Por Walter Krohne
Recordando con nostalgia viejos tiempos recibí el anuncio del alcalde de Recoleta Daniel Jadue de colocar bajo el sistema de “castigos ciudadanos” a los transeúntes que disfrutan admirando las cosas bellas de la vida, como puede ser el delicado paso de una mujer bella , o contrariamente , la de un “macho recio”, (fuerte y vigoroso) para el mundo femenino.
La idea de aplicar leyes y reglamentaciones para todo con el fin de moderar la conducta de los transeúntes está fuera del “ser mismo” del chileno y va contra su propia naturaleza, cultura e historia. El ingenio espontáneo desaparece inevitablemente con el castigo autoritario. Termina una historia de siglos; es como si en Italia le quitaran la chispa al italiano común.
¿Cómo no puede ser atractivo el paso de una mujer con una figura “de película hollywoodense” que hace saltar de inmediato la chispa del chileno con un buen piropo?
Esto está ahora prohibido en Recoleta y punto. Y precisamente esto hará mucho más aburrida la vida de quienes caminen en los centros comerciales o simplemente por las calles recoletinas.
Jadue quizá está inspirado, como buen comunista, en el sistema antiguo medio estalinista, cuando en la ex Unión Soviética se controlaba hasta la manera de caminar o de hablar de la gente en las calles. Está bien evitar que se cometan violaciones o «toqueteos» indebidos en la vía pública, pero otra cosa bien distinta es reglamentar todo y más encima castigarlo con multas de entre 47.396 y 236.980 pesos. Con este sistemita, si a alguien se le escapa un piropo inofensivo e ingenioso -bien intencionado por supuesto- frente a una mujer hermosa, se arriesga ahora a ser denunciado en una comisaría, como si los señores Carabineros no tuvieran nada mejor que hacer.
Pero esto no es todo, porque la medida podría llegar a prestarse para denuncias falsas o venganzas de mujeres (las conocidas hembras heridas) que van a tener ahora una forma más legal de vengarse “de un traidor” a través de una denuncia policial formal y de ahí al Juzgado de Policía Local.
Esta muy bien que se tomen medidas para respetar y darle a las mujeres el sitial que se merecen, pero otra cosa es abrirle las puertas para que tengan vías legales para enfrentar desengaños o deslealtades.
¿Esto también fue una medida copiada o recomendada por la OCDE?
El alcalde señaló que “la violencia de género es un ciclo creciente que parte con una brecha que pareciera que nuestro país tiene absolutamente normalizada” en referencia al “piropo, el acoso sexual callejero y el acoso no-sexual también”, lo que para algunos aparecen sus dichos como una exageración.
Él habla de un cambio cultural, pero no se da cuenta que está matando una conducta «piropera chilena» de siglos y que nada tiene que ver con la violencia contra la mujer, donde la o las víctimas en estos casos tienen también responsabilidad, especialmente cuando se trata de no atreverse a denunciar oportunamente los peligros que la o las rodean cuando son reales.