Por MartínPoblete
La especulación financiera unida a la ilusión de obtener pingues ganancias de dinero, han ejercido siempre poderosa atracción sobre la imaginación y mente, no hay fortaleza humana capaz de resistirla, como ha sido históricamente demostrado.
En el año de 1711, el armador y financista inglés Robert Harley fundó la Compañía del Mar del Sur / South Sea Company, cuya fortuna tuvo un giro espectacular después de la firma del Tratado de Utrecht en abril de 1713 entre España, Francia, Holanda e Inglaterra, combinando privilegios otorgados por la Corona Británica y concesiones entregadas por España.
La Compañía del Mar del sur obtuvo de la Corona Británica el privilegio del monopolio del comercio inglés con las islas del Pacífico Sur y con las colonias españolas de Sudamérica, incluyendo el comercio de esclavos o Asiento de Negros. Robert Harley, sus agentes y comisionados, crearon extraordinarias expectativas de ganancias en un vasto grupo de inversionistas, entre ellos Sir Isaac Newton, hombre de formidable inteligencia, quien invirtió en la empresa en 1715, aumentando su inversión en 1717; entre los accionistas estaba el mismo Rey de Inglaterra Jorge I.
En medio de uno de los mas grandes escándalos financieros de la historia, la Compañía del Mar del Sur cayó en quiebra fraudulenta en 1720, arruinando a miles de inversionistas, numerosos bancos, casas mercantiles, además de crear un serio problema al tesoro real inglés; Sir Isaac Newton perdió algo mas de tres mil quinientas libras esterlinas, cantidad considerable de dinero para la época. Agobiado por las presiones de poderosos intereses, el Rey Jorge I designó a Sir Robert Walpole para reorganizar la empresa y satisfacer al menos parcialmente a los acreedores; procedimiento precursor del aplicado en escándalos especulativos financieros, vienen al recuerdo la Compañía de Bombay, la Societè de Credit Mobiliere, y el esquema o pirámide del financista milanés Carlo Ponzi, entre los mas notorios; al final de cuentas, el Estado ya fuese monárquico o republicano, debió intervenir para evitar mayores daños.
Un par de vueltas a la manivela de la historia, estamos a comienzos del Siglo XXI, en el capitalismo de la globalización con predominio del capital financiero. En este marco histórico, se da el fenómeno BITCOIN, una moneda virtual operando en las variadas redes electrónicas, fuera de la supervisión de las instituciones financieras internacionales, de la fiscalización de los bancos centrales y, muy particularmente, de los instrumentos de respaldos operados por banqueros centrales.
El valor de cada unidad de Bitcoin ha surgido con enorme fuerza, las cantidades de dinero colocadas en este negocio de rasgos intrínsecamente especulativos solo pueden ser imaginas, no hay manera de llevar auditoría de ninguna especie; mas aún, han surgido otras unidades de monedas virtuales.
Algunos académicos, también banqueros centrales, consideran el fenómeno inevitable habida consideración de las tecnologías de comunicación electrónica vigentes. A los polluelos de especuladores locales, soñando tal vez jugar en la partidas rocambolesca de las monedas virtuales, cuidado! no basta tener un computador en una oficina en algún lugar de Santiago.