Algo bueno tenía al fin el presidente de EE UU Donald Trump,  porque el libro Fire and Fury del periodista Michael Wolff (foto izquierda), que lo ridiculiza como persona humana, político, esposo, padre, estratega y empresario ha logrado vender ya un millón de ejemplares en tres días.

Mientras todo el mundo político disfruta o polemiza con la publicación, Trump intenta censurar la biografía que cuestiona su salud mental y consigue el efecto contrario: ya se ha agotado en las librerías y los pedidos están desbordando a la editorial.

El libro,  que le quita el sueño al presidente de la potencia más poderosa del mundo, lo retrata desde el interior de la Casa Blanca, según Wolff,  teniendo como fuente entrevistas con más de 200 personas y/o funcionarios cercanas a él.

Trump asegura que la obra “está plagada de mentiras” y que él nunca autorizó el acceso de Wolff a sus dominios. Ha intentado impedir su publicación, pero la editorial, Henry Holt & Company, se le adelantó: el lanzamiento iba a ser hoy martes, pero ocurrió el viernes (cinco días antes)  después que el periódico The Guardian, tras obtener una copia del texto por adelantado, publicase algunos extractos de la obra que originaron de imediato la amenaza de la administración Trump de emprender acciones legales. Los abogados del presidente no tardaron en emitir una carta donde exigían el cese de su distribución a los editores estadounidenses. Pero Henry Holt, el editor, no desistió, al revés: aceleró la publicación para preservar lo que él llamó “contribución extraordinaria a nuestro discurso nacional”.

El libro presenta la imagen de un candidato a la presidencia que no quería ganar las elecciones de 2016 y de un equipo que se había resignado a una derrota inminente. El autor comienza diciendo que el libro «fue concebido originalmente como un repaso de los primeros cien días del Gobierno de Trump, pero los acontecimientos se desataron sin pausa natural durante más de 200 días».

Wolff afirma que el libro está basado en conversaciones con «el presidente, con la mayoría de los miembros de su personal veterano […] y con muchas personas con las que ellos han hablado». El autor, escritor y periodista de 64 años, ​​​​contó a la NBC el viernes que todas las fuentes con las que ha hablado ofrecen la misma descripción del presidente: «Es como un niño”.

“Peligroso para la humanidad tener sentado a un niño en el sillón de la Casa Blanca, divirtiéndose con sus propias barbaridades y picardías  que comete a menudo o todas las semanas”, eran en resumen los comentarios de hoy en distintas estaciones de radio, TV y prensa escrita de EE UU.

A pesar de que el editor Holt había impreso alrededor de 150.000 copias del libro con intención de lanzarlas el martes, la demanda era tan alta que en las tiendas se vendieron todos los ejemplares en unas pocas horas.

“El viernes obtuvimos 540 copias más del libro de Wolff, pero se agotaron por la noche. Durante el fin de semana, anotamos pedidos anticipados de cientos de libros más”,  aseguró Bradley Graham, copropietario de Politics and Prose, una conocida librería de la capital estadounidense, Washington DC.

Henry Holt ahora ha recibido tantos pedidos por adelantado que ascienden al millón de copias, amén de los “cientos de miles” de ebooks vendidos, por no hablar de las ventas del audiolibro, que no bajan de las seis cifras. Esto, aparte de los ejemplares traducidos a varios otros idiomas, entre ellos el español, y que han circulado gratuitamente por la red.

Reacción del Presidente y credibilidad del autor

La respuesta de Trump al libro que arroja dudas sobre su salud mental y su capacidad intelectual fue a través de twitter  diciendo que “en realidad, a lo largo de mi vida, mis dos mayores activos han sido la estabilidad mental y ser realmente inteligente”. Agregó: “Pasé de ser un hombre de negocios muy exitoso a una estrella de televisión… y de ahí a presidente de los EE UU (en mi primer intento). Creo que no diría ni siquiera que soy inteligente, sino que soy un genio”, agregó.

La veracidad o credibilidad de las afirmaciones de Wolff es una cuestión clave. Maggie Haberman, de The New York Times, sostiene que hay «varias cosas que son ciertas y varias que no».

El propio libro contiene una cláusula de exención de responsabilidad en las primeras páginas, que dice:

«Muchos de los informes de lo que ha ocurrrido en la Casa Blanca se contradicen; muchos, a la manera trumpiana, son muy inciertos. Esas contradicciones y esa libertad con la verdad, si no con la propia realidad, son un hilo elemental del libro».

Sin embargo, aunque las anécdotas que se cuentan estén sin probar, la reacción de Trump a la publicación ya ha confirmado la principal afirmación que hace Wolff.

Cuando en una entrevista en el programa Today de la NBC le preguntaron a qué se refería cuando escribió que todo el círculo de Trump cuestionaba que fuera adecuado para el cargo, Wolff contestó:

«El ciento por ciento de la gente que tiene alrededor lo dice. Todos dicen que es como un niño».

La reacción de Trump a esta respuesta de Wolff fue la siguiente:

“Michael Wolff es un perdedor que se ha inventado historias para vender este libro aburrido y falso. Ha utilizado al chapucero Steve Bannon, que lloró cuando le despidieron y suplicó por su trabajo. Ahora al chapucero Steve casi todo el mundo lo ha abandonado como un perro. ¡Qué mal!

Stephen Bannon, de 63 años, sirvió en la Armada, fue un exitoso banquero, produjo películas y estuvo a la cabeza del sitio de derecha Breitbart News. No era una cara conocida dentro del círculo de confianza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo,  fue durante siete meses (hasta agosto de 2017) uno de los hombres claves de la Casa Blanca, donde desde su posición de jefe de estrategia y asesor presidencial llegó a competir por influencia con actores más moderados del gobierno, incluyendo a algunos miembros de la familia Trump.

Bannon fue el séptimo funcionario de alto rango que salió del gobierno de Trump en el mismo número de meses (siete).

También hay otro elemento interesante en la reacción del presidente, especialmente la acusación de su equipo legal de que su exconsejero Steve Bannon había violado el compromiso de confidencialidad al hablar con Wolff para el libro.

Muchos han señalado que si lo que Bannon cuenta fuera mentira, Trump no lo acusaría de romper un compromiso, sino de difamación.

¿Qué pasa con Melania Trump?

Fire and Fury pinta una figura casi trágica de la Primera Dama al afirmar que a Trump le encanta «perseguir a las mujeres de sus amigos» y que no se va a la cama con su mujer, sino con una hamburguesa y tres televisores.

Y añade:

«El matrimonio de Donald Trump resultó desconcertante para casi todo su entorno, o al menos para aquellos que no tienen jets privados y muchas casas. Él y Melania pasaban relativamente poco tiempo juntos. Podían pasar días sin que mantuvieran contacto, aunque ambos estuvieran en la Torre Trump. Normalmente ella no sabía dónde estaba él, y tampoco prestaba atención a ello. Su marido se movía entre sus residencias igual que hacía entre sus habitaciones. Además de saber poco sobre su paradero, tampoco sabía mucho sobre sus negocios y, como mucho, prestaba interés por deferencia. Si ya fue un padre ausente para sus primeros cuatro hijos, Trump ha estado aún más ausente para el quinto, su hijo con Melania».

El director de Comunicación de Melania, Stephanie Grisham, declaró el viernes: «El libro es una obra de ficción. Es un formato de prensa amarillista que esparce declaraciones falsas e invenciones sobre la señora Trump».

¿Va a destruir Trump el mundo entero con su «botón nuclear»?

Hay tres fragmentos independientes a lo largo del libro que parecen coincidir a la hora de señalar un dato preocupante.

En primer lugar, Trump carece de los conocimientos que requiere un presidente para afrontar los problemas del día a día:

«Casi todos los profesionales que iban a unirse a su equipo empezaron a asumir el hecho de que, al parecer, no tenía ni idea. Con él todo funcionaba sobre la marcha. Todo lo que sabía parecía que se lo había aprendido una hora antes, y casi siempre a medias».

Kim Jong Un, el líder militar norcoreano, acaba de declarar que tiene un botón nuclear en su escritorio en todo momento. ¿Podría alguien de ese régimen mermado y muerto de hambre informarle de que yo también tengo un botón nuclear, pero mucho más grande y poderoso que el suyo? Además, ¡el mío funciona!, respondió en su momento Donald Trump