El Arzobispo de Malta, Charles J. Scicluna, será el encargado del Papa Francisco para viajar e instalarse en Chile para investigar a fondo las denuncias de abuso sexual que afectan al obispo de Osorno Juan Barros.
La decisión fue adoptada por el Papa doce días después de su visita a Santiago y varias otras ciudades chilenas, la que precisamente fue en parte empañada por la presentación del Obispo acusado, presente en las misas oficiales.
Charles J. Scicluna es un alto funcionario del Congreso Doctrina de la Fe en Roma.
La primera orden desde la santa sede de la iglesia católica es que Scicluna se traslade a Santiago, donde debería entablar contacto especialmente con los denunciantes que acusan a Barros.
El obispo Juan Barros es cuestionado por un grupo de feligreses de la comunidad desde que en 2015 asumió el cargo en Osorno. Las acusaciones en su contra son por presuntos encubrimientos a los abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima mientras era párroco en El Bosque.
La presencia del cuestionado sacerdote en las visitas papales terminaron convirtiéndose en una de las principales preocupaciones de quienes seguían la gira en Chile. Incluso, el Papa Francisco se vio obligado a responder a la prensa por el tema. En la oportunidad defendió al religioso asegurando que no existían pruebas contra Barros, refiriéndose a las acusaciones como “calumnias”.
Las repercusiones de sus palabras fueron tales que tuvo que desdecirse de ellas. Ya en viaje de regreso a Roma dijo a los periodistas en el avión que “su expresión no fue feliz” sin embargo insistió en que las pruebas del encubrimiento no habían llegado a Roma.
Para el teólogo Álvaro Ramis es claro que Barros es un encubridor. Su argumento lo basa en la institucionalización de esta conducta durante un periodo histórico de la Iglesia: “Todos los problemas internos de la iglesia se solucionaban al interior de la iglesia, no fuera de ella, porque el Estado era una amenaza, entonces, para salvaguardar la autonomía eclesial, los procedimientos de censura castigo, moción, premio (…) eran internos; recién en el siglo XX se integra la idea de que la iglesia es parte de la sociedad, incluso con el Vaticano II se integra esta idea de que la iglesia no es un ente fuera del mundo, sino que está en el mundo”.
El caso Karadima
En todo caso, la de Francisco fue una visita compleja, tanto para el Gobierno como para los chilenos en general, especialmente los fieles. Los cuatro días del Papa en Chile, que aparte de producir problemas de seguridad , transporte y caos callejero, poco le aportaron al país y a su gente, porque el Santo Padre no dijo nada novedoso o distinto y se limitó a repetir en el fondo lo que piensa la gran mayoría de los chilenos –católicos y no católicos- que por las indecisiones vaticanas las iglesias comienzan ya desde hace tiempo a vaciarse.
Él tuvo la gran oportunidad de anunciar o enunciar una política o medida fuerte, clara y más enérgica de Roma contra los curas pedófilos y los abusos sexuales ocurridos durante años al interior de la Iglesia Católica chilena. En contraste, a pesar de expresar vergüenza con lo ocurrido, le renovó la confianza al Obispo Juan Barros de Osorno calificando las acusaciones de abuso sexual en su contra como simples calumnias.
Cuando las víctimas, hoy profesionales distinguidos (Juan Carlos Cruz, James Hamilton y Juan Andrés Murillo) se muestran como testigos presenciales de hechos delicitivos ocurridos en la Parroquia de El Bosque de Santiago, que estuvo al frente del sacerdote Fernando Karadima (hoy vive en un hogar de Lo Barnechea-foto derecha), no se debería o no se podría hablar de una simple calumnia. Los tres testigos dicen en una declaración que “nosotros hemos declarado la presencia del obispo Barros en los abusos psicológicos y sexuales de Karadima (…) siendo él tan cercano a Karadima y sabiendo de los abusos, nunca denunció al sacerdote”.
En todo esto, uno es el delito mismo que para castigar al o a los acusados indudablemente se requieren pruebas concretas, pero por otro lado está la aplicación de la prudencia cuando se está al frente de la mayor Iglesia del mundo, como es la católica. Si Barros es sindicado como autor de hechos de abuso sexual, aunque nadie lo haya podido probar, lo que además es difícil de hacerlo, no puede ser nombrado ni menos confirmado en un cargo tan importante como es el que tiene y en una comuna o diócesis de tanta significación como es Osorno. Y esto rige para todas las instituciones.