Durante el Gobierno de Michelle Bachelet no solamente aumentó excesivamente el déficit fiscal sino también el endeudamiento del sector público, que anotó el crecimiento más importante de su deuda externa desde que existen registros del ente emisor (2003), tras crecer 34,1% frente al cierre de 2016, totalizando US$ 47.344 millones.
Según La Tercera, detrás de este incremento, el principal “impulsor” fue el gobierno general -que reúne al gobierno central, municipalidades y universidades-, ya que los US$ 19.421 millones de deuda externa que registró en diciembre de 2017, implicó un alza de 74% frente al mismo mes de 2016, siendo otro máximo histórico desde 2003.
Con esto, y previo a que la Dirección de Presupuestos dé a conocer su informe definitivo de la deuda bruta del gobierno central al cierre de 2017 (el 29 de marzo), el dato publicado por el BC de deuda externa ya adelantó parte del endeudamiento bruto a la fecha, considerando que la deuda externa representa en torno a un 20% de la deuda total, siendo el resto deuda interna.
Ya en enero la Dirección de Presupuestos (Dipres) informó que los gastos del Gobierno central se escaparon y subieron un 4,7%, mientras que los ingresos lo hicieron en igual porcentaje. Con ello, el stock de deuda pública subió hasta el 23,8% del PIB el año pasado, alcanzando la proporción más alta en relación al producto desde 1993, época del Presidente Ricardo Lagos.
La pregunta que se han hecho los expertos es que si valió la pena o se aprecia en la ciudadanía en general (en cuanto a mejoramientos real y activo, por ejemplo) el déficit fiscal originado en los últimos cuatro años del Gobierno de Michelle Bachelet, estimado en el el 2,8 del PIB, que sería el mayor nivel registrado en los últimos ocho años al cerrar 2017.
Esta situación ha obligado al Ministerio de Hacienda a volver a colocar un bono soberano en dólares en enero por un total de US$2.000 millones, con vencimiento en el año 2028, estableciendo de esta forma una nueva referencia en dicho mercado. También en enero realizó una gestión similar en euros.
El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, agregó que “del total de bonos emitidos, 990 millones se utilizaron para una operación de manejo de pasivo, a través de una oferta de intercambio o recompra de bonos con plazo de vencimiento más corto, con el objetivo de fortalecer la nueva referencia a 10 años que se está emitiendo y reducir el perfil de vencimiento de los bonos más cortos”.
La emisión última concitó una alta demanda de los inversionistas, totalizando US$3.984 millones, 2 veces más que el monto ofertado. En cuanto a la tasa de interés conseguida, esta fue de 3,247%.
La demanda se compuso de 257 cuentas de inversionistas, provenientes de Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y Asia. Los bancos que acogieron esta operación fueron Bank of America Merrill Lynch, Citibank, Goldman Sachs y JPMorgan.
Por otra parte el director de Dipres, Sergio Granados, aseguró que -en términos de resultados- el déficit estructural no se logró reducir en 0,25 puntos porcentuales en 2017, tal como establece la regla fiscal, sino que en 0,1 puntos porcentuales.
Así, el balance estructural cerró el año pasado en un -1,7%, según los datos preliminares entregados por la Dipres.
Según la entidad, el erario del año pasado tuvo una sobre ejecución de 0,5%. Esto, a raíz de la ejecución de 114,9% que tuvo el Ministerio de Salud en gasto corriente debido al aumento de la llamada deuda hospitalaria.
Para el crecimiento económico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado que recién en 2021, el país superará el 3%. Para el período 2018-2022, la expansión promedio de Chile sería del orden de 2,9%. El país completará 9 años creciendo bajo el mundo. Esto ha significado una pérdida del liderazgo regional, lo que se explica por las diferencias en las tasas de crecimiento.
La duda que surge, viendo estos récord de endeudamiento, es porque se dio este fuerte crecimiento de la deuda externa del gobierno general desde mediados de 2017, considerando que no se emitieron bonos soberanos en el período.
Según agentes del mercado, la razón principal es que hubo un fuerte movimiento de los títulos de deuda del mercado local y externo que pasaron a manos de no residentes, lo que tendría relación con el atractivo de la economía local acorde a las expectativas a futuro.
Así, si bien en mayo de 2017 los títulos de deuda en manos de no residentes alcanzaban US$ 11.998 millones, en diciembre este monto alcanzó US$ 18.886 millones (57% de crecimiento), explicando la totalidad del movimiento de la deuda externa.
Como lo planteó Jorge Lorca, economista senior de Banchile Inversiones a la Tercera, “los datos del Departamento del Tesoro de EE.UU. muestran un incremento de las ventas locales de bonos a residentes norteamericanos en la segunda parte de 2017”, lo que tendría relación con “el panorama de consenso respecto del crecimiento esperado para Chile en 2018, consolidado por encima del 3%”. Con esto, el experto indicó que “no me sorprendería que se incremente en el margen el apetito por deuda local ante una potencial compresión de spreads”.
En la misma línea, Benjamín Sierra, economista jefe de Scotiabank, afirmó que “ha habido mayor nivel de consultas en los últimos dos meses, incluso desde Asia”, lo que se debería en parte a “mejores perspectivas respecto del manejo del endeudamiento en los próximos años, por lo que adelantan sus apuestas por el país”.
De todas maneras, Waldo Rivera, economista de BBVA Research, señaló que aunque “seguro hay más interés” por los títulos de deuda chilenos, planteó que “en las emisiones de bonos la Tesorería General de la República reservó espacio para que los no residentes compraran esos títulos, fue algo programado para aumentar participación de estos en el mercado local”.
Juan Bravo, investigador de Clapes UC, en tanto, sostuvo que “aunque ha empeorado la posición fiscal, Chile no deja de ser un país atractivo. Incluso con la rebaja de la calificación crediticia tenemos un estándar alto. Por eso sigue habiendo demanda por los títulos de deuda chilenos, son bonos bastante seguros”.
Endeudamiento a futuro
Con todo, y pese al mejor manejo de la deuda que se anticipa desde el mercado, esto no significa que no se emitirá más bonos soberanos, considerando que aún restan años de déficit fiscal que deberá financiar el próximo gobierno. En este sentido, el mercado viene planteando que el financiamiento encontrará algo de mayor estrechez los próximos años, por el incremento de las tasas de interés en el plano externo.
Como lo señaló Patricio Rojas, economista de Rojas & Asociados, “es bastante más concreto que subirán las tasas de interés en 2018 y 2019; tanto en EEUU y Europa hay cierto consenso en ese sentido, por lo que “el financiamiento se va a encarecer”. Con todo, indicó que “este incremento de tasas será bastante moderado”, por lo que no debería generar riesgos financieros al sector público. “Está bastante internalizado”, aseguró.