-Buenos días, busco una pesa de personas…
-¿La busca aquí?, me pregunta una dependienta.
-Y si no, ¿dónde….?
-A ver, a ver, déjeme ver….
-Oye linda (se dirige a otra de sus colegas)…el señor busca una pesa
-Ahí hay un montón…le responde la colega
-¿Escuchó? Ahí hay un montón, indicándome un pasillo de artículos electrónicos.
-Al llegar al lugar indicado había, efectivamente, pesas de distintos tipos, medidas y precios.
-Pero, señorita o señora me podría explicar la diferencia que hay entre uno y otro modelo y marca?
-Bueno, todas son iguales, son para pesarse.
-Si, está bien, pero a qué se debe la diferencia de precios? Me refiero a las cualidades de una y de otra?
-A ….no sé…voy a preguntar….
Pasaron varios minutos y no regresó ni ella ni otra dependienta.
Me puse a esperar en el punto del café Jumbo (invitación de la tienda) a esperar.
A la dependienta de ese punto le pedí que me sirviera un café, pero mi sorpresa fue grande cuando escucho: “no puedo porque no tengo agua caliente”. Volví otra vez entonces a la “sección pesas sin mi anhelado cafecito”.
Otra sorpresa fue que entre el ir y venir del café, ninguna de cuatro dependientas que conversaban y y se reían se dignó a acercarse para atender mi pedido.
Fui al lugar donde estaban ellas y pregunté: ¿Habrá alguien que me pueda atender?
-¿Qué se le ofrece me preguntó una empleada distinta a la del comienzo?
-Quiero comprar una pesa.
-A ver vamos a ver: Aquí están todos los modelos (unos cinco o seis).
-Me gusta esta (dije tomando una de las pesas)
-A no esta no se vende.
-Pero ¿cómo qué no se vende?, .pregunté sorprendido una vez más.
-No tiene precio, me dijo
-Pero puede buscarlo en el sistema, le dije
Este nuevo proceso duró diez minutos: El precio es de $12.500.
Me fui a la caja a pagar y allí un joven cajero me dijo que el precio estaba equivocado porque el total era de solamente $11.000.
-Mejor, más barata, acoté.
Pagué y me fui.
Al llegar a mi casa para poder al fin poder pesarme, me percaté que la pesa estaba sin baterías y sin catálogo de instrucciones, además que me la entregaron envuelta en un plástico sin el envase original de fábrica.
¡Qué horror!, dije, pero ya no tenía más fuerzas ni ganas. Otra vez ganó el Jumbo, pensé, tienda que hace un par de años era modelo, con buena atención y buenos modales… era ejemplo de tienda, de primera clase…pero ¿ahora? ¿estaremos más viejos o la gente es distinta?