Por Marcel Garcés Muñoz

La entrega este domingo 29 de abril en el Salón de Honor del Congreso Nacional en Santiago, del premio “Alianza Progresista 2018” a la ex presidenta chilena, Michelle Bachelet constituyó su reaparición plena en la arena política nacional, un llamado a la reconfiguración de una “amplia mayoría social” y una confirmación de que ·hay mucho por hacer” y de que ”no hemos perdido jamás las esperanzas” y “el objetivo de los cambios”.

El discurso con que Bachelet agradeció la distinción otorgada por la Alianza Progresista Internacional- una organización que agrupa a partidos de centroizquierda de todo el mundo- constituyó así un llamado a la unidad de los sectores democráticos y progresistas del país, al delineamiento de un programa de acción, y una toma de posición personal en este proceso de confrontación al modelo regresivo del gobierno de Sebastián Piñera y su coalición derechista-pinochetista- empresarial.

Fue un llamado franco y oportuno, con un sentido de urgencia y un contenido patriótico y democrático.

La ex presidenta instó a la “unidad de los progresistas”  conformando “una amplia mayoría social” por un Chile “más justo, más libre y democrático”.

Previamente, el presidente del Partido Socialista, Alvaro Elizalde, resalto las reformas de Bachelet que representaban “la continuidad  histórica de Chile, las tareas transformadoras” de los presidentes Pedro Aguirre Cerda ( Radical), de Eduardo Frei Montalva (PDC) y de Salvador Allende (Socialista).

Los chilenos insistió Bachelet quieren “más cambios” y “respuestas ahora”, instando a “ofrecer nuevas certezas a la ciudadanía”.

“Hay mucho por hacer” agregó la ex presidenta, porque “seguimos confiando en el ser humano y no hemos perdido jamás la esperanza”.

Señaló que “serán otros” los que llevaran las banderas, pero enfatizó “yo haré mi parte, por supuesto”.

Bachelet recalcó que “la izquierda chilena tiene muchos motivos para sentir orgullo”, reconociendo que sin embargo “no pudimos avanzar en todo lo que habíamos propuesto”.

En un  discurso que fue un virtual lanzamiento político del progresismo-bacheletista, la ex Mandataria resaltó los lineamientos políticos estratégicos que plantea el escenario político presente de Chile, apuntando que “lo esencial es no perder de vista la vigencia del proyecto progresista”

Este “se propone en libertad avanzar en igualdad de derechos y oportunidad para todos, el que no ve en el mercado el juez de nuestra vida social, sino que en la política y el debate tolerante. El que sabe que una sociedad inclusiva, diversa y abierta al mundo es más fuerte que una sociedad desigual y encerrada en su ignorancia».

La distinción que le fue otorgado, apuntó, “no lo tomo como  un premio al pasado, sino que como una alerta para enfrentar los desafíos del presente y un estímulo para enfrentar los desafíos del mañana”

El premio entregado a Michelle Bachelet, con la presencia de invitados internacionales, de Argentina, Brasil, Suecia, España y otros países destaca su contribución a la justicia, la libertad y la solidaridad”.

También estuvieron presentes  en el acto, dirigentes de todos los partidos de la Nueva Mayoría, incluso la presidenta del Partido Demócrata cristiano, Myriam Verdugo, ex ministros del gobierno de Michelle Bachelet, ex embajadores, senadores y diputados alcaldes, dando un marco de representatividad y amplitud a su regreso a la arena política.

Una reflexión final, que debe ser interpretada como advertencia ciudadana: para encontrar un camino de victoria para el progresismo democrático, hace falta más que un discurso y declaraciones de buenas intenciones.

Aquí lo que hace falta no son las respuestas líricas de los partidos o de los líderes, sino las acciones concretas en el mundo social, al compromiso militante y unitario.

Hay que pasar de las palabras a la acción diaria, concreta, en las calles, ponerse a la cabeza de las demandas populares, hacer política de nivel y a todo nivel, sin ceder a los chantajes ni a las trampas tipo “Operación Huracán”, ni ceder los montajes comunicacionales o faranduleros en lo que son especialistas los ejecutantes de la guerra sicológica- mediática en marcha.