Por Walter Krohne

El encuentro de los dos líderes coreanos este viernes ha sido un acontecimiento histórico en el cual el mundo entero tuvo la oportunidad de ver y apreciar desde sus casas a través de la televisión internacional. Ha sido la primera vez que un líder norcoreano, el actual Kim Jong-un, pisó el suelo del sur. También ha sido la primera cumbre de mandatarios coreanos en once años y la primera en la que ambos han hablado en directo a los medios y han leído una declaración conjunta: La Declaración de Panmunjom.

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, y el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un se comprometieron a cooperar para poner fin este año a una guerra de siete décadas y buscar la “desnuclearización completa” tras reunirse en la cumbre bilateral que se desarrolló en la Casa de la Paz, en Panmunjom, la localidad surcoreana fronteriza con el Norte, que, según Moon, simboliza desde hoy la paz en lugar de la división.

Así Kim, que fue mirado tantas veces como un loco, enfermo o líder mediocre que buscaba y amenazaba con misiles nucleares a EE UU y Japón, especialmente, hoy quedó muy claro su objetivo político apareciendo muy alejado de como se le califico al demostrar ser un verdadero genio de la política. A la meta de ayer llegó a través de un sendero pedregoso y peligroso, pero llegó finalmente a su objetivo. El interés de Kim no era la guerra misma sino realizar ciertas movidas que le permitieran la paz y ser mayormente tomado en cuenta en la comunidad internacional. Sus problemas de aislamiento le impiden abastecerse y desarrollarse. Solamente China ha estado ayudando en este sentido a Corea del Norte, pero ya no era suficiente. Kim sabe además que por este camino puede mantener también la siempre necesaria estabilidad política interna.

Kim y Moon han dicho que sostendrán conversaciones militares el próximo mes y buscarán un “desarme gradual”. Asimismo, anunciaron planes para declarar formalmente el término de la guerra que acabó en 1953 en un armisticio, el que será cambiado por un tratado de paz para fin de año. Las dos Coreas “declaran el final de los 65 años transcurridos desde el armisticio” y apuestan a sustituir éste por “un tratado de paz”, reza el texto, en alusión a la situación de enfrentamiento técnico en la que permanecen el Norte con el Sur y EE.UU. desde el conflicto que afectó a la península.

“No habrá más guerra en la península. Con esta declaración abrimos una nueva era”, dijo el presidente surcoreano en un discurso junto a Kim Jong Un al término de la cumbre.

Kim y Moon han dicho que sostendrán conversaciones militares el próximo mes y buscarán un “desarme gradual”, porque ahora las dos partes “reafirmaron su objetivo mutuo de una península coreana libre de armas nucleares mediante una desnuclearización completa”.

A este punto se llegó tras cuatro meses de distensión y de intensas conversaciones entre Seúl y Pyongyang, después de pasar  un año 2017 marcado por la sexta prueba nuclear realizada por el régimen norcoreano y el lanzamiento de una docena de misiles.

El ejemplo coreano debería servir de lección para muchas potencias, grandes, medianas y pequeñas, que fomentan hoy situaciones hostiles o bélicas o emiten declaraciones que alejan al mundo de la cooperación mutua que necesita. El caso del presidente de EE UU, Donald Trump, es un ejemplo negativo para las necesidades que tiene el hoy el planeta que son completamente distintas al tiempo del fin de la Guerra de Corea y luego de la guerra fría. Algunas de sus declaraciones son todavía de esa época y no buscan resolver los problemas actuales que padece el mundo.

Lo dijo esta semana el presidentede Francia Emmanuel Macron en su visita oficial a Estados Unidos, quien en un discurso ante el Capitolio subrayó que creía “en un futuro que incluye un planeta que será habitable porque  “no hay un planeta B”.

 “Tenemos que trabajar junto con líderes de negocios y comunidades locales para hacer nuestro planeta grande de nuevo”, sentenció. Para ello, el líder galo instó a los países a hacer una suave transición hacia una economía baja en carbono.

En la receta de Macron, dirigida directamente contra Trump,  se alerta contra el aislacionismo y “la ilusión del nacionalismo” y pide apostar por “un fuerte multilateralismo”

Así como los líderes coreanos buscarán la paz en toda la península y el trabajo en conjunto para el propio desarrollo, Macrón en Washington  pidió apostar por “un fuerte multilateralismo” que impida la decadencia de instituciones como la ONU y la OTAN. “Cerrar la puerta al mundo no parará su evolución”, dijo Macron.