Los “héroes” de las movilizaciones en las calles de Barcelona, que ahora deben vivir en la prisión Soto del Real de Madrid,  son los líderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, es decir dos piezas claves del movimiento independentista catalán. La cárcel no acabará con la rebelión y la “rabia” de los catalanes, pero no se puede negar que son los grandes protagonistas del terremoto político que sacude a España, a Europa y especialmente al gobierno de Mariano Rajoy, en la capital española.

Tanto la jueza Carmen Lamela de la Audiencia Nacional como el Gobierno de Rajoy están construyendo las bases de una guerra interna que puede llegar a tener consecuencias graves político-policiales y represivas para España y el resto de la Unión Europea.

La jueza dijo que los dos Jordis son los «principales promotores y directores» de las protestas, en las que «apelaron a la resistencia» con el fin de «impedir la aplicación de la ley» y sostiene que  «cobra especial importancia el papel que los dos investigados tuvieron en los hechos, participando activamente en la convocatoria de las concentraciones, alzándose además como sus principales promotores y directores, manteniéndose al frente de las mismas durante todo el día, llevando la iniciativa en una pretendida negociación con los guardias civiles, alentando y dirigiendo la acción de los congregados».

En concreto, ambos están imputados por el delito de sedición, que puede conllevar hasta penas de cárcel de hasta diez años. Desde el independentismo se lamenta que son «presos políticos» por defender sus ideas pacíficamente. Pero la investigación judicial apunta en otra dirección. Un documento incautado por la Guardia Civil en el domicilio del ex ‘número dos’ de Oriol Junqueras, Josep María Jové, los sitúa dentro del organigrama diseñado por la Generalitat para conseguir la independencia, con una posición decisoria al nivel de Puigdemont.

Los Jordis, como relata hoy The HuffPost  se  han erigido en los últimos años como las dos grandes voces de la sociedad civil a favor del independentismo y sus relaciones con el poder son estrechísimas. Se han movido con total familiaridad por el Palau de la Generalitat y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, han coordinado muchas de sus actuaciones con ellos. Ellos estaban detrás de las manifestaciones masivas cada año en la Diada o de la concentración, por ejemplo, ante la Conselleria de Economía con motivo de la detenciones efectuadas por la Guardia Civil el pasado 20 de septiembre.

 La ‘noche electoral’ del 1-O en la plaza de Cataluña fue organizada por las dos organizaciones: ANC y Òmnium Cultural, J , con pantallas gigantes incluidas.

Los ‘Jordis’ llegaron al poder de estas dos organizaciones en 2015. Anteriormente dirigían la ANC y Ómnium Carme Forcadell y Muriel Casals, respectivamente. Sànchez fue nombrado en mayo de aquel año tras la marcha de Forcadell, actual presidenta del Parlament y que preparaba por entonces su salto a la política institucional a través de la candidatura unitaria de Junts pel Sí para el 27-S. Su ascenso a lo más alto de la Assemblea estuvo marcada por la polémica al ser designado por el Secretariado en el castillo de Cardona frente a la escritora Liz Castro a pesar de no haber sido el más votado entre los militantes de base.

¿De dónde surgía Sànchez? Trabajaba para el Síndic de Gregues, cargo del que dimitió, y era considerado un hombre de consenso dentro de la ANC -la potente organización heredera directa las consultas populares que tuvieron lugar entre 2009 y 2011-. Este politólogo, nacido en Barcelona en 1964, no era un desconocido en la esfera pública al haber sido portavoz entre 1983 y 1993 de Crida a la Solidaritat, una plataforma nacionalista y cuyos dirigentes pasarían posteriormente a la Assemblea. También fue miembro de ICV y consejero de la antigua Corporación Catalana de Radio y Televisión entre 1996 y 2004.

En 2015 comenzaría el tándem de Sánchez con Cuixart. El segundo se hacía con las riendas de Òmnium en diciembre de ese año. El empresario sustituía a Quim Torra, que era el presidente provisional por la marcha de Casals, que había aceptado presentarse, como Forcadell, en la lista unitaria de Junts para las autonómicas del 27-S.

Cuixart es un industrial, miembro fundador de la fundación privada de empresarios FemCat y socio de Ómnium desde 1996. Durante su primer discurso como líder de Ómnium, en plenas negociaciones entre Junts y la CUP (Candidato de la Unidad Popular)  para lograr que hubiera Govern, dijo que defendería la legitimidad del pueblo de Cataluña «con uñas y dientes». Esta entidad, con unos 60.000 socios, nacía en 1961 en pleno franquismo como idea de cinco empresarios y con el objetivo principal de «resistencia nacional».

La historia de los Jordis tiene otro nombre unido de manera intrínseca: Carles Puigdemont. Su llegada a lo más alto de la ANC y Ómnium se produce casi al tiempo de la investidura del alcalde de Girona como presidente de la Generalitat tras obligar la CUP a apartarse a Artur Mas (ex jefe comunal acusado luego de corrupción). La relación es muy estrecha, se coordinan y hasta les consultó en el último momento en el Parlament antes de su comparecencia el pasado 10 de octubre. Ellos apostaban por declarar ya la independencia. Además, los dos han jugado un importante papel mediático, con continua presencia en los medios y diseñando la estética del movimiento.

Para bien o para mal los ‘Jordis’ han movido la calle. Ahora toca ver cómo reaccionan ante su encarcelamiento.

Puigdemont se rinde a la CUP 

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (i) al inicio de la reunión extraordinaria del 'consell nacional' del PDeCAT / EFE

El presidente Carles Puigdemont levantará la suspensión de la declaración unilateral de independencia (DUI) en cuanto el se aplique el artículo 155 de la Constitución. Tras una intensa jornada de presiones y rumores propiciados por la oferta del Gobierno de paralizar la suspensión de la autonomía si el Govern convocaba elecciones, Puigdemont se ha alineado finalmente con la CUP (Candidato Unidad Popular)  y con ERC (Esquerra Republicana de Catalunya –  en español:  Izquierda Republicana de Cataluña).

El dirigente catalán ha recibido este miércoles, 18 de octubre, el aval de las bases de su partido, que han celebrado un consell nacional extraordinario que se preveía muy tenso. Al contrario, la coordinadora general de PDeCAT (Partido Demócrata Europeo Catalán​​, Marta Pascal, ha asegurado que no ha habido preguntas ni intervenciones, al margen de las realizadas por ella misma y Puigdemont. El encuentro, por tanto plácido, ha servido para que “el partido avale al cien por ciento la estrategia de diálogo del president«. Una estrategia que pasa por levantar la suspensión de la DUI en cuanto el Gobierno aplique el artículo 155.

Asimismo, el consell nacional aprobó celebrar el 11 de noviembre una conferencia política para definir su postura ante la elaboración de una constitución catalana, tal como prevé la hoja de ruta independentista.

El cónclave convergente se celebró en vísperas de que concluyera el segunda plazo dado por el Gobierno español a Puigdemont para aclarar si proclamó la independencia en el Parlamento catalán el pasado día 10. De lo contrario, el Ejecutivo español procederá a tramitar la aplicación del artículos 155 de la Constitución —suspensión de la autonomía— en el Senado. Horas antes de la reunión de PDeCAT, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ofreció suspender la aplicación  del artículo 155 si la Generalitat convocaba a  elecciones.

Fuga de empresas

A principios de esta semana, los antisistema habían adelantado que se había llegado a un acuerdo con los convergentes, que han optado por hacer caso omiso de las advertencias procedentes del sector económico. Ya son 800 las empresas catalanas que han cambiado su sede social desde que se celebró el referéndum de independencia. Pero la Generalitat insiste en restar importancia a este éxodo.

Pascal no ha concretado la fecha en la que se procederá al levantamiento de la suspensión, que exige la celebración de un Pleno en el Parlamento de Cataluña. Pero lo que ha desmentido categóricamente es que se vayan a convocar a elecciones. Las habrá, pero con base en lo previsto en la Ley de transitoriedad —en seis meses tras la victoria del sí en el referéndum—, pero no ahora.