Foto de Portada: El estirón de manos de las dos Coreas en tiempos de olimpiadas
Por Martín Poblete
Como antes sucedió con el entonces Consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger viajando en secreto a China a reunirse con Mao Ze Dong y su ministro de relaciones exteriores Zhou En Lai, con la inapreciable ayuda del gobierno de Pakistán, para preparar el posterior viaje del Presidente Richard Nixon; ahora, el Director de la CIA, Mike Pompeo, viajó en secreto a Pyongyang a reunirse con Kim Jong Un y preparar la entrevista con el Presidente Donald Trump. No sabemos si hubo intermediario, o si Pompeo viajó directamente desde algún lugar en la costa oeste de Estados Unidos, hay aviones capaces de hacer el viaje sin escalas.
Pocos días después de su regreso, Mike Pompeo fue designado Secretario de Estado, nombramiento pendiente de confirmación por el Senado, al respecto han surgido cuestionamientos y dudas entre senadores de ambos partidos.
En toda probabilidad, el viaje del jefe de la CIA no habría sido posible sin previos contactos de alto nivel entre las dos Coreas. Hasta dónde es posible saberlo, otros interesados en el contencioso geopolítico norcoreano, básicamente China, Rusia, y Japón, no han estado involucrados en esta diplomacia de alto riesgo.
Por eso, la reciente promesa unilateral del líder Kim Jong-un de detener los ensayos de cabezas nucleares y misiles balísticos intercontinentales, así como el cierre del lugar de pruebas, ha sido un compromiso inesperado que se ha sumado a las esperanzas de las conversaciones con Estados Unidos y Corea del Sur.
Esto ha puesto fin a meses de un ejercicio diplomático en el que Kim y Donald Trump han pasado de intercambiar amenazas de guerra a planear su cumbre y reivindicar el objetivo común de deshacerse de armas nucleares.
Asumiendo que se llegue al encuentro cumbre entre los dos gobernantes, sin perjuicio de varios asuntos colaterales y tangenciales, hay dos cuestiones claves por dilucidar.
¿Cómo se entiende la propuesta, avanzada de manera un tanto oblicua por ambas partes, de la desnuclearización de la Península de Corea?
Para Estados Unidos eso pasa por neutralizar (destruir?) las armas nucleares en el arsenal norcoreano, desmantelar los reactores pesados, abrir a inspección y verificación internacional el programa de investigación científica nuclear desarrollado por Corea del Norte.
Para Kim Jong Un, desnuclearizar significa retirar las armas nucleares tácticas americanas en territorio de Corea del Sur, y sacar de los mares circundantes a la Península de Corea los submarinos nucleares estratégicos, los cruceros nucleares de la clase Aegis, y los superportaviones nucleares, en la Séptima Flota de los Estados Unidos.
Pero expertos en Corea del Norte advierten que la reciente declaración de Kim sobre este tema central, en el sentido de acceder a la deseada desclunerización occidental, debería ser percibida más como una maniobra diplomática con unos costes reales relativamente limitados para Pyongyang, que como un preludio a cualquier movimiento verdadero para destripar el preciado programa nuclear.
¿Cuál es la comprensión de las partes de la idea de poner fin al estado de guerra entre las dos Coreas? En Seúl, también en Washington, terminar con el estado de guerra implica la firma de un tratado de paz.
En Pyongyang el asunto parece mas nebuloso. La postura militar norcoreana a lo largo del Paralelo 38 es agresiva, masiva, claramente ofensiva. La surcoreana, junto con la americana, es selectiva en sus emplazamientos, sofisticada en los medios, claramente defensiva. Puntos altamente conflictivos son los misiles de rango intermedio, capaces de llegar a Seúl, emplazados por Norcorea al norte del Paralelo 38; al otro lado, las dos divisiones americanas, una blindada la otra de infantería motorizada, sin olvidar los misiles de rango intermedio, sin duda una difícil negociación.
Finalmente, un detalle político importante. A la hora de negociar, Donald Trump y su aliado en Seúl tendrán en consideración los Congresos a los cuales deberán someter cualesquier acuerdo para ratificación. En Pongyang, la decisión alcanzada por Kim Jong Un es final y definitiva por la inexistencia de un Congreso como es el occidental estadounidense.