Los aranceles de las universidades estatales chilenas son los segundos más elevados de los 35 países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) revela investigación comparativa. En este trabajo no sólo se incluyeron los miembros oficiales de la entidad sino también a 11 países asociados, con lo que el estudio fue hecho sobre la base de 46 estados.

El promedio anual exigido  en los planteles estatales chilenos es de US$ 7.654 (cerca de $ 4,7 millones), casi US$ 600 menos que en Estados Unidos y casi dos mil dólares ($ 1,2 millones) superior a lo que se cobra en Japón, ubicado en el tercer lugar , de acuerdo a una publicación de La Tercera. Estamos hablando de países como Chile  con un PIB per cápita en 2016 de 13.792 dólares, contra 57.466 dólares de EE UU y 38.894 dólares de Japón, según el Banco Mundial.

La subsecretaria de Educación, Valentina Quiroga, señaló que “esto no es un secreto para nadie. Chile sistemáticamente viene apareciendo hace muchos años dentro de los países con más altos aranceles a nivel internacional, y obviamente es parte de los insumos que tenemos a la vista para la reforma de educación superior”, dijo al diario.

Una de las razones por las que Chile se encontraría dentro de los primeros de la OCDE en esta materia se explicaría, en parte, a la diversidad de los subsidios que el Estado entrega para el financiamiento de acceso a la educación superior (sistema de becas y créditos).

Al respecto, el presidente de Acción Educar, Raúl Figueroa, explica que “el mecanismo de financiamiento en el caso chileno está complementado con los subsidios que el Estado entrega. Eso es fundamental, porque si sólo se miran los precios de los aranceles y desconoce los aportes que el Estado entrega a los estudiantes para facilitar el acceso a través de las becas y los créditos, evidentemente que pasa a ser un arancel imposible de cubrir. La realidad, sin embargo, es que esos aranceles son subsidiados, a través de un sistema de financiamiento distinto al de otros países, pero que es común al de sistemas exitosos como Estados Unidos y Australia.

Otra de las razones que explicarían el alto nivel de aranceles en nuestro país es la libre elección que tienen los planteles universitarios para fijar valores dentro de los programas de pregrado. Quiroga agregó que “Chile tomó la decisión de inyectar una gran cantidad de recursos a beneficios estudiantiles sin preocuparse del correlato del copago con que las familias tenían que pagar, por lo tanto, efectivamente las instituciones fueron decidiendo libremente el crecimiento de esos aranceles de la misma forma que se fueron inyectando más recursos públicos. Esto se traduce en que no necesariamente la inyección de becas se tradujo en un 100% de cobertura para los estudiantiles, porque como el crecimiento del arancel es de libertad de parte de las instituciones, de alguna manera ha empujado a que los valores vayan creciendo”, señaló.

Por otra parte, el arancel de las universidades privadas en Chile figura como el cuarto más alto de la OCDE, con US$ 7.156 ($ 4,4 millones), aunque para este ejercicio el organismo internacional promedió a las casa de estudios superiores con institutos profesionales, lo que alteró la comparación con sus pares internacionales.

Otro punto destacado por La Tercera es referente a la situación del sistema escolar, detectándose que los docentes en Chile trabajan el doble del tiempo anual que sus pares de la OCDE. Mientras en nuestro país el total de horas en aula de un profesor es de 1.157 horas (año), el promedio OCDE es de 712. En materia de salario, los datos muestran que un docente en Chile recibe en promedio un 75% del ingreso de un profesional de igual nivel de formación.