pueblo y eso es lo que ustedes deberían de garantizarle al pueblo”, respondió Healy.
Los hechos han sido centrales en la llamada mesa del diálogo nacional. Las conversaciones se retomaron el viernes entre el Gobierno y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, representada por empresarios, miembros de la sociedad civil, campesinos y universitarios, con mediación de la Iglesia católica, para intentar resolver la crisis que sacude al país desde hace casi dos meses, en la que murieron al menos 200 personas, la gran mayoría estudiantes, campesinos y manifestantes opositores. Ayer, se acordó la formación de tres comisiones de trabajo.
Una de las comisiones, la de verificación y seguridad, se encargará de garantizar el cese de la violencia y el retiro de las barricadas que los campesinos colocaron para cortar rutas del país tras el inicio de las protestas el pasado 18 de abril.
En tanto, la comisión de democratización discutirá la renuncia del actual tribunal electoral, acusado de fraude por la oposición, y la preparación de elecciones generales el 31 de marzo de 2019, lo que anticiparía los comicios presidenciales previstos para el 2021.
La tercera comisión, la judicial, trabajará en el tema de la renuncia y sustitución de los actuales magistrados de la Corte Suprema de Justicia, señalados de favorecer con sus actuaciones a Ortega.