Por Walter Krohne
No se trata de criticar por criticar como dice el Presidente Sebastián Piñera, pero al menos en la salud sus ideas están absolutamente fuera o alejadas de las expectativas de los chilenos. Eso de subir la cotización a los hombres en las isapres para ayudar a las mujeres a compensar lo que pagan durante su edad fértil, es un absoluto error que le puede costar políticamente muy caro.
En salud hay un problema grave que se llama Isapres, que son empresas privadas que están para hacer negocios y… buenos negocios. Los nombres de quienes operan estas lucrativas empresas son de todos conocidos y no solamente en el sector de la salud sino también en otros como es en el energético, donde tiene gran manejo e influencia el primo del Presidente, Herman Chadwick Piñera.
Estos dos servicios –salud y energía- deberían ser reformados total y absolutamente. A algunos clientes de la empresa ENEL se les dice que el precio de la luz ha subido porque se han cambiado los medidores y que estos nuevos eran aparatos “mucho más sensibles” que los anteriores y marcaban hasta cuando la luz «está apagada o cortada».
No es posible que la luz eléctrica suba de mes a mes como es también el caso de las isapres que suben igualmente mes a mes por el aumento de la Unidad de Fomento (UF). ¿Los sueldos de los trabajadores están también calculados en UF y suben mes a mes?
Lo que siempre se ha esperado de los gobiernos es que impongan un buen sistema de salud, que, indudablemente no puede ser gratuíto, pero que contemple pagos moderados que sean alcanzables para todos. ¿Cómo los hombres van a tener que pagar más por la salud solamente por equidad de género como demanda el gobierno tras escuchar al movimiento feminista?
Esto sería totalmente absurdo porque las nuevas autoridades se olvidan del tradicional núcleo o grupo familiar existente en Chile, donde si se le rebaja la isapre a la mujer y al hombre se le cobra más que ahora, el resultado del costo de la salud de la familia va a ser igual o peor. Lo importante es que este costo baje en beneficio de todos los chilenos y no sólo de la mujer.
Ni los socialistas ni menos la derecha, como se ve, han sido lo suficientemente audaces como para enfrentar al sector económico, los dueños de Chile, para lograr una amplia reforma del sistema de isapres, donde se registran alzas de las cotizaciones todos los años, algunas de hasta de un diez por ciento como es el caso de Cruz Blanca (inflación chilena entre 2 y 3%).
Con estos argumentos puede explicarse el porqué la ex Presidenta Michelle Bachelet ni siquiera mencionó la idea de una reforma de la salud para evitarse mayores complicaciones.
Y ya vimos antes que la cotización isapre sube mes a mes por el efecto de la UF y las utilidades de estas empresas son realmente irreales para la realidad de una sociedad como la chilena. Basta con recordar que en 2017 las isapres registraron utilidades por $62.441 millones (unos 104.068.333 de dólares), cifra que significó un incremento de 27,4% respecto de las ganancias que tuvieron en 2016 y el monto fue el más alto desde 2012. Una de ellas, Banmédica llegó a registrar las mayores ganancias de esta industria, con $21.987 millones (36.645.000 de dólares), lo que se tradujo en un incremento de 92,3% respecto de los beneficios que anotó el año anterior.
El solo anunció de la fórmula presidencial oscureció las expectativas sobre equidad de género, pero el mismo jefe de estado al explicar la fórmula de “menos pago para las mujeres y más para los hombres” destapó una olla de críticas y protestas.
Y con razón, porque el tema salud no tiene que ver con la equidad de género. Todos las chilenas y chilenos (también los emigrantes) deben tener una salud buena y a un costo aceptable para el promedio de los ingresos de los trabajadores.
Esta situación tuvo que enfrentarla el mismo presidente en un programa de televisión el miércoles por la noche y a su vez sus ministros, que en esto le ayudan harto poco, que comenzaron a opinar también por su cuenta. El de salud Emilio Santelices declaró, por ejemplo, que “el foco de la agenda mujer es eliminar la discriminación por sexo. Para eso, las isapres y los hombres tendrán que apretarse el cinturón”, sin referirse a las fabulosas ganancias de estas empresas, por supuesto.
Pero el tema se enredó más aún cuando escuchamos a la ministra de la Mujer, Isabel Pla (UDI), quien declaró en una entrevista en el Mega: “Podemos asegurar que es una reforma que va a tocar varios aspectos del sistema de salud privado, no solamente lo que tiene que ver con los precios de los planes (…). Va a ser una reforma que se va a definir de manera técnica y responsable, que será una reforma que va a poner un plan único, en el cual esté repartido de manera equitativa, especialmente el costo de la maternidad”. Tampoco habló nada, como buena relacionadora pública que era antes de llegar al Ministerio, sobre la existencia y «la buena vida» que tienen las isapres.
¿Qué va a pasar cuando se discuta este proyecto de Ley en el Congreso si ni siquiera sus autores tienen la película clara?