Por Martín Poblete

Los catalanes concurrieron a votar en la mas importante elección autonómica bajo la institucionalidad de la Constitución Española de 1978, lo hicieron masivamente marcando un 82% del padrón, récord histórico; a diferencia del sainete farsesco  del breve régimen de facto independentista, esta elección convocada por la intervención de la Autonomía catalana por el Gobierno aplicando el Decreto 155 de la Constitución, fue impecable, no hubo reclamos de consideración, se votó normalmente en toda Cataluña.

Contados todos los votos, Ciudadanos, un partido constitucionalista liberal de centro derecha, se alzó con la primera mayoría eligiendo treinta y siete diputados marcando mas del 25% de los votos emitidos, uno de cada cuatro catalanes votó por Ciudadanos,  es el primer triunfo electoral de un partido ajeno a tendencias catalanas;  esta victoria se asocia directamente a la figura de su líder regional, Inés Arrimadas, jerezana de origen, llegada a Barcelona en el 2006, desde entonces catalana por adopción y decisión.  Asimismo, comparte crédito el líder nacional de Ciudadanos, el político catalán Albert Rivera.   Sin embargo, esta importante victoria aparece frenada por el pobre resultado del Partido Socialista Catalán respecto de la elección autonómica de 2015, mantuvo su porcentaje, subió solo un diputado; y muy particularmente, por el colapso del Partido Popular catalán, eligió apenas tres diputados, dejando a Ciudadanos sin los votos necesarios en el Parlament para formar gobierno.

Al otro lado de la plaza, los dos principales partidos independentistas, Juntos por Cataluña y Esquerra Republicana Catalana, dos partidos esencialmente conservadores, el segundo mas cerca de la Iglesia y del Arzobispo de Barcelona Cardenal Joan Josep Omella, que fueron unidos en 2015, esta vez concurrieron separados en parte por distinciones tácticas, pero principalmente por serias  diferencias personales  entre sus líderes, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras respectivamente;  sin perjuicio de concurrir en listas separadas, la suma de sus votos da un resultado significativamente superior al de 2015, entre ambos eligieron sesenta y seis diputados, les faltarán apenas dos para la mayoría absoluta en el Parlament, asumiendo puedan resolver sus diferencias.  Al momento de formar gobierno, podrían entrar en juego los cuatro diputados de CUP, una coalición de grupúsculos antisistema;  la otra coalición de izquierda, CatenComú/Podem, filial catalana de Podemos, bajó su votación respecto de 2015, eligiendo ocho diputados los cuales, según venga la mano en las negociaciones posteriores, podrían tener influencia en las decisiones.

El gran derrotado es el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien comparte responsabilidad en el colapso del Partido Popular catalán con el líder regional, el diputado García Albiol; están por verse las implicancias en clave española del desastre de los Populares en Cataluña, ya están surgiendo voces en las dos Castillas y en Galicia, pidiendo a los Populares ir con otro liderazgo en las próximas elecciones generales.

Por ahora, lo único seguro es el cronograma institucional inmediato.   La Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, encargada de la intervención de la Autonomía catalana bajo la aplicación del mencionado  Decreto 155, deberá convocar al Parlament a mas tardar el martes 23 de enero de 2018; una vez el Parlament elija sus autoridades, tendrán hasta el 6 de febrero de 2018 para proponer la investidura del nuevo Govern,  la primera votación por mayoría absoluta, la segunda por mayoría simple.   De no haber acuerdo, rige un plazo máximo para seguir intentándolo hasta el lunes 2 de abril, de persistir la imposibilidad de investir un Govern, se convocarán nuevas elecciones autonómicas.   Si bien todavía no han pasado veinticuatro horas desde la elección, todos los indicadores apuntan a la formación de un Govern independentista de coalición; de fallar esa opción, Esquerra Republicana Catalana podría entrar en conversaciones con Ciudadanos.