En apariencia, la escalada nuclear desde Corea del Norte aleja las opciones de  solución negociada al que podría estimarse como un  potencial conflicto armado en la Península de Corea.

El régimen norcoreano inició su programa nuclear militar durante el gobierno de Kim Jong-il, padre del actual gobernante; los científicos recibieron formación de postgrado en China y, especialmente, en Rusia todavía en tiempos de la Unión Soviética. Los primeros reactores experimentales fueron adquiridos en Rusia, en parte tras acuerdos firmados en el único viaje a Moscú de Kim Jong-il, que lo hizo en el ferrocarril Transiberiano.

En paralelo, oficiales del Ejército norcoreano iniciaron entrenamiento en cohetería, también en Rusia, país proveedor de los primeros motores para cohetes de corto y mediano alcance.  El enorme gasto, solo sostenible en un régimen dictatorial totalitario, resultó en descuidar la renovación del equipamiento convencional.  Así los anticuados tanques,  blindados ligeros, aviación militar, tienen ya mas de veinte años de uso.

Las actuales circunstancias podrían favorecer un esfuerzo negociador, cuyo paso previo es reconocer la situación tal cual es, Corea del Norte tiene un programa nuclear militar en pleno desarrollo cuyos pasos próximos, en estricta lógica científica, son la miniaturización  de bombas atómicas tipo Hiroshima para ser colocadas en cabezales de misiles, y la construcción de misiles intercontinentales capaces de llevar carga nuclear. Ambos proyectos de alta complejidad, claramente dentro de las posibilidades de los cuadros científicos norcoreanos, si bien estimados de círculos científicos occidentales calculan entre cuatro a cinco años el tiempo para conseguir esos objetivos.

Es de la mayor importancia, traer a Corea del Norte de regreso a un régimen de supervisión internacional de su programa nuclear, paso previo a cualesquier negociación realista con miras a la desnuclearización de la Península. De no ser esto posible, el resultado sería la sustitución en Corea del Sur de armas nucleares tácticas estadounidenses, seguido por la inevitable nuclearización del aparato militar surcoreano y japonés.

Desde los tiempos de Kim il-Sung, abuelo del actual Kim, los norcoreanos han considerado su máxima prioridad la reunificación de la Península de Corea bajo un régimen comunista totalitario, por ello el primer Kim arriesgó una guerra de agresión invadiendo Corea del Sur hace sesenta y ocho años; esto no ha cambiado,  el actual Kim mantiene esa prioridad, la cual es inaceptable en Seúl, Tokyo y Washington.  Pero, no hay una situación formal de paz entre las dos Coreas, el acuerdo de Panmunjon firmado en julio de 1953 es tan solo un armisticio; entonces, un objetivo debiera ser  reemplazar ese frágil instrumento por un tratado de paz, poniendo efectivamente fin al estado de guerra.   Dista mucho de estar claro que tal propósito sea compartido  por Kim Jong-Un y su elite gobernante.

Como lo indican recientes planteamientos de China y Rusia, la vía de las sanciones mediante resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está agotada.   Lo mismo vale para contactos bilaterales ente Estados Unidos y China, buscando la intervención del gobierno en Beijing para obtener cambios en la conducta del régimen norcoreano.   El camino pareciera ser reunir a las partes:  las dos Coreas, China, Rusia, Estados Unidos, y Japón, alrededor de una mesa y comenzar a negociar seriamente.   Sumamente difícil, no imposible.

Mientras tanto, algunos científicos han empezado a publicar opiniones desde su singular perspectiva, valga citar dos trabajos recientes, del Profesor John Delury (Northwestern University, USA / Yonsei University, Seúl, Surcorea), y de la Profesora  Virginie Grzelczyk (Aston University, UK / USA).   Foreign Affairs publica en su número vigente una excelente síntesis del exrenso artículo del Profesor Delury en Science Magazine; entre sus advertencias, destaca la vulnerabilidad de los reactores civiles/comerciales en Corea del Sur y Japón, a un ataque con misiles equipados con bombas atómicas tipo Hiroshima.

Por su parte, la Profesora Grzelczyk  escribiendo en Scientific American,   afirma que los científicos norcoreanos han amaestrado el ciclo completo de investigación, desarrollo y construcción de armas nucleares, en consecuencia Corea del Norte es un Estado armado con bombas atómicas de variado poder y, ahora, con armas termonucleares; todavía les falta en miniaturización, también en la construcción de misiles intercontinentales.

Una última consideración.  De lo dicho en Beijing y Moscú, puede inferirse que ambas potencias quisieran evitar ser forzadas a honrar sus garantías militares a Corea del Norte, Vladimir Putin ha sido bastante explícito en este punto. Sin embargo, en la Guerra de Corea de 1949-53, la totalidad de la artillería, blindados ligeros, y tanques del Ejército norcoreano era de fabricación soviética. China, por su parte, puso veinte divisiones en el campo de batalla, impidiendo el avance al norte de los estadounidenses y sus aliados, efectivamente salvando al régimen norcoreano.