La consultora británica Cambridge Analytica, implicada en una rara polémica política y de credibilidad cierra sus puertas, se conoció este miércoles en fuentes periodísticas neoyorquinas.

El fundador de la matriz de Cambridge Analytica, SCL Group, Nigel Oakes, dijo que la empresa cesaba sus operaciones según  el Wall Street Journal.

Posteriormente la firma señaló en un comunicado que ha sido “vilipendiada por actividades que no solo son legales, sino también ampliamente aceptadas como un componente estándar de la publicidad en internet, tanto en al área política como en la comercial”.

El problema más grave que tuvo Cambridge Analytica ha sido el haber estado vinculada a la campaña electoral del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Para evitar el pago de elevadas gastos legales que deberá enfrentar tras revelarse que obtuvo de forma indebida los datos personales de hasta 87 millones de usuarios de Facebook para después influir sobre ellos durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2016, ha preferido declararse insolvente en Londres.

La consultora política, que tiene oficinas en Reino Unido y Estados Unidos, suspendió en marzo a su consejero delegado, Alexander Nix, a la vez que iniciaba una investigación independiente para analizar el caso.

El columnista de Kradiario, Mario Briones, escribió este miércoles que «la señal más clara de un principio de auto destrucción fue la propia elección de Donald Trump, como presidente de EE UU. Es el producto que desvirtuó la auténtica decisión de los electores, de no haber mediado la manipulación de sistemas inteligentes que crearon un falso liderazgo para responder a una falsa realidad virtual, bombardeando a los electores con mensajes falsos específicos, para crear terror psicológico. En ese mismo sentido, los sistemas con inteligencia artificial que operan en Wall Street, y los modelos matemáticos económicos que operan en la FED, no garantizan que estén entregando la respuesta correcta real a las operaciones bursátiles de hoy, ni para resolver la próxima crisis de mañana, que sigue gestándose y se mueve ajena a la voluntad oficial apoyada por la inteligencia artificial virtual, y sobre la cual, un reventón social, puede ocasionar una situación que ningún robot podrá resolver. No obstante los señalado, nos queda la esperanza de que siempre podremos tirar del enchufe».