Por Hernán Durán 

Antes de la primera vuelta publicamos algunas opiniones como una contribución de lo que podrían ser elementos programáticos para la campaña, para quien quisiera asumirlos. Hay que reconocer que el tema del medio ambiente no fue el centro del debate presidencial ni estuvo entre los temas prioritarios, aun cuando paulatina y aceleradamente se ha ido transformando en una preocupación prioritaria para la población.

Sin embargo, como muchas otras preocupaciones, no consigue pasar a ser una inquietud que se exprese políticamente por parte de la población, a pesar de la gravedad de los temas poco abordados, tales como el cambio climático y la biodiversidad, se suele seguir opinando sin una base técnica que respalde las soluciones que siempre serán políticas.

Puede haber contradicciones más difíciles de discernir, como, por ejemplo, aceptar que la protección de la biodiversidad requiere un enfoque menos antropocéntrico que el tradicional y que lo que interesa es el ciudadano en un ecosistema de calidad, más que el consumidor en su mall. Quizás por todo eso no fue un tema sustancial de la campaña, elegir entre ser ciudadano o consumidor es una cuestión muy compleja para el ambientalista/individuo/ciudadano y la duda se aferra en nuestras entrañas como una especie de inquietud subliminal que nos mueve en un agitado mar de contradicciones e impide tomarlo en serio.

Diferencias programáticas ambientales

El programa de Guillier y Piñera tienen algunos ingredientes parecidos, ambos hablan del cambio climático y de un conjunto de propuestas que abarcan los temas de protección ambiental, el primero enmarcado en una aspiración más global de vida en armonía con el medio ambiente, más con alma, el segundo, más como un listado de tareas que habría que emprender y obsesionado por el rol del mercado. Sin duda, Guillier, entiende mejor la encíclica del Papa en Laudato Sí, los planteamientos de Elicura Chihuailaf y de la cultura mapuche, y el acuerdo de París a nivel planetario, como aspiraciones conducentes a transformar la relación del hombre con la naturaleza, desde un enfoque menos antropocéntrico que Piñera, aceptando la defensa de la bio diversidad en el más amplio sentido de su expresión, temas centrales en el día de hoy.

Puede haber contradicciones más difíciles de discernir, como, por ejemplo, aceptar que la protección de la biodiversidad requiere un enfoque menos antropocéntrico que el tradicional y que lo que interesa es el ciudadano en un ecosistema de calidad, más que el consumidor en su mall.

El papel de la indefinición

El enfoque de Beatriz Sanchez fue ambientalmente interesante, como candidata, algunas ideas concretas, no tan disímiles que los otros candidatos realizando más bien un llamado a construir un programa con participación ciudadana durante su gobierno que a desplegar un conjunto de acciones de protección y conservación ambiental, en el marco de la sustentabilidad.

Ahora, si realmente el tema ambiental es prioritario, tendrán que ser capaces de articularse con Guillier y la ciudadanía en general y ponerse al servicio de la causa para cualquier transformación profunda que requiera la sociedad y en especial para la protección del medio ambiente. Va a ser importante observar cómo consiguen tener un comportamiento en el parlamento que esté a la altura de su acción ambiental. En lo concreto, la experiencia de la gestión sustentable de Valparaíso no está dejando señales positivas que permita estar ambientalmente optimistas, ojalá sea sólo un problema de tiempo y circunstancias.

Las tareas en que somos mucho más que dos

Sin embargo, hay varios temas ambientales muy importantes que se quedaron fuera de las propuestas. Por una parte, el tema de la fiscalización ambiental en que la Súper respectiva sólo se orienta al SEIA  (Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental)  pero no al medio ambiente. Es indispensable la eliminación de la institución de las secretarías regionales ambientales y del consejo de ministros para la sustentabilidad que en realidad no cumplen ningún papel de tipo protección ambiental y que asuman su responsabilidad los SEREMI y el ministro. La necesidad de generar una Ley de Gestión de los Residuos Sólidos y, por último, los derechos de la naturaleza que deberán incorporarse en la nueva constitución nacional. Por lo tanto, estos seguirán siendo temas que reivindicar,  que ninguna coalición podrá resolverlos sola y habrá que ver si hay disponibilidad para acuerdos trascendentales o se seguirá en la pequeña lucha por el poder.