Por Walter Krohne

La primera semana del año se ha caracterizado por haber vuelto la Presidenta Michelle Bachelet, terminado ya el proceso electoral-presidencial,  a ser  la figura central en la política chilena con una de las últimas encuestas que la favorece poco, realizada por Cadem y  en la cual registra un 39% de apoyo, pero un casi 50% de rechazo (49). Todo esto en medio de un extraño viaje a Cuba que realizará la mandataria para reunirse con el Presidente de ese país Raúl Castro, entre el 6 y el 8 de enero, justo antes de la llegada al país por tres días del Papa Francisco.

Nadie sabe concretamente a que va la Jefa de Estado a La Habana, para lo cual debió pedir permiso especial al Senado de la República, que aprobó su nueva salida del país. En Chile, el Mandatario en ejercicio y saliente debe pedir autorización para abandonar Chile desde el momento en que es elegido su sucesor.

Desde ya el canciller Heraldo Muñoz descartó que hubiese un componente de tipo ideológico en este viaje.

La aprobación de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado fue de forma unánime. Muñoz aseguró que no hay un componente ideológico en la visita y que «pueden haber muchas razones de interés nacional, como promover las inversiones de nuestro país, mayor comercio y amistad con un país que tiene influencia».

«No hay ningún componente ideológico, hay que tener relaciones con muchos países. Hemos ido en estos cuatro años a un amplio espectro de países que piensan de manera muy diversa y lo hemos hecho siempre en cómo esas visitas ayudan a crear empleo, a crear mejores relaciones y mejores amistades», agregó.

El ministro de Relaciones Exteriores adelantó también que ingresarán un nuevo oficio para un viaje de la Mandataria a Japón en febrero.

Si bien el senador de la UDI Juan Antonio Coloma no puso objeción constitucional a la gira de la Presidenta a la isla, sí planteó reparos desde el punto de vista político.

«La filosofía es para que eventualmente algún gobernante no pueda eludir alguna sanción constitucional, en esa condición no tenemos ninguna objeción para que pueda hacer el viaje, porque no hay ningún riesgo, no hay ningún requerimiento en materia constitucional», comentó.

«Cosa distinta es que yo considere que el viaje es profundamente inoportuno desde el punto de vista político, particularmente antes de que termine su mandato yendo quizás al lugar donde hay menos democracia y menos libertad no deja de ser un contrasentido», añadió el legislador gremialista.

En tanto, el senador del PPD Ricardo Lagos Weber dijo que la autorización unánime en la Cámara Alta al viaje de la Mandataria ratifica el respeto a la jefa de Estado como conductora de la política exterior del país hasta su último día en el cargo.

También la vocera de Gobierno, Paula Narváez, indicó que los viajes presidenciales en el último periodo de gobierno es algo totalmente común, ya que es parte de las funciones.

En ese sentido, profundizó que sólo se está cumpliendo con agendas bilaterales de trabajo con los distintos países. Forma parte del ejercicio republicano de los presidentes”, sostuvo.

El conocimiento del viaje a Cuba se produjo junto a las felicitaciones que le envió el Presidente de EE UU, Donald Trump, al presidente electo Sebastián Piñera, a quien invitó además a visitar la Casa Blanca, sabiéndose ya que el mandatario republicano ha prácticamente suspendido el proceso de normalización entre Washington y la isla caribeña.

Con respecto a la agenda que cumplirá Bachelet en Cuba, se afirmó que el canciller había  señalado el marco en que se daba el viaje. En esa línea, Heraldo Muñoz anticipó que se tratarían temas de inversión y empresariales, aunque es un viaje que se hace cuando el Gobierno socialista ya está en las últimas y por eso causa mayor extañeza. Mucho más aún cuando se trataría de “inversiones o nuevas inversiones” y al parecer el ministro de economía Jorge Rodríguez  no había sido invitado hasta esta mañana. “La única noticia que tengo es por la prensa, nadie me ha invitado a mí, aseguró el jefe de la cartera tras ser consultado sobre el tema por Radio Biobío

La inclusión del ministro en la comitiva es importante y lo es porque el ministro de Relaciones Exteriores se restará de la visita -según dijo- por una operación a la que se someterá su esposa, aunque también se especula que sus declaraciones sobre el Partido Comunista hayan influenciado la decisión. La ministra Secretaria General de Gobierno, Paula Narváez, se refirió a las palabras del ministro de RR.EE., Heraldo Muñoz, quien en una entrevista este fin de semana dijo que el bloque oficialista debería reflexionar sobre sus vínculos con el Partido Comunista.

La portavoz del gobierno sostuvo que «el canciller ha hecho esos comentarios a modo y a título personal, el gobierno no los va a comentar, sin embargo, es importante señalar que no hay que hacer especulaciones ni interpretaciones y no son las opiniones del gobierno de Chile».

Narváez dijo además que «el gobierno siempre ha saludado la relevancia de la unidad de la centroizquierda».

Sobre el mismo tema y una vez finalizado el comité político, el presidente del PC, Guillermo Teillier, dijo que abordó las declaraciones del canciller con el presidente del PPD, Gonzalo Navarrete y que éste le respondió que «no es el pensamiento del PPD».

Caso Caval sigue «penando» en La Moneda

Pero no han sido sólo estos rumores en torno a su viaje los que han puesto a la Presidenta en el centro de la escena política, sino, y para variar un poco, fue también el caso Caval, el mismo  que la acompañó durante casi todo su Mandato en La Moneda y que fue la causa de muchos de sus fracasos políticos y de falta de liderazgo. La causa de su hijo Sebastián Dávalos –en la arista inicial del caso-  fue sobreseída por la Corte de Apelaciones de la Región de O’Higgins en forma  definitiva.

Este hecho «envalentono» a Sebastián para lanzar toda su furia y frustración en contra de la Fiscalía, diciendo con palabras muy simples: «Una Fiscalía corrupta no está en condiciones de realizar investigación alguna», declaró en un comunicado, refiriéndose a la de O’Higgins.

Para comenzar, recalcó que en estos tres años han desfilado un sin número de imputados. Asimismo, apuntó a que en octubre pasado el tribunal de Garantía de Rancagua cerró definitivamente la causa madre del caso.

“Tres años han pasado y hasta hoy no he sido formalizado ni menos acusado. Paradójico, es que pese a encontrarse la causa cerrada, la Fiscalía mantuviera el porfiado afán de negarse sistemáticamente a mi sobreseimiento”, insistió.

“¿Cuál es el móvil o agenda que tiene la Fiscalía a negarse a mi sobreseimiento? (…) Sólo durante el último mes, la Fiscalía permitió filtraciones al menos a tres medios distintos: La Tercera, El Mercurio y Tele 13”, a pesar que las filtraciones son un delito funcionario”, dijo.

“El caso Caval es un caso político en el que se nos ha enjuiciado sentenciado a mí y a mí familia”, prosiguió.

Acto seguido, agudizó sus críticas hacia la Fiscalía: “No me sorprendería que -tras este comunicado- la muy corrupta fiscalía, haciendo uso de la nomenclatura utilizada por el fiscal nacional, intente formalizarme por algún delito inexistente a modo de represalia, tal como ya ocurrió tiempo atrás con Natalia Compagnon: mi señora”, sostuvo.

Y anunció:  “Volveremos a Santiago a interponer una querella por filtraciones ante tribunales, para que sea el fiscal nacional, el superior jerárquico de esta Fiscalía, quien investigue los actos de corrupción que pudiesen haber ocurrido en la Fiscalía Regional de O’Higgins”, anunció.

“Una fiscalía corrupta no está en condiciones morales ni éticas de realizar investigación alguna. Y menos aún, de acusar o formalizar a algún ciudadano. La Fiscalía miente una y otra vez frente a tribunales y en la corte, atenta contra los principios de objetividad de los imputados y desconoce los acuerdos a los que ha llegado con los mismos, no está habilitada para investigar causa alguna”.

“Cuando termine este show mediático voy a tomar todas las acciones legales y penales posibles contra quienes resulten responsables”, dijo para cerrar.

Abbott sale a escena

El Fiscal Nacional Jorge Abbott no pudo quedarse callado y emitió de inmediato una declaración oficial:

 “La Fiscalía Nacional rechaza categóricamente la generalización que encierran las expresiones vertidas ayer por don Sebastián Dávalos Bachelet”, comienza indicando.

“Sus palabras constituyen una falta de respeto no sólo para los equipos de trabajo de la región de O´Higgins, sino para todos los fiscales y funcionarios del Ministerio Público, cuya labor la Fiscalía Nacional respalda plenamente y alienta a que sea desarrollada con estricto cumplimiento a los principios de objetividad y compromiso que guían el quehacer institucional”, agrega el documento.

“Sin perjuicio de que a todo ciudadano le asiste el derecho a presentar las denuncias o querellas que estime pertinentes -mismas que deben ser investigadas con celo por la Fiscalía, en cumplimiento de su rol legal-, el Ministerio Público lamenta el tono agraviante de las declaraciones del señor Dávalos Bachelet, pues dañan a todos los fiscales y funcionarios que día a día desempeñan en forma honesta y proba su trabajo en nuestra institución”, finaliza el fiscal nacional.

Años de crecimiento de la imagen Bachelet pero también de fuertes caídas

El 2017 fue un año de contrastes para la Presidenta Bachelet. Comenzó con el nivel de aprobación más bajo que ha registrado toda la serie, 18% en febrero, luego de enfrentar uno de los incendios más importantes que haya vivido la zona centro sur del país, y siguir con un aumento progresivo que se aceleró luego de la aprobación de la Ley de aborto y que hoy representa una diferencia total de 21pts en lo que va del año.

Así, en diciembre, un 39% aprueba y un 49% desaprueba la gestión de la Presidenta, el registro más alto para un cierre de año, considerando incluso el 2014. De hecho, tenemos que remontarnos a noviembre del 2014, previo al Caso Caval, para encontrar un nivel de aprobación similar a la mandataria.

En este contexto, la gran mayoría de los atributos de la Presidenta Bachelet presentan alzas significativas en comparación al mes de noviembre. Así, Carisma pasa de un 67% a un 74% (+7 puntos), Autoridad y liderazgo de un 39% a 45% (+6 puntos), Capacidad para solucionar los problemas del país de 40% a 44% (+4 puntos), Confianza de un 41% a un 46% (+5 puntos) y Cumple lo que promete de un 36% a un 42% (+6 puntos).

La última aprobación obtenida por la Presidenta (39%) muestra una recuperación transversal entre los distintos segmentos de la población, que se hace más significativa entre las mujeres y en los niveles socioeconómicos de mayores ingresos (posiblemente asociados a la aprobación de la ley de aborto), también entre aquellos identificados políticamente con la centro izquierda/izquierda, cerrando el año con un 71% de aprobación en tal grupo, lo que representa un porcentaje mayor a lo alcanzado en diciembre de 2014 en tal sector (67%).

Al mismo tiempo, los grupos más críticos a la Presidenta siguen siendo los hombres, entre 35 y 54 años, de estratos bajos, donde las cifras están bajo el 40% de aprobación. Este grupo incluye a los identificados políticamente con la derecha/centro derecha, donde su aprobación alcanza un 14%.

En cuanto a la gestión del gobierno, la aprobación del gabinete llega a un 22%, 17pts menos que el de la Presidenta. Ahora bien, en relación a las distintas áreas de gestión, “Relaciones Exteriores” se mantiene como la única con mayor aprobación (58%) que desaprobación (30%). Le sigue “El cuidado del medioambiente” con un 49% (+9 puntos), “El desarrollo energético” con un 48% (+4 puntos) “Educación” con un 39% (+5 puntos), “La economía” con un 33% (+4 puntos), “El transporte público” con un 32% (+3 puntos), “La creación de empleo” con un 30% (sin variación significativa), “La salud” con 25% (+3 puntos). Bajo la barrera del 20% se encuentran “La lucha contra la delincuencia” con un 16% (+3 puntos), “El conflicto mapuche” con un 15% (sin variación significativa) y “La corrupción” con un 12% (sin variación significativa).

Finalmente, y relacionado con lo anterior, un 43% considera que el desempeño de Michelle Bachelet fue mejor o mucho mejor de lo que esperaba y un 53% que fue peor o mucho peor. Por su parte, la visión positiva del cierre de gobierno es 12 puntos menos a la que obtenía Sebastián Piñera en febrero del 2014 (55%).