Reestructuración cognitiva – una guía útil para la vida diaria
Por Jessika Krohne
En el día a día vivimos distintas experiencias y acontecimientos que nos hacen vivenciar diferentes emociones y sentimientos que nos pueden provocar bienestar o angustia. Eso depende de cómo interpretamos todas las cosas que vivimos en la vida.
Cada uno de nosotros comprendemos el mundo a través de representaciones mentales e imágenes totalmente subjetivas, creadas en base a una representación mental propia, que muchas veces dista bastante de la realidad. De esta forma, nuestra vida, nuestros sentimientos y nuestro bienestar depende en gran medida de los pensamientos que genere nuestro cerebro. Si esos pensamientos son negativos pueden afectar muchísimo nuestro bienestar.
La reestructuración cognitiva (RC) es una técnica psicológica basado en el modelo cognitivo utilizada para identificar y corregir estos patrones de pensamiento negativo. El objetivo que persigue esta técnica es modificar el modo en el que interpretamos nuestras experiencias, los pensamientos negativos que surgen automáticamente y las valoraciones subjetivas que nos provocan malestar. Gracias a la reestructuración cognitiva (RC), aprenderemos a identificar y cuestionar nuestros pensamientos desadaptativos, para lograr sustituirlos por otros más apropiados, que permitan reducir o eliminar el malestar.
Existen muchísimas formas dentro de esta técnica que ayudan a una mejor interpretación de las cosas del día a día de una forma que nos acomoda más y nos hace sentir mejor. Además las intervenciones dentro de este modelo nos ayudan también a tratar la ansiedad, la depresión y problemas de conducta entre otros. Eso se aprende en terapia con un psicólogo que se especializa en esos temas.
La reestructuración cognitiva consiste en que el paciente, con ayuda del terapeuta, identifique esos pensamientos irracionales. Ambos van discutiendo la validez y utilidad de tener esos pensamientos, mediante preguntas y experimentos conductuales. Se van buscando alternativas racionales. Un buen terapeuta no le dirá al paciente qué pensamiento es el válido, sino que le ayuda a que los encuentre por sí mismo.
Un ejemplo para entender de mejor manera esta técnica sería que usted como lector se imaginara que va por la calle y se encuentra a un conocido. Lo saluda pero él no le devuelve el saludo. Puede pensar que no lo ha saludado porque «le cae mal» o está enfadado con usted por algo. En ese momento se pone a darle vueltas a qué ha podido hacer para que se enfade con usted y se siente cada vez más triste. Sin embargo, si piensa que simplemente no lo ha visto, su reacción será mucho más positiva.
Esa técnica simplemente nos quiere decir que nosotros somos los protagonistas y “responsables” de nuestro bienestar o malestar según la interpretación que les damos a los acontecimientos que nos ocurren en el día a día.