El Perú al día 

Aun así con todo sus defectos nos alineamos en el mismo andar, paciente y fatigoso, de quienes se encuentran convencidos que la democracia es hoy por hoy camino fundamental del progreso de los pueblos y en especial del nuestro. El comentario va a propósito de quienes equivocados en su estrategia política y en la táctica de aplicarla, vienen perpetrando una serie de acciones desde el Poder Legislativo, precisamente para desinstitucionalizar la vida democrática, frágil, imperfecta, que algún día será mejor para bien del país.

¿Qué otra cosa se puede decir cuando la mayoría de la ciudadanía y de las organizaciones más representativas de la nación observan con asombro primero y rechazo después, la actuación del fujimorismo que pretende zurrarse en la Constitución Política y con una pésima interpretación poner bajo su imperio al Tribunal Constitucional, al Ministerio Público, a la prensa crítica e investigadora de la corrupción y hasta al mismo Poder Ejecutivo? (*)

La verdad es que la indignación es tal, que ya es hora que quienes reconocen en la democracia el itinerario a seguir, se pongan de pie, unan sus fuerzas, pongan enfásis a su palabra y hagan lo imposible porque esa perversa dupla de fujimorismo y aprismo razonen y entiendan que la actuación política merece el reconocimiento público, cuando deja de lado las componendas, orienta sus pasos lejos de la corrupción y del enriquecimiento ilícito y trabaja, con seriedad, por el desarrollo de los pueblos que conforman esta gran nación.

Cuando hablamos de democracia, por cierto, no nos estamos refiriendo solamente a la democracia electoral, que debido a normas mal concebidas con frecuencia cae en error. Lo estamos viviendo, por ejemplo, con lo registrado en la actual mayoría legislativa. Hablamos con otra visión, hablamos de toda ella, pues se requiere en la economía, en el plano social, en la cultura, en la política nacional y en la internacional. Compartimos por eso, el concepto que democracia en tal sentido, significa que el pueblo sea efectivamente soberano, que haya participación del mismo en las decisiones que son de su legítima incumbencia, es decir en las decisiones de los asuntos vitales. La experiencia debe servir para darnos cuenta que la ciudadanía es tal cuando ella gobierna y quien posee realmente el poder. Y no como ahora, que por el desatino de una equivocada normatividad electoral, le ha abierto el paso a una suerte de tiranía que se ha autoconvencido que el mandato del pueblo lo puede utilizar pasando por encima de lo prescrito en la Constitución Política.

(*) García Sayán: Fujimorismo repite su conducta de hace 20 años (publicado en Crónica Viva)

Las denuncias constitucionales contra el fiscal de la Nación y cuatro magistrados del Tribunal Constitucional (TC), presentadas por el fujimorismo en el Congreso, es una forma reiterativa de presión a la democracia ya usada hace más de 20 años, afirmó el exministro de Justicia, Diego García Sayán.

Precisó que las denuncias presentadas por la bancada de Fuerza Popular y la legisladora no agrupada, Yeni Vilcatoma, implican “un retorno a la edad de piedra”, luego de lo avanzado desde el año 2000.

“Todo esto no es algo que se han inventado ahora, es la reiteración de una forma de presión a la democracia que ya se utilizó en el Perú hace más de 20 años y es lo que se utiliza hoy en otras partes del mundo como Venezuela y Polonia”, señaló a la agencia Andina.

García Sayán manifestó que estas acciones buscan lograr eliminar un sistema de control institucional y descabezar la entidad que persigue el delito en el país.

“Además, contra instituciones que están desempeñando una labor siempre perfectible, pero independiente. Entonces, asumir que hay validez en estas denuncias, que mas bien tienen un evidente propósito político, sería un error”, refirió.

Sobre la denuncia contra los integrantes del TC, María Ledesma, Carlos Ramos, Manuel Miranda y Eloy Espinosa, dijeron que un magistrado “no puede ser sancionado constitucionalmente por sus votos”.

“Uno puede estar a favor o en contra de cómo resolvió un magistrado, pero eso no lo hace punible de una sanción constitucional y mucho menos de destitución, pero lo que evidentemente está detrás es el propósito de no tener un órgano de control constitucional independiente”, señaló.

En ese sentido, explicó que es evidente que ambas denuncias constitucionales no solo van contra estas personas, sino que afectan a todo el sistema democrático.

“El Perú está viviendo uno de los momentos más delicados y graves que se han vivido después de todos los años de reconstrucción democrática y que costaron tanto esfuerzo al país y que tanto éxito ha tenido para tener estabilidad constitucional e institucional y avanzar en estándares democráticos sin precedentes en la historia nacional”, sostuvo.