Por Martín Poblete
Hace unos días, el Comandante en Jefe del Ejército, General de División Humberto Oviedo Arriagada, dijo no tener mas información acerca de los numerosos casos de violaciones a los derechos humanos, en los cuales la Institución ahora bajo su comandancia estuvo involucrada, en esas palabras implícita la sugerencia de que ya no habría mas información por entregar. Enfatizó además la disposición a entregar información cuando fue requerida, actualmente no hay peticiones pendientes de parte de los Tribunales de Justicia, fue su conclusión.
Las afirmaciones del General Oviedo fueron respaldadas por el Ministro del Interior, Mario Fernández, y por el Ministro de Defensa. Sin embargo, el asunto es un tanto mas complejo. Primero, un vistazo a varios casos históricos notables durante el siglo pasado.
En el Siglo XX tuvieron lugar el Holocausto Armenio en territorios bajo autoridad del Imperio Turco Otomano, y el Holocausto Judío en países de Europa bajo régimen de ocupación Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En el primer caso, a pesar de la oposición de sucesivos gobiernos de la República de Turquía, ha sido posible avanzar mucho en el conocimiento de una tragedia por décadas ignorada en Occidente. El progreso alcanzado no agota la investigación ni tampoco la búsqueda de información, los gobiernos rusos posteriores al colapso de la Unión Soviética ha ido abriendo, gradual y pausadamente, archivos mantenidos fuera del alcance de investigadores por mas de sesenta años, puede afirmarse que la preocupación académica sobre el Holocausto Armenio está en sus comienzos.
El Holocausto Judío es ampliamente conocido, las potencias occidentales han mantenido libre acceso a los archivos, una vez terminados los juicios del Tribunal de Crímenes de Guerra en Nuremberg; algunas de las mas importantes universidades en Estados Unidos y el Reino Unido tienen cátedras centradas en el estudio del Holocausto Judío, el hecho mismo ha derivado en una disciplina con identidad propia en el estudio de historia contemporánea occidental, las universidades complementadas con centros de investigación y estudio.
Sin perjuicio del permanente trabajo de numerosos académicos, nadie ha sugerido dar por concluída la búsqueda, el acceso a fuentes oficiales de información en los países europeos centrales y orientales, durante más de cuatro décadas bajo diversos regímenes de ocupación soviéticos, va soltando datos lentamente, siempre aparece algo nuevo, ni hablar como será cuando se abran efectivamente las puertas de fuentes de documentación en Rusia.
De todas las situaciones conocidas, los estudios de la figura de Adolf Hitler ilustran como pocos la dinámica interminable de la búsqueda de información. Cuando el historiador John Toland publicó su macizo trabajo biográfico Adolf Hitler, 1130 páginas, Doubleday NY, 1976, fue acogido como un trabajo cuyas dimensiones y profundidad tardarían mucho tiempo en ser superadas. Un poco mas adelante, el historiador alemán Joachim Fest publicó su Hitler: eine Biographie, 1370 páginas en dos tomos, Ullstein Press, Frankfurt 1978, esta biografía fue inmediatamente considerada «definitiva» -«the ultimate»- parecía no haber quedado nada por averiguar sobre dicho sujeto. Actualmente, el Profesor Ian Kershaw va en tres formidables tomos, el cuarto estará dedicado a los meses finales entre enero y abril de 1945, entre lo mucho nuevo encontrado por el Profesor Kershaw, están las fotografías de Hitler sin ensayo ni pose, de una de sus visitas al Frente Oriental en 1943.
Una vuelta a la manivela de la moviola, estamos de regreso en Chile acercándonos al fin de la segunda década del siglo XXI. El General Oviedo puede haber hablado desde una perspectiva personal estrechamente profesional, en ese marco, a su criterio, tal vez no quede mas información por entregar, pero en vista de la experiencia histórica reciente no es posible aceptar tal afirmación, mas allá de si se tiene disposición a creerle al General Oviedo como parecen tenerla los ministros de interior y defensa, además de algunos políticos de variados pelajes. Los estudiosos de la historia chilena entre 1970 y 1989, no pueden aceptar la idea de que no habría mas información, cualesquiera sea el protagonista de los acontecimientos avanzando esa propuesta, quedan asuntos y casos pendientes, hay razones para esperar mas y nuevas informaciones.