Palestina-Israel, el eterno debate (*)

Palestina-Israel, el eterno debate (*)

Algunas características propias del judaísmo

Por Nathan Novik (**)

(Los errores de interpretación o históricos que puedan existir, así como las contadas opiniones que se emiten en este texto,  son de mi exclusiva responsabilidad.)

1.- Judaísmo más que una religión.-

 El judaísmo es más que una religión: es una cultura, múltiples tipos de tradiciones, una ética y principios fundamentales de solidaridad y respeto. Una pertenencia ancestral, adquirida al ser hijo/a de madre judía, más una pertenencia elegida por conversión. En nuestra zona, Valparaíso- Viña del Mar, Chile, ha habido bastantes conversiones principalmente de cristianos; todas voluntarias dado que en el judaísmo, al no ser proselitista, no existen conversiones “forzadas” como sí lo ha habido  en el cristianismo y en el Islam donde en muchos casos siguen existiendo.

Algunos se han reconocido sefarditas (judíos de ascendencia española), que por efectos de la Inquisición católica se vieron forzados a asumir la fe cristiana en la edad media para salvar sus vidas….Otros, porque simplemente le encontraron sentido al judaísmo para sí mismo. Para convertirse es necesario un proceso: hacer un curso y pasar por ciertos exámenes. No bastan los “deseos”. La religión judía además de no ser proselitista es respetuosa de  todos los credos existentes. El judaísmo no tiene una “cabeza” (como es el caso del Papa), que señale qué debe hacerse o no, cómo llevar la liturgia, o que tenga tuición sobre las Comunidades y las personas.

En el judaísmo cada Comunidad es independiente respecto de las demás en todo sentido. Elige de manera democrática a sus dirigentes, desarrolla las liturgias según la orientación que se desea dar. Algunas comunidades se organizan según el origen de sus miembros, (ashkenasies del centro europeo, sefarditas de origen español, orientales de países árabes, de habla alemana  y así sucesivamente). El judaísmo se vive en comunidad. Para un rezo  comunitario la cantidad mínima  es de 10 personas aun cuando cada persona puede si lo desea practicar sus oraciones individualmente. El término “judío” es sinónimo al término israelita o hebreo. Hay que distinguirlo del término “israelí” que es el ciudadano de Israel, que puede no ser del pueblo judío o hebreo o israelita y  que puede pertenecer a cualquier credo u origen. De hecho un 20% de la población en Israel es musulmana y  tiene 20 representantes en el Parlamento (Knesset) de Israel. Los judíos se estiman en unos 20 millones en el mundo. Se estima que cerca del 45% a 50%  de los judíos que existían en la década de 1930 murieron asesinados por el nazismo.

2.- Al no tener una “cabeza rectora” cada comunidad es independiente y tiene su propia y característica “tendencia”

En el judaísmo religioso, pueden distinguirse  diversas “tendencias”, las que se podrían clasificar en 3 “tipos” con todas sus combinaciones: 1) La Ortodoxa, que va desde los “ultraortodoxos hasta los ortodoxos propiamente tales”; los “ultraortodoxos” son más estrictos en seguir más “a la letra” las fuentes judaicas (Principalmente la Torá hebrea o “antiguo testamento” como la llama el cristianismo, y el Talmud, comentarios de sabios acerca de la Torá); se calcula que un 10%  del judaísmo pertenece a esta corriente “ortodoxa”; los ortodoxos se caracterizan en separar físicamente a hombres y mujeres en los oficios religiosos y suelen identificarse por el tipo de vestimenta: trajes oscuros, camisa blanca y llamativos sombreros;  2) la “conservadora” (que conserva las tradiciones fundamentales), bastante flexible en la manera cómo interpreta la letra de la Torá y como cada uno de sus miembros  se relaciona con el aspecto religioso del judaísmo; se calcula que un 85% de las Comunidades judías son de esta corriente; hombres y mujeres se sientan mezclados  en los oficios, suelen tener rabinos y rabinas y el aspecto externo de sus miembros es similar al de cualquier persona de la sociedad donde viven. La Comunidad de Valparaíso- Viña, Chile, a la que pertenezco, es de esta tendencia. 3) Por último, la corriente denominada “reformista”, frecuentemente dirigida por rabinos o rabinas homosexuales y/o lesbianas, aun cuando su membresía está abierta a cualquier género, puede considerarse la más “flexible y amplia” de todas las tendencias. Sus comunidades son más frecuentes en Estados Unidos, calculándose estas entre un 3 a 5% de las comunidades judías.  Las directivas de las Comunidades judías, desde tiempos remotos se eligen por votación, donde cada miembro de la comunidad es un Voto. Suelen renovarse anualmente.

3.- Judaísmo y libre albedrío.-

En el judaísmo todo es posible. Existen judíos creyentes y con diversas orientaciones en sus creencias y también  judíos agnósticos.  Hay judíos que sólo respetan algunas tradiciones, (como ir una vez al año a la sinagoga, generalmente para el Iom Kippur o “Dia del Perdón”), hasta aquellos que se sienten sólo vinculados con su cultura, su folklore y su música, o  sus principios y valores éticos. O por una combinatoria de todo eso. No existe censura de libros ni de ningún tipo.  Hay de todo y todo es permitido ya que  el respeto al  libre albedrio del ser humano, su libertad de pensamiento  es un aspecto fundamental del judaísmo.  Todo parte por el hecho de que cada cual elige la Comunidad cuya orientación o tendencia  le hace más sentido y de que no existe una “cabeza rectora”.

La relación con “lo divino o trascendente” es íntimo de cada cual. No hay intermediarios de manera que no existe posibilidad de manipulación “espiritual” en el judaísmo. Como  no hay intermediarios  entre Dios y el hombre nadie tiene “especiales poderes de perdón por faltas cometidas” como sucede en el catolicismo. Cada uno es responsable de sus actos y ha de responder socialmente de los mismos  El rabino/a, (se prefiere que sean casados/as), es quien se encarga de dirigir los aspectos litúrgicos y sociales de la Comunidad y al mismo tiempo de entregar orientación espiritual a quien lo necesite y lo desee. No hay conflicto con la razón, muy por el contrario, la razón en el judaísmo es fundamental para darle sentido actualizado a los escritos y relatos de las fuentes.

A diferencia de otros credos que privilegian las creencias y los dogmas, el judaísmo postula a la duda, a tener una mente abierta, a saber preguntar. El único dogma de la religión judía  es el “Shma Israel…” Escucha Israel, Dios nuestro es Uno” Lo interesante es que “Israel”  según la cábala, (misticismo judío) es la humanidad, de manera que el “Shma” se traduce como: “Escucha humanidad que Dios es Uno para todos”.

Por otro lado, suele interpretarse como que el Universo tiene, junto a la diversidad un principio de Unidad, un “orden fundamental” en su expresión más esencial…. Pero que será la ciencia la encargada de seguir investigando. Judaísmo y ciencias se combinan entre sí. No existe “oposición” de religión y ciencia. La diversidad de pensamiento es el ADN del judaísmo. En broma se dice que cuando hay dos judíos que dialogan sobre un tema, hay a lo menos tres diversas visiones. No existe violencia para “resolver” una diferencia de opinión, sino que sirve para diálogos futuros.

El ser humano en su historia, a nombre de algún Dios, ha sido bastante destructivo con sus semejantes generando dolor en lugar de amor. Las guerras religiosas como la de los 100 años o la de los 30 años por parte de católicos y protestantes son famosas. Cristianos y musulmanes  han sido muy violentos en su historia. Sunitas y Chiitas en el mundo musulmán suelen matarse mutuamente sin misericordia. Desafortunadamente en muchos casos  aún en pleno siglo 21 el mundo lo sigue siendo violento. Los fanatismos político-religioso de las diferentes religiones, incluida la judía, son un cáncer de la humanidad. El fanatismo está absolutamente alejado del “espíritu” judaico.

4.- El desconocido judaísmo y la existencia milenaria de la “judeofobia”, mal llamada comúnmente “antisemitismo”

Poco se conoce acerca del judaísmo. Suele existir acerca del mismo enorme prejuicio e ignorancia, alimentado por 2000 años de persecuciones, discriminaciones, expulsiones de reinos o países, malos tratos de todo tipo, incluyendo asesinatos. Esa judeofobia se desarrolla fundamentalmente por parte del cristianismo en Europa, lo que luego se exporta a los lugares donde se expandieron los imperios de países cristianos europeos. Instituciones de gran crueldad  como la Inquisición, las 32 Bulas papales y las prédicas desde los púlpitos que alimentaban el “estereotipo del judío” como encarnación de todas las maldades que se podían concebir, incluyendo el formar parte del “pueblo deicida”, los que mataron “al Dios Jesús”, lo que de algún modo también alimenta la deslegitimación de Israel. Y esa “culpabilidad del judío” era de los que fueron, de los que son y de los que serán.  Recién  a mediados del siglo 20, por la década de los 60, las iglesias cristianas fueron cambiando este tipo de concepción acerca del judío, y ya en los púlpitos se comenzó a reconocer que los actuales judíos  “no eran culpables” del deicidio; más aún, se reconoció que de haber existido todo lo que se relata, fueron los romanos quienes habrían crucificado a Jesús dado que los judíos no tenían ese tipo de castigo. Más aun, analistas cristianos reconocen  que es imposible que “todos” los  judíos de Judea  hubiesen conocido de la existencia de Jesús reconociendo en su figura aspectos típicos de un judío destacado. (Ver “Investigación sobre Jesús” de  Corrado Augias y Mauro Pesce; Ed. Debate).

La relación “oficial” de las religiones cristianas con el judaísmo a partir de la segunda parte del siglo 20 ha cambiado sin duda para mejor: desaparecen las infamantes Bulas papales, no se predica la judeofobia desde los púlpitos y existen paneles de acercamiento interreligioso. Sin embargo, por la fuerza de la costumbre, en muchos lados para la “semana santa” se sigue “quemando el Judas” y cantando la infamante canción del “perro judío”. Son tradiciones en el ADN del cristianismo, muy difíciles de eliminar.

5.- Algunos antecedentes históricos básicos.

El Reino de Judá fue un estado del Levante mediterráneo durante la Edad de Hierro. Fue creado a partir de los territorios que formaban parte del Reino de Israel, dominio que durante los reinados de Saúl, David y Salomón constituyó una monarquía unificada. Tras la muerte de Salomón, el territorio israelita fue dividido y del reino inicial surgieron otros dos: el Reino de Judá en su porción sur y otro reino, denominado una vez más Reino de Israel, pero abarcando solo la porción norte del territorio en cuestión. Establecido en Judea, el Reino de Judá suele también ser conocido como el Reino del Sur, para distinguirlo así de la otra monarquía, establecida en el norte, es decir, el Reino de Israel que comprendía Samaria y Galilea, y cuya existencia tuvo lugar en tiempos de la así denominada monarquía hebrea dividida.

El Reino de Judá nació como estado independiente algún tiempo después de la muerte del rey Salomón en 928 A. C.

Durante el siglo VII A. C., Jerusalén se convirtió en la capital del Reino de Judá, en medio de un gran auge de población y de poder. Acaso ello en parte se debiera al posible apoyo asirio, que veía en Judá un valioso vasallo proasirio y una importante fuente de aceite de oliva.

La prosperidad de Judá bajo el vasallaje asirio (no exenta de momentos de enfrentamiento como la revuelta de Ezequías), terminó con la caída del Imperio Asirio, cosa que disparó la lucha entre la Dinastía XXVI de Egipto y el Imperio Neobabilonio.

La situación de Judá en medio de la zona en disputa condujo a la destrucción del reino luego de la serie de campañas que tuvo lugar entre 597 y 582 a. C. y a la que siguió el Cautiverio en Babilonia  junto con el establecimiento de una provincia babilónica en el territorio de Judá.  Se conoce como Cautiverio de Babilonia  al período que comprende desde el año 586 hasta 537 a. C. en el que parte considerable de los hebreos que habitaban el sureño Reino de Judá estuvieron exiliados en Babilonia, comenzando la deportación y el exilio de los judíos inmediatamente después de la toma de Jerusalén y la destrucción del Templo por Nabucodonosor II y finalizando con el supuesto edicto del rey persa Ciro de 538 a. C. que permitió el regreso de los judíos a sus tierras de origen en el año siguiente .

Judea, o Iudæa en latín,  fue una provincia romana en la región romana de Oriens, es decir Oriente (hoy día parte del Medio Oriente), en la orilla oriental del mar Mediterráneo. Se estima que fue provincia romana a partir del año 63 A.C. El Imperio romano cambió el nombre de Judea a Palestina o Provincia Syria-Palæstina en el año 135, como forma de borrar toda memoria judía de la región, tras aplastar la rebelión de Bar Kojba. Los geógrafos Estrabón y Ptolomeo describen la Provincia de Judea como abarcando la Galilea, la Samaria, las alturas de Golán (Gaulanitis), la orilla oriental del río Jordán, además del territorio del antiguo reino de Judá, etc. El Nuevo Testamento usa el nombre Judea en dos sentidos: primero, solamente el territorio del antiguo reino de Judá; y segundo, el territorio entero de la provincia romana de Judea. La noción de Judea en su sentido más amplio coincide grosso modo con la noción judía de Tierra de Israel (Eretz Israel).

6.- Acerca del Sionismo

Es común  escuchar a más de alguna persona refiriéndose al “sionismo” como una ideología satánica, discriminatoria, racista y excluyente, que debe ser extirpada de la humanidad, casi similar al nazismo, lo peor de lo peor.

Lo concreto acerca del sionismo nada tiene que ver con esos prejuicios; el sionismo es elemental y simple: El Sionismo es una ideología política, laica, nacida en el seno del judaísmo, que postula a que los judíos puedan tener un país en condiciones de darles un “Hogar Nacional”  a todos aquellos que por el sólo hecho de ser judíos, son perseguidos, hostigados y/o discriminados en cualquier parte del mundo. Un estado, que además pueda  ser un hogar nacional para todo aquel judío que así lo desee. El sionismo es una respuesta política práctica a una situación que por mucho tiempo ha enfrentado, y sigue enfrentando aún el pueblo judío en muchas partes del mundo, y dentro de la actual situación geopolítica del planeta.

El sionismo no es religioso. Más aún el movimiento sionista era casi exclusivamente laico: una respuesta práctica en un mundo dividido en países para que el pueblo judío tenga su lugar sobre este planeta donde tenga la autonomía para poder cumplir una misión:amparar al pueblo judío de la judeofobia que por 2000 años ha debido sufrir.  Un país en el lugar donde siempre el pueblo judío ha tenido presencia y una fuerte ligazón religiosa y espiritual, geográfica, anímica y emocional. (Véase el punto 5 del presente artículo). Ese país es Israel. Formado el estado moderno de Israel a partir de 1948, es un país democrático, respetuoso de las minorías, vinculado a la esencia  ética y valórica del judaísmo que es el respeto y la amplitud mental. Un país con su Institucionalidad y con la misión clara desde sus orígenes de proteger y amparar al pueblo judío, discriminado, expulsado de tantas partes, sometido a un genocidio durante la Europa nazista.

Si bien el pueblo judío estos últimos 2000 años ha sido un pueblo muy pacífico, casi sumiso, afectado a  la discriminación y la violencia producto de la judeofobia, llegó el momento a fines del siglo 19  de luchar por recuperar la dignidad  como pueblo, recuperando su autonomía política. De allí el origen de este movimiento laico “no conformista con seguir agachando la cabeza” que es el sionismo. La religión, a la espera de la llegada del Mesías fue reacia a apoyar en ese entonces a dicho movimiento político. Con el tempo sólo los judíos de tendencia ultrareligiosa no son sionistas. El resto sí lo es. La mayor parte de los ortodoxos lo son, y por supuesto los conservadores y reformistas también.

La Organización sionista, cuyo primer Congreso se desarrolló en Basilea, Suiza, del 29 al 31 de agosto de 1897, presidido por un abogado judío laico, Teodoro Hertzl,  hizo lobby en los diversos países e Imperios, buscando de manera pacífica ser favorecido en la formación de su país en la zona de “palestina”, donde tal como se señaló, tuvo su última autonomía el  pueblo judío donde  compró tierras, formó la Universidad Hebrea de Jerusalén, el Hospital Hadassa de Jerusalén, muchos “asentamientos de tipo colectivo o kibutzim”, la mayoría con gente idealista y progresista. Todo esto tanto durante el imperio otomano pero muy especialmente durante el dominio del imperio británico.

Si bien la enorme mayoría de los judíos actualmente  son sionistas, algunos pocos no lo son. Ello se origina en que de acuerdo al Talmud  y a las escrituras religiosas judías, cuando llegue el Mesías “las armas se trasformarán en arados y los diversos pueblos vivirán en una gran hermandad”. Es por ello que un pequeño grupo de creyentes judíos ortodoxos denominados “Naturei Karpa”, se oponen a la existencia de Israel como Estado, ya que según ellos, hay que esperar a que llegue el Mesías a fin de que el mundo sea una gran hermandad.

Como en el judaísmo la enorme mayoría es muy “libre pensadora y práctica” pensaron que a la hora de esperar que llegara el Mesías “estaremos todos muertos”; de allí su sionismo. También hay muchísimos no judíos que son sionistas, especialmente en el mundo evangélico del cristianismo y en organizaciones que propenden al socialismo y la justicia social aun cuando no circunscritos a la denominada “izquierda tradicional”.

Israel es producto del movimiento sionista. Tiene ciudadanos de todo origen y de diversos credos, todos los cuales pueden ser desarrollados en un ambiente de respeto y libertad. La mayor parte de la población, se estima en un 70% es judía, más el estado debería ser considerado como un estado sionista, por su misión, en lugar de judío. Su misión la deberá sostener independientemente de la composición de su población. Es la razón de su creación.

De hecho, todo aquel que ama a Israel o que simplemente lo apoye, es sionista. Los sionistas postulan que es justo que los judíos tengan su lugar que les de protección y amparo, pero que además en una zona tan convulsa y violenta como medio oriente la existencia de un país que respeta la diversidad y las minorías, que postula a tratar de vivir en paz es una verdadera esperanza. Al revisar los hechos del conflicto con el mundo árabe se descubre que desde su nacimiento como estado Israel ha sido permanentemente atacado y como respuesta defensiva ha conquistado territorios que hasta ahora, siempre ha canjeado por paz. Eso hizo posible los tratados de paz entre Israel  con Egipto y con  Jordania. Y también fue el sentido o la simbología de haberle devuelto Gaza a los árabes palestinos sin pedir nada a cambio, lo que fue interpretado por estos como un símbolo de debilidad en lugar de un acto de generosidad. Esa es la mentalidad que impera en esa parte del mundo.

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(*) Othernews frecuentemente se encuentra envuelta en debates acerca de Palestina e Israel. Es una materia en la cual no hay acuerdo, y debido a la radicalización actual, culminada con el nombramiento de Jerusalén como capital exclusivamente de Israel, es imposible obtener material mínimamente objetivo. Presentamos aquí una contribución de un lector judío de Chile, que explica la realidad del mundo judío, y con este damos por terminado este debate. Othernews ahora solo distribuirá artículos sobre acontecimientos, y no vamos a entrar en debates históricos o sobre los méritos y las culpas vistas por cada una de las dos partes. Sé que, de parte palestina, por ejemplo, se puede objetar a este artículo que si hay ciudadanos árabes en Israel, ¿por qué ninguno ocupa cargos oficiales, si el Estado es realmente democrático? Esto abriría una respuesta sobre la seguridad del Estado de Israel, y no es un debate que ayude al dialogo y a la paz, que son valores fundamentales para Othernews. Cordialmente,  Roberto Savio – Presidente de Othernews.

(**) – Ingeniero comercial chileno. En los últimos 12 años se ha especializado por cuenta propia en análisis internacional, especialmente en temas de Medio Oriente.  Colaborador de Wall Street International.

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