Por Walter Krohne

Las cosas avanzan y no avanzan en Chile o lo hacen en forma extraña para los más viejos que comparan la época actual con la de hace cinco décadas. Las marchas feministas nos están indicando que hoy hay otra forma de vivir y de afrontar la vida que es manejada por otras generaciones que nada tienen que ver con los que fueron jóvenes en los años sesenta.

Hoy se va con todo: Iguales derechos para el hombre y la mujer cueste lo que cueste; los sueldos deben ser iguales para ambos sexos en un mismo cargo, posición o situación laboral; están prohibidos los piropos en la vía pública; los hombres deben acostumbrarse a quedarse de vez en cuando en casa para cuidar a los hijos pequeños, mientras la mujer y madre de esos niños puede irse a un pub con sus amigas; la adopción debe ser un derecho de parejas hetero y/o homosexuales; la educación debe ser no sexista… pero ¿qué es eso de sexista o no sexista? Porque cuando uno pregunta, especialmente a las jovencitas de la enseñanza media que están en las marchas, pocas son las que saben responder concretamente frente a lo que se está demandando. ¿Será nuevamente la igualdad entre hombres y mujeres aplicada también dentro de los establecimientos educacionales?.

Sin embargo siguen las protestas cuando el gobierno envía un proyecto de reforma  constitucional para declarar la igualdad de derechos para el hombre y la mujer, igualdad en todo, se comprende, menos en el punto de tener hijos.

Y aquí creo que está la diferencia….

Si la mujer está trabajando todo el día y por las noches se va de carrete, por ejemplo, el que asumiría las labores domésticas sería el hombre ¿es así o me equivoco? Si es así significa que los niños pequeños van a tener poco de su madre y van a crecer sin vivir y gozar de cerca este cariño maternal que ha sido tan valioso en otras épocas.

También podría ser que los hijos permanezcan solos durante gran parte del día o con una nana que vive el momento de que le digan que puede volver a su casa: Esto puede ocurrir  por problemas laborales de los padres o de otra índole. Una solución pueden ser los abuelos, pero cuando éstos  están enfermos o incapacitados tampoco es vía viable.

¿Entonces?

Sí, entonces podría llegar a pensarse o preguntarse ¿para qué tener hijos? o simplemente vivir en pareja sin hijos, porque con ellos los padres hacerse el tiempo necesario  para educarlos, cuidarlos y jugar con ellos, evitando así que sigan por malos pasos como son la senda de la drogadicción o la delincuencia, dos “pecados capitales” para los menores que son buscados a las salidas de los colegios o en las plazas públicas por narcotraficantes.

Yo creo que lo que viene es “harto peludo” como dicen hoy los «lolos», porque Chile sigue siendo un país con muchísimas dificultades sociales, económicas y financieras. El problema planteado por las nuevas generaciones podría resolverse con mucho dinero estatal para crear centros deportivos, salas cuna, jardines infantiles y otros  donde los niños puedan ser cuidados mientras los padres no estén en la casa.  Estaríamos hablando de un Chile sin abusos sexuales, no  como ha ocurrido en algunos establecimientos de menores en los últimos años. En Europa existen por ejemplo lugares especialmente acondicionados donde los niños concurren por las tardes para hacer las tareas del colegio.

Pero todos estos gastos deberían ser asumidos,  al menos en parte, por el Estado porque ridículo sería que los padres trabajen solo para pagar estas actividades extras. Y aquí en Chile chocamos con otro problema: la economía de mercado que nos señala que todo humano debe asumir sus propios gastos, hace imposible cualquiera de estas reformas.

Hay países desarrollados en el mundo que han vuelto a pensar en que la madre de los niños chicos debería volver a quedarse en casa para cuidarlos y evitar que de estas criaturas salgan unos zanganos o montruitos humanos, precisamente por los peligros de la sociedad actual que hoy  los amenazan.

Existe también la posibilidad que la madre trabaje desde su casa, función que cumpla paralelamente con la educación o formación de sus propios hijos. Esto hoy es posible con el desarrollo espectacular que han tenido las nuevas tecnologías.

Si hemos  llegado hasta aquí es por una razón de lógica social o familiar. La familia la forman todos, padres e hijos, pero este conjunto debe tener necesariamente una orientación definida que la dan solamente el padre y principalmente la madre.

Así se puede concluir que quizá es prematuro pensar en que la mujer es igual que el hombre, al menos en Chile,  precisamente por el tema de los hijos, tema en el cual la madre es un punto clave y fundamental.

No vaya a ser cosa que muy pronto  sean los hombres los que salgan a protestar a las calles para luchar por la recuperación de los derechos perdidos frente a las mujeres.

¿Cómo vamos a resolver este problema si es que se trata de un problema?