La canciller alemana Angela Merkel está poniendo en juego su propio gobierno  y su futuro político al no demostrar suficiente flexibilidad en la cuestión de la inmigración que afecta a Europa, porque «las ondas expansivas ya se sienten en toda Europa», como dijeron algunos analistas.

La líder alemana aceptó este lunes el ultimátum de dos semanas de su ministro de Interior, Horst Seehofer (CSU), para que negocie una solución europea al desafío migratorio. De lo contrario, Seehofer cerrará la frontera alemana de forma unilateral para aquellos migrantes que hayan sido registrados en otros países del bloque comunitario previamente.

“Estamos de acuerdo en seguir trabajando conjuntamente para lograr el objetivo de mejorar la gestión de la política migratoria y de reducir la llegada de refugiados”, afirmó Merkel, para garantizar que no apoyará “soluciones unilaterales” en detrimento de otros socios comunitarios. El plazo coincide con la celebración de una cumbre de la Unión Europea los días 28 y 29 de junio.

“Quien conoce Europa, se da cuenta de que no es una tarea fácil”, dijo Merkel a los periodistas en Berlín después de una reunión del ejecutivo de su partido CDU. Pero “el proyecto europeo está en riesgo” y “tenemos una responsabilidad particular”, agregó. Para la canciller el cierre unilateral de la frontera alemana correría el riesgo de provocar un “efecto dominó” en Europa, colapsaría todo el proceso de asilo de la la UE y enmarañaría la ya fragmentada unidad del bloque.

La decisión fue tomada en una reunión de los líderes del partido bávaro Unión Social Cristiana (CSU), formación minoritaria del bloque conservador que sustenta el gobierno de Merkel, en Munich. El partido de Seehofer se reunió en la capital bávara para reafirmar su respaldo al llamado “plan maestro migratorio” que comprende 63 medidas, la más polémica es comenzar a rechazar a los migrantes en la frontera. Merkel bloqueó la implementación prevista para la semana pasada, argumentando que se necesita una solución de bloque para lo que es un problema europeo. La canciller dijo este lunes que apoyaba  62 de los 63 puntos del nuevo plan.

Por su parte, Seehofer, presidente también de la CSU, aseguró que su partido “apoya toda solución europea, todo esfuerzo” de Merkel para llegar a acuerdos en este ámbito, pero que de no lograrse para la cumbre de líderes de la UE de finales de junio, aplicará controles restrictivos en las fronteras, porque el asunto migratorio no está “bajo control”.

Las posiciones encontradas con Merkel frente al tema migratorio se juntan con las posiciones opuestas a mantener las fronteras abiertas de Hungría, Italia y Austria.

Trump echa leña al fuego desde Washington

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sin tener atribución alguna, interviene abiertamente en la política europea y en este problema migratorio,  señalando hoy que las políticas migratorias de Angela Merkel eran el desencadenante de la crisis que sufre el Gobierno alemán y criticó que Europa permita un cambio “radical” de su cultura con la entrada de migrantes al continente.  Hay que destacar que el tema migratorio es uno de los favoritos de Trump, que pone en práctica especialmente en la frontera con México.

“El pueblo alemán le está dando la espalda a sus gobernantes debido a que la inmigración está sacudiendo la débil coalición de Berlín. La criminalidad en Alemania está subiendo. Un gran error por parte de toda Europa el aceptar a millones de personas que radical y violentamente han cambiado su cultura”, tuiteó Trump.

El mandatario aludía con este mensaje a la tensa situación que atraviesa el Ejecutivo alemán después de que en los últimos días el ministro alemán Seehofer, expresara su determinación en favor de cerrar las fronteras para poner fin a la crisis migratoria.

Esta posibilidad ha provocado una grave crisis institucional en Berlín, donde Merkel gobierna con el apoyo de una coalición conservadora integrada, entre otros, por la Unión Socialcristiana (CSU), de la que forma parte Seehofer.

Estas tensiones no son nuevas en Alemania, que ha recibido a cerca de 1,3 millones de refugiados desde 2015, sin embargo, la fragmentación del Gobierno formado hace apenas cuatro meses, gracias a una coalición entre partidos muy dispares, ha debilitado la posición de Merkel y ha puesto en riesgo sus políticas migratorias.

El problema se agrava en Europa

El problema de los refugiados se ha agravado en los últimos días en la Europa comunitaria, especialmente después que  600 africanos fueron resscatados en el Mar Mediterraneo por la organización Médicos sin Fronteras. Tras el rechazo de Italia y Malta a recibirlos, el presidente del Gobierno español, el socialista  Pedro Sánchez, dio  instrucciones para que España los acogiera  en el puerto de Valencia.

Sin embargo, el ministro de Exteriores, Josep Borrell —que durante cinco años fue diputado en el Parlamento Europeo—, ha insistido en la necesidad de una respuesta común y coordinada de la Unión Europa a la llegada de inmigrantes. Para él, la decisión del Gobierno de dejar atracar el buque Aquarius en el puerto de Valencia es un “acto simbólico, efectivo, que pretende destacar  ante el próximo Consejo europeo insistiendo en la necesidad de que de una vez por todas enfrentemos de una forma común y coordinada un problema que es de todos”.