La renovación de la mitad del Senado francés con el voto de «grandes electores» marcó una decepción para el campo del presidente, Emmanuel Macron, que vio este domingo recortada su representación, mientras que la derecha reforzó su hegemonía más incluso de lo esperado. El partido de Macron, La República en Marcha (LRM), que había arrasado en las legislativas de junio pasado con una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, no consiguió siquiera repetir los 29 escaños que tenía en el Senado saliente, esencialmente socialistas que se habían pasado a las filas del presidente.
Con este resultado la derecha en Europa registró este domingo un doble triunfo: En Francia y en Alemania, donde el partido neonazi AfA (Alternativa para Alemania) se convirtió en la tercera fuerza política del Bundestag (Parlamento ver nota separada).
Así el Senado francés se ha convertido en un peligroso escollo para Emmanuel Macron. Los republicanos, que forman el gran partido de la derecha tradicional francesa lograron una amplia mayoría, mientras que los socialistas un cierto aliento.
LRM quedó por debajo de los 30 escaños. Con este resultado, a Macron le será muy difícil conseguir la mayoría cualificada en ambas cámaras para acometer sus planes de reforma constitucional.
Macron daba por seguro, en julio, que dispondría de al menos 555 escaños en el Parlamento (la suma de la Asamblea Nacional y el Senado) y que, por tanto, podría reformar la Constitución para reducir el número de parlamentarios. A la hora de la verdad, le faltan unos 150 para llegar a esa cifra. Si quiere aplicar su programa tendrá que obtener el apoyo simultáneo de sectores de Los Republicanos y del Partido Socialista, algo no imposible pero ciertamente difícil.
La Quinta República atribuye al Senado la función de ancla del sistema y, mediante un complejo mecanismo, lo mantiene al margen de los bandazos electorales.
El poder de atracción desplegado por Macron en cuanto se hizo obvio que alcanzaría la jefatura del Estado le permitió romper los dos grandes partidos tradicionales, republicanos y socialistas, y captar numerosos diputados de ambas formaciones. Pero, cuatro meses después, el magnetismo se ha disipado. La vieja política sobrevive, al menos en el Senado, donde el Frente Nacional tampoco prospera: sigue con sólo dos senadores.
Si el Senado se convierte en una cámara de bloqueo, el presidente puede recurrir a un referéndum. Se trata, sin embargo, de una opción de altísimo riesgo: los franceses suelen utilizar los referéndums para castigar al poder. En 1969, Charles de Gaulle tuvo que dimitir tras perder un referéndum. En 2005, Jacques Chirac convocó un referéndum sobre la Constitución europea y lo perdió.
El actual presidente del Senado, el conservador Gérard Larcher, que muy probablemente mantendrá el cargo tras la renovación, dijo hoy que los grandes electores se habían manifestado «contra la arrogancia» de Emmanuel Macron y contra el rodillo parlamentario que ha venido utilizando en la Asamblea Nacional, donde dispone de una amplia mayoría absoluta. «El presidente tendrá que volver a dialogar, a negociar y a pactar», dijo Larcher, segunda autoridad de la República y sustituto del presidente en caso de renuncia, inhabilitación o fallecimiento de éste, publicó El Mundo de España.
El presidente del LRM, François Patriat, había anunciado públicamente en la primera parte del verano que los elegidos serían sesenta senadores. Ya se esperaba que la gran formación de la derecha, Los Republicanos (LR), fueran los ganadores de este escrutinio, en el que estaban convocados 76.359 «grandes electores». LR tendrá al menos 149 representantes.
También salió reforzada la Unión Centrista, que pasó de 42 a 48 escaños, mientras que el Partido Socialista (PS) vio reducida su participación (de 86 a 68), pero mucho menos de lo que hubiera podido augurar el severo traspié que sufrió esta primavera en las presidenciales (su candidato ni siquiera se calificó a la segunda vuelta) y en las legislativas.
El Frente Nacional no logró avanzar (lo hizo en votos, pero sin traducción en escaños), y repitió únicamente con dos senadores, al tiempo que el Partido Comunista (PCF) vio recortados sus representantes a menos de la mitad (de 19 a 8, en principio), pero debería poder mantener su grupo parlamentario.