¿Hay algo que pueda ser desconocido para los chilenos sobre aquel martes 11 de septiembre de 1973, cuando los militares se tomaron el poder? ¿Existe algo que no sepamos sobre las dramáticas circunstancias que culminaron con la muerte del Presidente Salvador Allende?

A 44 años de aquel día, el Aula Magna de la Universidad Central estaba colmada de público este primer miércoles de septiembre de 2017. Un aplauso cerrado se oyó cuando entró a la ceremonia la Presidenta Michelle Bachelet. Venía a presentar el libro “Mi 11 de Septiembre, 24 Periodistas relatan su Vivencia”, cuyo prólogo ella  misma escribió.

Son las historias de quienes en aquel tiempo eran jóvenes profesionales y que esa mañana vieron desde distintos ángulos cómo se derrumbaba en Chile una de las democracias más sólidas del mundo occidental. En las páginas de este libro aparece el testimonio de Leonardo Cáceres, entonces director de Radio Magallanes, que sacó al aire las últimas palabras del Presidente desde el Palacio de La Moneda, poco antes del bombardeo aéreo que lanzaron los aviones Hawker Hunter.

Verónica Ahumada ejercía sus primeras armas como periodista y se hallaba en el interior del palacio presidencial cuando comenzó el asedio. Recuerda ahora que “el Presidente Allende se despidió de sus hijas, Isabel y Tati. A todas nos besó con gran cariño. A mí me dijo: “Tienes un papel muy importante, asignado ya en la historia de este país. Y tienes la obligación de salvarte”. Entendí que tenía la misión de contar lo sucedido”.

– Ustedes son jóvenes. Ahora deben ponerse a salvo, no sacrificarse ni dejarse avasallar. Ustedes deben contar al mundo lo que está sucediendo aquí  –le respondió el Presidente a Miguel Angel San Martín, director en ese tiempo del departamento de prensa de Radio Corporación. El joven Miguel Angel le había ofrecido a Allende ir con sus colegas y técnicos de la radio a defender La Moneda.

Jorge Andrés Richards, que dirigía el equipo periodístico de Radio Candelaria relata que su emisora se mantuvo en el aire “mientras escuchábamos cómo acallaban a Radio Portales, a Radio Corporación y a Radio Magallanes. Radio Nacional había sido intervenida la noche anterior. En consecuencia, fuimos los últimos en transmitir aquel aciago día 11 de septiembre”, hasta que también fueron silenciados por los militares.

Son relatos en los que se funden la anécdota con la historia en las plumas de Enrique Martini -editor del desaparecido vespertino “Última Hora”-, Gladys Díaz -entonces jefa de prensa de Radio Nacional-, Federico Gana, Jorge Piña, Angélica Beas, Lidia Baltra y otros muchachos de aquel tiempo incluido Sergio Campos, actual voz de Radio Cooperativa, Premio Nacional de Periodismo  y Decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Central.

Sí, la historia se funde con la anécdota. Y por eso la Presidenta  quiso evocar aquellas trágicas horas junto a los autores de estos testimonios. Al intervenir en el Aula Magna, ante un público que aguardaba sus palabras en expectante silencio, la mandataria admitió que el golpe militar de 1973 “es uno de esos acontecimientos que muchas veces creemos agotados. Nos parece que ya conocemos cada detalle”,

“Pero no –agregó la Presidenta- un día tan cargado de historia, de miedo, de dolor, no se agota jamás. Nunca terminará de sorprendernos, nunca terminaremos de saber lo que ocurrió, quién tuvo ese gesto de grandeza secreto, quién traicionó o renegó de sus ideales, cómo se produjo cierto aparente milagro. Y hay muchas historias que todavía quieren ser contadas”.

Por de pronto, en este libro hay 24 historias inéditas, con las experiencias  “in situ” de cada uno de sus autores, rescatadas 44 años después. Relatos que, en palabras del prólogo que escribió Michelle Bachelet,  conforman un texto que “conmueve, porque más allá de cualquier consideración partidista o ideológica, encontramos aquí la vivencia humana de chilenos y chilenas, muchos de ellos muy jóvenes, que nos cuentan qué hicieron ese día, sin dramatizar, sin adjetivar siquiera”.

“Por eso nos importa recordar la intimidad de cada relato; lo aparentemente anecdótico que, con el tiempo, se iría haciendo trascendental”, concluyó la mandataria, hija del general Alberto Bachlet que murió después de ser torturado por sus propios camaradas de armas.