El Papa Francisco puso fin hoy a tres días de visita en Perú y en una reunión con los obispos de ese país preguntó: “¿Qué pasa en Perú que todos los presidentes se van presos?” y citó a (Ollanta) Humala y “hasta hace poco” (Alberto) Fujimori, asegurando además que la política en Latinoamérica sufre una “gran decadencia y corrupción”, respondiendo así a algunas preguntas de los pastores en el Arzobispado de Lima.
Citó el caso de la constructora brasileña Odebrecht, en el que han estado implicados Gobiernos de varios países de Latinoamérica y aseguró que “es solo una parte chiquita”.
“Creo que la política está en crisis, muy en crisis en América Latina por corrupción” y que sólo se entiende el “lenguaje de la corrupción” y citó además los paraísos fiscales.
El pontífice explicó que se estaba “buscando una caminó hacia la Patria Grande y de golpe cruzamos hacia un capitalismo liberal inhumano que hace daño a la gente”.
Habló de las cárceles superpobladas y reiteró: “La política está enferma, está muy enferma y hay excepciones, pero en general, está más enferma que sana”.
Además el papa pidió a los obispos peruanos que no tengan miedo “a denunciar los abusos y los excesos”, como hizo santo Toribio Mogrovejo.
El pontífice se reunió con unos 60 obispos en el Arzobispado y en su alocución les puso como ejemplo las proezas de santo Toribio de Mogrovejo, español y arzobispo de Lima desde 1579 y patrono del episcopado latinoamericano.
El papa Francisco les dijo que fue un ejemplo de “constructor de unidad eclesial” y basándose en su vida construyó su discurso para dar indicaciones a los prelados.
Les explicó que santo Toribio -que de 22 años de episcopado, 18 los pasó fuera de su ciudad -, fue “lo que hoy llamaríamos un obispo callejero. Un obispo con suelas gastadas por andar, por recorrer, por salir al encuentro para “anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, sin asco y sin miedo”.
“Sin miedo y sin asco se adentró en nuestro continente para anunciar la buena nueva”, reiteró a los obispos.
También les habló de que santo Toribio aprendió las lenguas indígenas y destacó la importancia “de conocer el lenguaje de los otros, sólo así, llegaría el Evangelio a ser entendido y penetrar en el corazón”.
“¡Cuánto urge esta visión para nosotros, pastores del siglo XXI!, exclamó para después afirmar que los eclesiásticos tienen que aprender “un lenguaje totalmente nuevo como es el digital, por citar un ejemplo y conocer el lenguaje actual de nuestros jóvenes, de nuestras familias, de los niños”.
Siempre hablando de santo Toribio, el pontífice explicó que “en sus visitas pudo constatar los abusos y los excesos que sufrían las poblaciones originarias y no le tembló el pulso, en 1585, cuando excomulgó al corregidor de Cajatambo”.
Y al respecto el papa Francisco recordó que un “buen pastor que sabe que el bien espiritual no puede nunca separarse del justo bien material y tanto más cuando se pone en riesgo la integridad y la dignidad de las personas”.
Y exhortó a no tener miedo “a denunciar los abusos y excesos que se cometen frente a su pueblo”, pues no es una “hay auténtica evangelización que no anuncie y denuncie toda falta contra la vida de nuestros hermanos, especialmente de los más vulnerables”.
Otro de los puntos que subrayó de la biografía de santo Toribio fue que defendió la ordenación de los mestizos.
A los obispos les dijo que un buen pastor conoce a sus sacerdotes y “busca alcanzarlos, acompañarlos, estimularlos y amonestarlos” y que el santo español pedía “cuidar y defender a los indios como a hijos”.
Al respecto de las comunidades eclesiásticas afirmó que no se pueden “negar las tensiones, las diferencias porque es imposible una vida sin conflictos” pero que hay que asumirlos “en unidad, en diálogo honesto y sincero, mirándonos a la cara”.
“Trabajen para la unidad, no se queden presos de divisiones que parcializan y reducen la vocación a la que hemos sido llamados”, les indicó.
Visita a Perú y su presencia en Chile
El papa tuvo que llegar a Perú para sentir el entusiasmo de la población católica, que salió en masa a las calles para arroparlo y que contrasta con la frialdad con la que fue recibido en Chile.
El sábado por la noche, después de una semana en la que ha recorrido miles de kilómetros para visitar seis ciudades en los dos países con una agenda cargada de actos, todavía sacó fuerzas para saludar a la muchedumbre que lo aguardaba y aclamaba frente a la Nunciatura, donde se aloja, y rezar con ellos un padre nuestro antes de suplicarles que se fueran a dormir.
En su última jornada en la capital peruana, con una población de 9 millones de habitantes, Francisco volvió a tener una agenda sobrecargada.
Oficio una misa a la que asistió cerca de un millón de fieles en la base aérea de Las Palmas, sur de la capital, antes de emprender el vuelo de regreso a Roma, poniendo fin a su sexto viaje a la región en casi cinco años de pontificado.
El abuso sexual en Chile y la corrupción en Perú
En Chile, el país con la renta per cápita más alta de la región, el papa trató de restañar las heridas de una iglesia profundamente desacreditada por los abusos sexuales de religiosos y que empañaron al final el foco en los indígenas, en su etapa de Temuco (sur) y la migración, en Iquique (norte), que pretendía darle a la primera visita de un pontífice al país en más de treinta años.
En Perú, donde su figura levanta pasiones entre los fieles, la destrucción de la Amazonía, la corrupción, el crimen organizado o los feminicidios que convierten a América Latina en la región más violenta y menos segura para la mujer del planeta han sido los flagelos que ha denunciado el papa, en sus visitas a Puerto Maldonado (en la Amazonía), Trujillo (norte) y Lima.
Fue la primera vez que salió de la boca del papa la palabra feminicidio, un crimen de odio, en un contexto de discriminación y violencia de género que se da mayoritariamente puertas adentro, en la intimidad de los hogares y las relaciones de pareja, una lacra que se ha cobrado la vida de miles de mujeres en la región.
Y es que la mitad de los 25 países con más feminicidios en el mundo son latinoamericanos, según la ONU.
Cardenal de Boston critica dichos de Francisco en Chile
Sean Patrick O’Malley, principal asesor del Papa en el tema, dijo que sus palabras sobre el obispo Juan Barros fueron “fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual”. El Vaticano no hizo declaraciones.
El tema del obispo Juan Barros volvió a reflotar en la gira del Papa Francisco por Perú, cuando se pensaba que el fervor popular visto en este país, especialmente en Trujillo, ayudaría a opacar cualquier otro asunto. El arzobispo de Boston, Sean Patrick O’Malley, principal asesor de Francisco en el tema del combate a la pedofilia en la Iglesia, sostuvo que las palabras del Pontífice sobre el obispo de Osorno, fueron “fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual” y comprende que hayan afectado a las víctimas reavivó el asunto.
El cardenal de Boston, Sean Patrick O’Malley, en su calidad de presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, ha sido todo un símbolo de la lucha contra la pedofilia en la Iglesia Católica. Ello explica el revuelo causado por sus declaraciones, las que fueron tema ineludible entre los periodista en el vuelo de regreso desde Trujillo.
En Iquique, en el último día de su visita a Chile el Papa desacreditó las denuncias contra Barros. “El día que me traigan una prueba contra el obispo (Juan) Barros (de Osorno), allí voy a hablar. No hay ni una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?”, dijo Francisco a periodistas chilenos al llegar a la Playa Lobito, donde dio su última misa en Chile. Y ayer, a través de un comunicado, O’Malley, dijo: “No puedo explicar por qué el Santo Padre eligió las palabras particulares que utilizó en ese momento”.