Por Martín Poblete
El fin de semana recién pasado, la Democracia Cristiana tuvo su Junta Nacional para, según se dijo por intermedio de su Directiva, fijar política de alianzas, acordar la convocatoria de un congreso ideológico programático, evaluar el rol de oposición en el Congreso, y dejar convocada la elección de nueva Directiva por las bases.; solo el último punto de la agenda fue resuelto un tanto a regañadientes.
La DC llegó a su Junta en el marco de creciente falta de fraternidad en sus relaciones internas, acentuada por suma virulencia a la hora de manifestar diferencias de opinión y/o enfoque; en los últimos tiempos abundaron las descalificaciones personales acompañadas por lenguaje a menudo vituperativo. El deterioro del trato en las instancias de discusión interna repercutió en el debilitamiento del andamiaje partidario y la desmoralización de muchos dirigentes comunales, regionales, y militantes; de los ochocientos convocados a la Junta llegaron poco mas de trescientos. A lo anterior debe agregarse el agotamiento de la estrategia de alianzas desde el centro hacia la izquierda, siendo Nueva Mayoría el último intento fallido por hacer funcionar semejante proyecto político, terminado en derrota y fracaso; el colapso de la política de alianzas remató en el fin de la centroizquierda haciendo inútil, ridícula, cualesquier discusión acerca de si se debía seguir reconociendo un concepto ya inexistente como domicilio político.
Se presentaron dos votos. El primero planteó mantener la relación, sin exclusiones, con los socios en la fallida coalición Nueva Mayoría, además de proyectarse como clara oposición al futuro gobierno del Presidente electo Sebastián Piñera; el segundo, presentado por el dirigente histórico Gutenberg Martínez, propuso reposicionar a la DC en el centro del espectro político, excluir de futuros contactos a comunistas y al Frente Amplio, plantarse en el Congreso en rol de oposición constructiva. Ganó la primera propuesta por diez votos; considerando la evidente llegada estrecha de ambas propuestas, cabe preguntarse porque no se hizo un esfuerzo por lograr aunar posiciones.
Al momento del cierre de Junta, emergía con claridad un sesgo negativo, no se había logrado acuerdo en materia de alianzas, tampoco en formar coaliciones a futuro, menos en fijar domicilio político en la inexistente centroizquierda, tampoco se convocó a congreso ideológico programático. La dirigencia dimisionaria prefirió hablar del comienzo de un proceso sin calificaciones ni precisiones, se dijo que «no era el momento de alianzas», al parecer ignorando el riesgo de quiebres y rupturas. Se acordó convocar a elección de nueva directiva por las bases el domingo 27 de mayo; mientras tanto, habrá cambio de gobierno, llegará un Presidente con su coalición decididos a partir firme en propuestas legislativas, y la DC con dirigencia renunciada por definición débil, limitada en su capacidad de dar conducción, gobernabilidad interna, y liderazgo a un Partido también debilitado
Los líderes democristianos han perdido la oportunidad de darle respuestas coherentes a esos setecientos mil electores votando por sus candidatos en noviembre de 2017; asimismo, dejaron sin definir como usarían el importante capital representado por cinco senadores y catorce diputados. La lejanía del poder puede presentar espléndida ocasión de reordenarse y reorganizarse, la DC no parece todavía con claridad en este asunto.
El voto ganador concentras “todos los esfuerzos en el marco de la oposición” para defender las reformas sociales, mientras que la propuesta impulsada por Martínez era solo hacer alianzas con la socialdemocracia de la centroizquierda y exluir acuerdos con el Frente Amplio y partidos que tengan problemas con temas de DD.HH, una indirecta alusión al PC.
Tras la derrota, Gutenberg Martínez anunció que entraba en etapa de reflexión sobre su continuidad en el partido. Él junto a cien adherentes DC, entre los que se incluía Jorge Burgos, Soledad Alvear, Carolina Leitao y Jorge Correa Sútil, firmaron en la semana un documento en que señalaban que los acuerdos con el ala izquierda de la Nueva Mayoría le han concedido un “amplio espacio del centro a otros, otorgando una ventaja a la derecha”.
El temor ahora de la mesa directiva DC es que haya una fuga masiva de militantes, tal como ocurrió el 5 de enero con la renuncia de Mariana Aylwin y otros 30 “camaradas” al partido. En la reunión posterior a la junta, la mesa acordó hacer todos los esfuerzos para evitar la salida de Martínez. Como primera medida, Gonzalo Duarte intentará tender puentes con ese sector.
Myriam Verdugo -quien el sábado presentó su renuncia a la mesa, pero se mantendrá hasta las elecciones de mayo- señaló que “acordamos que, a contar del lunes, trataremos de conversar con él, sentimos respeto y estima por Gutenberg Martínez, nosotros esperamos que su proceso de reflexión devenga necesariamente en quedarse con nosotros y ser parte importante del próximo congreso ideológico”.
Dentro del partido existen críticas respecto de cómo se manejó la votación de la junta. Para el diputado Matías Walker, las dos opciones del voto político no eran excluyentes: “Fue un error exponer a los delegados a votar entre dos párrafos como si fueran excluyentes. Estoy seguro de que la gran mayoría del partido coincide en que tenemos que defender derechos que las personas han alcanzado durante este gobierno, pero al mismo tiempo estuvimos de acuerdo con que no es necesario formar nuevas coaliciones, aunque después nos sentemos a conversar en el ámbito de la centroizquierda”.
Víctor Torres, representante del sector “chascón” y que logró el triunfo de su postura en la junta, explicó ayer que en efecto se establece que “no es necesario estar en una coalición; dicho eso, lo que se aprueba en la junta nacional fue que para efectos de poder hacer la defensa de los derechos sociales y ciudadanos de los gobiernos en los que hemos sido partícipes, obviamente lo vamos a hacer con todas las fuerzas que conforman la oposición sin establecer un veto a nadie. La propuesta de Gutenberg establecía una exclusión de grupos de partidos determinados” (como el de los comunistas).