
Según los estudiosos del tema, Bitcoin en cuanto unidad monetaria digital habría sido creada en 2012, hay quienes adelantan la fecha a 2009, por un individuo o varios concertados actuando bajo el seudónimo Satoshi Nakamoto, operando desde Tokio, Wall Street, la City de Londres, Singapur, o todas las sedes anteriores a la vez. Sus operaciones se procesan a través de BlockChain, plataforma anónima cuya misión es registrar cada transacción, evitar falsificaciones, y el doble uso de una misma unidad monetaria. Junto a BitcoinCash hay otras unidades monetarias digitales como Ethereum, Monero, Litecoin, Ripple, NEM o Dash.
El Banco central Europeo (BCE) definió precisamente en 2012 ‘moneda virtual’ (criptomoneda) como “un tipo de dinero no regulado, digital, que se emite y por lo general controlado por sus impulsores, y utilizado y aceptado entre los miembros de una comunidad virtual específica. Esta moneda virtual se crea y se almacena electrónicamente.
Las criptomonedas son, por tanto, un subconjunto de las monedas digitales basadas en la criptografía. El prefijo cripto, proviene de la palabra griega kruptos, que significa oculto, secreto. Criptografía es el estudio de métodos de encriptación de información, principalmente utilizados para enviar un mensaje de manera segura y privada, y para la seguridad y autentificación de datos.
Actualmente no existe la definición de criptomoneda en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. El diccionario de Oxford, incluyó recientemente la definición de su traducción en inglés (cryptocurrency): “Una moneda digital que emplea técnicas de cifrado para reglamentar la generación de unidades de moneda y verificar la transferencia de fondos, y que opera de forma independiente de un banco central”.
Al andamiaje descrito se agrega R3 Consortium, diseñado para usar BlockChain en forma excéntrica en el seguimiento de transacciones y transferencias, con el propósito no confesado de esquivar la compleja supervisión de entidades estatales como la U:S:Securities & Exchange Commission, eliminando las barreras de entrada a sistemas de pago ajenos a las regulaciones de bancos centrales; de manera implícita, se trata de ejecutar operaciones financieras de una persona a otra, de manera compartida y descentralizada.
Dos importantes bancos transnacionales, Barclays Bank Plc y JP Morgan Chase, han iniciado operaciones con Bitcoin, en otra dimensión lo hace la Bolsa de Comercio de Australia(Sidney) mediante una entidad afiliada llamada Digital Assets Holding. Por otro lado, el gobierno de China ha impuesto severas restricciones a operaciones de Bitcoin y las entidades ejecutantes, BlockChain y R3 Consortium; mientras las U.S. S&EC ha emitido serias advertencias de los riesgos inmediatos y a futuro.
Las criptomonedas, ¿llegaron para quedarse?, ¿son una burbuja especulativa?, ¿el capricho de una moda?, ¿un fraude? ¿una fantasía con potencial extremo de volatilidad?. Sin duda, estamos ante innovaciones tecnológicas potencialmente perturbadoras del funcionamiento de todo un sistema financiero global, cuya confiabilidad descansa en la capacidad reguladora de los bancos centrales operando con el complemento del FMI y el Banco Internacional de Ajustes y Conciliaciones/International Bank for Settlements. Por ahora, todo está en la fase temprana de su desarrollo. Los gobiernos y autoridades monetarias tienen tiempo para comprender, entender, evaluar, los efectos costo-beneficio de esta nueva plataforma financiera.
Vistas bajo distinto prisma, las criptomonedas, inicialmente lanzadas con la promesa de gran eficiencia, responden a cierto grado de insatisfacción con la institucionalidad financiera global pública y privada. En otra variable, las criptomonedas pueden ser vehículos de actividades puramente especulativas, especialmente en los mercados de metales preciosos como el oro, o bien instrumentos de quienes por sus propias razones buscan operar un sistema de pagos al margen de la ley, en tales contextos cabría esperar súbitas fluctuaciones acompañadas de alta volatilidad. Por cierto, al descansar en su totalidad en medios digitales electrónicos para su funcionamiento, las criptomonedas pueden ser vulnerables a los asaltos de «hackers» y otros vulneradores de seguridad cibernética.
En el largo plazo, probablemente, podría emerger un sistema de operaciones con criptomonedas bajo alguna forma de regulación, complementario pero no sustitutivo de los sistemas tradicionales manejados por los bancos centrales.