Columna del director-editor de KRADIARIO

Fue una elección sorprendente, quizá rara y que quedará registrada en la historia como transformadora de un sistema electoral que realmente estaba agotado, lo que produjo un  movimiento de renovación de los actores políticos que solo el tiempo dirá si esto ha sido bueno, muy bueno o malo o muy malo.

En primer lugar hemos visto a una democracia cristiana “bastante descuartizada o en el suelo” por no decir casi eliminada del liderazgo central en el  escenario político tras la pérdida de figuras emblemáticas e históricas como el nada menos presidente del Senado Andrés Zaldívar Larraín (quien fuera el ministro de Hacienda del Presidente Eduardo Freo Montalva de 1964-1970) que a partir de marzo tendrá que quedarse en su casa, terminando también su función de “cocinero” de muchos acuerdos que se tomaron en los últimos años casi entre gallos y medianoche entre las paredes del Congreso Nacional.

Para muchos observadores Carolina Goic debería reconocer su responsabilidad de que habría errado el camino que ella le fijo al partido obteniendo un escaso 5,85% de los votos, cuando históricamente fue el partido más grande y poderoso de Chile. Y ya el grupo de los “disidentes” DC que lograron una continuidad parlamentaria como la senadora electa Ximena Rincón y el diputado Gabriel Silber,  entre otros, pidieron un Consejo Nacional del Partido, el que se realizará esta tarde, para colocar como tema central la toma de una decisión de apoyo si o si a la candidatura de Alejandro Guillier en segunda vuelta sin condiciones, incluso sin la necesidad de acercar programas. La idea es evitar una “fuga” de votos hacia la candidatura de Sebastián Piñera.

La “pasada de cuentas” a los ”genios” DC  no sólo tiene que ver con el escuálido apoyo que tuvo Goic, sino que también por los resultados parlamentarios.

Frente a todo lo que está pasando, Guillier tiene ahora a sus espaldas un gran peso o responsabilidad política frente al Gobierno y a los partidos de Fuerza de la Mayoría que lo apoyaron para poder continuar con gran liderazgo las reformas iniciadas por la Presidenta Michelle Bachelet. Si no lo logra cargaría toda su vida con la crítica de darle en bandeja el triunfo a la derecha por fallas en su propio liderazgo y por no saber negociar o no lograr entusiasmar a la fuerza nueva de la izquierda como el Frente Amplio que le dio a Beatriz Sánchez el 20,27% de los votos en primera vuelta y unos veinte parlamentarios.

Con Carloina Goic, que ya renunció esta mañana a la Presidencia del PDC, Guillier no podía contar mientras el Partido Comunista esté involucrado en su comando. Ahora, con la renuncia de Goic, las cosas cambian, y ese problema estaría superado, ya que el PDC seguiría por su curiosa senda de ser el único Partido Demócrata Cristiano del mundo aliado con el Partido Comunista.

Pero las fuerzas de la izquierda o centroizquierda esperan de Guillier que se proyecte como un verdadero líder de la “renovación de la política. El ya dijo que el resultado obtenido este domingo representaba una derrota de la política tradicional.

El senador obtuvo el 22,69 de los votos y lo separan casi 14 puntos de su contrincante Sebastián Piñera, es decir necesita al menos como mínimo  unos 16 a 20 puntos adicionales para poder ganar el sillón de La Moneda.

Sin embargo Guillier aún no se recupera del inesperado resultado obtenido por Beatriz Sánchez del Frente Amplio con solo dos puntos porcentuales menos. Quizá las cosas habrían sido más fáciles para la izquierda y centro izquierda si Sánchez estuviera hoy ocupando el segundo lugar en vez de Guiller y fuera ella la encargada de competir con Piñera. Ella, como mujer atractiva y carismática y un programa sólido con soluciones reales para los problemas que más le preocupan a la gente, le hubiese sido quizá menos engorroso haber captado los votos oficialistas que lo que significa para Guillier, los del Frente Amplio. Y esto porque la negociación sería al revés Frente Amplio con Fuerza de Mayoría, un liderazgo más fácil de conducir.

Para los más estrechos asesores de Guillier, entre ellos Sergio Bitar,  el resultado de Sánchez  fue evaluado como una clara expresión de que la mayoría de la gente quiere seguir por el rumbo de las reformas  sociales,  pero de mano de la renovación y no de las cúpulas partidarias.

Distinto es el caso de Sebastián Piñera quien no superó el 40% que su comando se había autoimpuesto como meta y sacó 700 mil votos menos que en la primera vuelta de 2009 ¿fue parte de la derecha que no concurrió  a votar porque creía que el ex presidente iba a ganar en primera vuelta como se decía? . Con sus asesores Piñera ponderó también el resultado de Sánchez e igualmente el del ultra derechista José Antonio Kast que casi consiguió un 8 por ciento de los votos.

Piñera apoyado por la coalición Chile Vamos se percataba anoche en el Hotel Crowne Plaza que su ex  partido Renovación Nacional se convertía en  el más votado del país dejando a la UDI en en un escenario complejo.

“Esta noche hemos logrado un gran resultado electoral y sobre todo hemos abierto las puertas que nos conducirán hacia los tiempos mejores”, dijo el candidato de Chile Vamos  aprovechando de intentar mejorar sus contactos  con Kast a quien “le quiero agradecer en forma muy especial” a pesar de los desencuentros que tuvo con él en campaña.

Según La Tercera, la alta votación de Kast abrió un escenario incómodo para el piñerismo, donde se había diseñado una estrategia de campaña que más que hablarle al electorado de derecha dura apostaba por abrirse hacia el centro. De hecho, el plan para segunda vuelta contemplaba reforzar dicho énfasis. Anoche, sin embargo, había distintas visiones al interior del comando: mientras algunos apuntaban por mantener la hoja de ruta pero concentrarse en ir a conquistar el cerca de 6% de votos que obtuvo Goic.

La fórmula es no aparecer dando un giro a la derecha, manteniendo o tratando de mantenerse en el centro,  para lo cual habrá que inventar una estrategia que deje contentos a los dos sectores de la actual derecha. Todos son conscientes que la lucha con Guillier será voto a voto dentro de un margen al ganador de un tres por ciento, más o menos.

El problema es que a Kast con su votación le “está picando el bichito” de crear un movimiento propio que reconstruya la era del lavinismo en la UDI hace veinte años. Es válido también por el hecho que en varios distritos electorales de Chile obtuvo un porcentaje mucho mayor que el obtenido nacionalmente.

Ciertamente hubo en esta elección dos triunfos con gustos amargos y que para salir airoso de esta posición electoral será un trabajo de 26 días muy complejo que su resultado de una u otra candidatura dependerá  de las movidas y gestiones estratégicas  de cada candidatura, dejando en claro que las dos tienen hoy casi las mismas posibilidades de llegar al sillón presidencial de La Moneda, de eso no hay duda alguna.