Durante una conversación telefónica con el presidente de Irán, Hassan Rohani, el mandatario ruso Vladimir Putin auguró este domingo un caos en las relaciones internacionales si los países de Occidente vuelven a lanzar ataques contra territorio sirio como el de la noche del pasado viernes. Rusia e Irán son los principales aliados del Gobierno de Bashar al Assad.

Según la Deutsche Welle,  Putin aseguró que «si estas acciones, llevadas a cabo en violación de la Carta de las Naciones Unidas, se repiten, esto llevaría inevitablemente al caos en las relaciones internacionales”, de acuerdo con un comunicado divulgado por el Kremlin. Ambos líderes consideraron que estas «acciones ilegales dañan seriamente los prospectos de un arreglo político en Siria”.

La conversación entre los principales aliados del Gobierno sirio se produjo a iniciativa de Teherán. Tanto Putin como Rohani condenaron los ataques lanzados en la noche del viernes y madrugada del sábado por Estados Unidos, Francia y Reino Unido contra objetivos del Gobierno sirio. Recordemos que la acción militar desplegada por estos aliados tenía como objetivo destruir las instalaciones militares sirias donde presuntamente se elaboran armas químicas.

Los comentarios del presidente Putin fueron publicados poco después de que el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Riabkov, señalara que Moscú hará todos los esfuerzos posibles para mejorar sus relaciones con Occidente. «Queremos trabajar con calma, de forma metódica y profesional, usando todas las oportunidades que surjan para sacar la situación de su actual tensión”.

No hay planes para continuar con los ataques

Las potencias occidentales no tienen planes para nuevos ataques con misiles en Siria, pero evaluarán sus opciones si Damasco vuelve a usar armas químicas, dijo este domingo el ministro de Relaciones Exteriores de Reino Unido, Boris Johnson, en medio de un debate sobre la legalidad y eficacia de los bombardeos.

Estados Unidos, Reino Unido y Francia atacaron el sábado el programa de armas químicas de Siria como represalia por lo que sostienen fue el uso de gas venenoso hace una semana contra rebeldes. Los tres países insistieron en que no tenían como objetivo derrocar al presidente Bashar al Asad o intervenir en la guerra civil que se ha prolongado siete años, informó la agencia Reuters en Londres.

Los bombardeos, realizados por el presidente estadounidense Donald Trump fueron calificados como un éxito pero denunciados por Damasco y sus aliados como un acto de agresión, han sido la mayor intervención de los países occidentales contra Al Asad y su aliado Rusia, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, los calificó de «inaceptables y fuera de la legalidad».

En Damasco, el vicecanciller sirio, Faisal Mekdad, se reunió con inspectores del organismo mundial de control de armas químicas OPAQ durante unas tres horas, con la presencia de oficiales rusos y un alto funcionario de seguridad sirio.

Los inspectores están tratando de visitar el sitio del supuesto ataque con gas. Moscú condenó a los estados occidentales atacantes por negarse a esperar los hallazgos de los inspectores antes de atacar.

Cuando salió del hotel donde se realizó la reunión, Mekdad no quiso hablar con periodistas que lo esperaban afuera.

El canciller británico Boris Johnson defendió la decisión de la primera ministra, Theresa May, de participar en el ataque y dijo que era para evitar que se usen nuevamente armas químicas.

«No hay una propuesta sobre la mesa en este momento para nuevos ataques porque hasta ahora, gracias a Dios, el régimen de Al Asad no ha sido tan tonto como para lanzar otro ataque con armas químicas», dijo en un programa de la BBC.

«Si ocurriera, entonces está claro que, junto con los aliados, estudiaríamos cuáles son las opciones», agregó, haciéndose eco de comentarios de la embajadora de Washington en Naciones Unidas, Nikki Haley, quien dijo que Trump le comentó que si Siria usa gas venenoso nuevamente «Estados Unidos está totalmente listo».

El líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, dijo que la base legal que se usó para la participación británica era discutible, y agregó que solo apoyaría acciones respaldadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

«Le preguntó al secretario de Relaciones Exteriores y a la primera ministra: ¿cuál es la base legal para esto?», dijo Corbyn en una entrevista con la BBC.

Los países occidentales culpan al gobierno de Assad de un ataque presuntamente con gas venenoso en Duma el 7 de abril, que provocó la muerte a 75 personas. Rusia, cuyos lazos con Occidente se han deteriorado a niveles de la era de la Guerra Fría, niega que haya habido un ataque con gas en Duma.

La ayuda militar rusa e iraní en los últimos tres años ha permitido a Assad aplastar la amenaza rebelde de derrocarlo.

Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han participado en el conflicto sirio durante años, armando rebeldes, bombardeando combatientes del Estado Islámico y desplegando tropas para combatir a los militantes. Pero se han abstenido de atacar al gobierno de Assad, excepto por una andanada de misiles estadounidenses el año pasado.