A lo largo de sus casi seis décadas de historia, la banda terrorista ETA ha dejado 856 víctimas mortales. A punto de anunciar su disolución, la banda ha emitido una petición de perdón que no ha sido bien recibida.

Esto ocurrió el pasado viernes en un comunicado en el que únicamente pedía perdón a las víctimas «ajenas» al conflicto. El texto reconoce «el daño causado», admite su «responsabilidad directa» en el «sufrimiento desmedido» que la sociedad vasca ha padecido, y afirma que «lo siente de veras» por las víctimas.

El acto para escenificar la disolución de ETA será el próximo 4 de mayo de 2018 en la villa Arnaga de Kanbo, muy cerca de Bayona (Francia). El evento contará con la participación de responsables institucionales, políticos, representantes sociales y personalidades internacionales.

Así lo confirmó este lunes el llamado Grupo Internacional de Contacto y las organizaciones civiles Bake Bidea y el Foro Social Permanente durante una presentación en la que no se ha hecho ninguna mención expresa a la organización terrorista ETA.

Los organizadores, con el exdirector de Interpol, Raymond Kendall, a la cabeza, se han limitado a informar del día y el lugar de la conferencia internacional. No se ha nombrado en ningún momento la previsible disolución de la banda. Los portavoces de las organizaciones convocantes sólo han anunciado que el acto supondrá un «hito» para «avanzar en el último objetivo».

Al mismo tiempo han subrayado que «en breve» se conseguirán «más avances» en el camino hacia la paz, después del anuncio del cese de la actividad armada en octubre de 2011 y la anterior escenificación del desarme en abril de 2017.

La historia

Durante muchos años, los sondeos en España arrojaban una y otra vez que el terrorismo de ETA era la principal preocupación de los españoles, por delante del desempleo, la corrupción y otros problemas sociales. La trayectoria de la organización terrorista ETA ha formado parte de la historia del país durante las cuatro últimas décadas del siglo XX y las dos primeras del XXI.

ETA anunció en 2011 el abandono de la lucha armada, pero la herida sigue sangrando, sobre todo entre las víctimas y sus familiares. El comunicado de la banda, dado a conocer el 20 de abril de 2018, en el que piden perdón por su «responsabilidad directa” en el «sufrimiento desmedido” que ha padecido la sociedad vasca, ha recibido críticas casi unánimes de la clase política española y las asociaciones de víctimas.

«Es un comunicado lleno de trampas, que utiliza palabras con un gran impacto público”, valora Irene Muñoz, abogada especialista en derechos de las víctimas del terrorismo en el ámbito internacional. «Pero eso solo oculta el mensaje de siempre: justificación de su actividad criminal y una manifestación de perdón que distingue entre dos tipos de víctimas: las que merecían morir y las que no. A las primeras no les pide perdón, solo a las que vendrían a ser «daños colaterales”, continúa Muñoz.

Por su parte, Raúl López, doctor en Historia que ha investigado sobre el terrorismo y el pasado reciente de Euskadi,  considera que el comunicado «llega tardísimo”. «El momento realmente importante se produjo hace seis años, cuando ETA se vio forzada a parar, y anunció el cese definitivo de la actividad armada”, comenta López. «Aquello no fue el fruto de un proceso interno de reflexión ética, sino que fue algo completamente oportunista, cuando se dieron cuenta de que la violencia no les servía para los fines que perseguía. El comunicado reciente con la petición de perdón es la forma que ETA tiene de vender un final que les pueda resultar honroso a ellos mismos”.

Un comunicado que llega muy tarde

 

«Es cierto que ETA ha dado un paso”, admite Raúl López, «pero, si lo miramos desde el punto de vista de las víctimas, esto puede ser incluso doloroso, porque mucha gente de buena voluntad quiere creer que ETA está realmente pidiendo perdón, cuando lo está haciendo solo con una parte de las víctimas que ni siquiera es mayoritaria” (foto arriba: el anuncio).

La sociedad vasca, que durante décadas sufrió una profunda división, está en proceso de restañar heridas, pero Irene Muñoz no cree que el comunicado ayude a reconstruir «el tejido social dañado”. «El texto tendría que haber condenado la utilización del terrorismo como instrumento para conseguir sus objetivos políticos, manifestar que en ningún caso tenía justificación y reconocer el daño causado a todas sus víctimas”, señala la abogada.

Sin embargo, la  organización terrorista manifestó que «a consecuencia de errores o decisiones erróneas», ha provocado «también» víctimas «que no tenían una participación directa en el conflicto, tanto en Euskal Herria (País Vasco) como fuera de ella».

«A estas personas y a sus familiares les pedimos perdón. Estas palabras no solucionarán lo sucedido, ni mitigarán tanto dolor. Lo decimos con respeto, sin querer provocar de nuevo aflicción alguna», agregaron en el comunicado.

ETA señaló que en estas décadas la sociedad vasca ha padecido un «sufrimiento desmedido», con «muertos, heridos, torturados, secuestrados o personas obligadas a huir al extranjero», y reconoce que ha tenido una «responsabilidad directa» y que «nada de todo ello debió producirse jamás o no debió prolongarse tanto en el tiempo».

La organización terrorista matizó que el «sufrimiento imperaba antes de que naciera ETA y continúa después de que ETA haya abandonado la lucha armada».

ETA dice «entender» que muchas personas consideren que su actuación ha sido «inaceptable e injusta», una opinión que «respeta» porque «a nadie se le puede forzar a decir lo que no piensa o siente».

«Ojalá nada de eso hubiese ocurrido, ojalá la libertad y la paz hubiesen echado raíces en Euskal Herria (País Vasco) hace mucho tiempo», reflexionó la banda.

¿Cambiar el pasado?

«Nadie puede cambiar el pasado, pero una de las cosas más perjudiciales que se podría hacer ahora sería intentar desfigurarlo u ocultar determinados episodios. Reconozcamos todos la responsabilidad contraída y el daño causado», precisaron.

«Pese a no tener ni el mismo punto de vista ni los mismos sentimientos, todos deberíamos reconocer, con respeto, el sufrimiento padecido por los demás. Eso es lo que quiere expresar ETA», agregó la agrupación terrorista, que aboga por la «reconciliación» de la sociedad vasca para «cerrar heridas».

ETA añadió a este comunicado una «nota explicativa» en la que inscribe esta declaración en su debate interno para decidir su disolución, contexto en el que sus militantes «ha considerado necesario mostrar empatía respecto al sufrimiento originado».

«Somos plenamente conscientes de que la sociedad vasca ni necesita ni quiere ejercicios de cinismo o hipocresía. Por ello, ETA ha intentado realizar su declaración desde la honestidad y el pleno respeto», manifestó.

La organización terrorista aseguró que ha reivindicado siempre todos sus atentados, pero que «todavía hoy existen muchas acciones violentas producidas en Euskal Herria que nadie ha asumido, que nadie ha esclarecido» e incluso son negadas por sus verdaderos autores.

En este sentido, aseguró que sus militantes «realizarán su aportación», «en la medida de sus posibilidades y con responsabilidad», para que se conozca «la verdad».

Primeras reacciones

La Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) reaccionó señalando que ETA «justifica su actividad terrorista una vez más». En una nota de prensa, la AVT manifiesta que «se trata de un paso más en la estrategia orquestada por ETA desde que declarara en 2011 el ‘alto el fuego’ por diluir su verdadera responsabilidad, justificar el uso de la violencia para la imposición de su proyecto totalitario y manipular la historia».

El Gobierno, por su parte, considera que el comunicado de ETA reconociendo el daño causado «no es más que otra consecuencia de la fortaleza del Estado de derecho» que ha vencido a la organización terrorista «con las armas de la democracia».

«Está bien que la banda terrorista pida perdón a las víctimas, porque las víctimas, su memoria y su dignidad, han sido determinantes en la derrota de ETA», señalaron a Efe fuentes del Ejecutivo.

ETA surgió entre los años 1958 y 1959, durante la dictadura de Francisco Franco, como organización socialista revolucionaria de liberación nacional, aunque con el tiempo se impuso el componente nacionalista e independentista y el uso sistemático de la violencia.

Desde entonces ha acabado con la vida de 856 personas y llevado a cabo 79 secuestros.